Tipo

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—¿Qué?

Tanjiro inclina una ceja ante lo que Zenitsu le ofrece, un tanto cuidadoso y encogido sobre sí mismo mientras desvía atento su mirada a las puertas de la sala de clases ya vacía.

—Toma. —Insiste, acercándole más la revista donde una mujer de cabello rubio y corto posa en traje de baño mirando casualmente hacia una ventana. Ni siquiera hace falta leer los textos enormes y sugerentes a su alrededor para saber de qué se trata.

Tanjiro solo se limita a negar con la cabeza mientras una mueca de desagrado se forma en su rostro.

—¡Te juro que no la usé! —Zenitsu grita ofendido, y luego volviendo al ambiente casi misterioso que había antes, agrega—: La compré para ti-

—¡No es por eso! —Le dice Tanjiro de vuelta, frunciendo el ceño— ¿Por qué la compraste? ¿Para qué querría eso?

—¿Quieres que lo diga? —pregunta serio. Ambos saben que no, así que ante el silencio tenso que se forma por un par de segundos continúa— El otro día dijiste que nunca tuviste una, ten. —Se inclina sobre su escritorio aún con su cuaderno y la coloca encima—. Es algo un poco anticuado pero-

—Tengo hermanos pequeños en casa, no llevaré algo así. —Tanjiro la desplaza a un costado y mete en su bolso su cuaderno.

—¡Por eso! Es mejor una revista que un AV, es mas fácil de esconder y ver —Zenitsu hace ademanes con sus manos como señalando algo evidente— Te hubiera pasado algo a tu celular, pero tus hermanos lo usan ¿No? Esto es lo mejor que puedes tener.

Pasan por un segundo los peores escenarios, que alguno de los más pequeños la encuentren, o que sea Nezuko y se encargue de hacerle saber lo irresponsable que es. Su ceño se frunce al imaginar cómo Takeo no lo dejaría vivir en paz si fuera él quien lo descubra.

—No quiero una revista-

—Chicos.

Una voz femenina los llama desde la puerta.

—Las clases han terminado. —Shinobu les sonríe asomada desde la entrada—. Por favor salgan del aula para que el señor Urokodaki pueda hacer la limpieza. —Luego fija su mirada directo en su amigo y junto con su sonrisa algo más tensa entrecierra casi exageradamente sus ojos—. Y Zenitsu, vamos al comité, no queremos que se te haga tarde otra vez ¿No?

—Eh, no, lo siento. Ahora voy —tartamudea colgándose su mochila al hombro.

Antes de comenzar a caminar gira su cabeza para con su mirada enfatizar algo en su banco.

—Nos vemos. —Le dice Zenitsu finalmente antes de salir.

Entonces Tanjiro se fija en el banco de su amigo, donde hay una hoja de un examen de química casi reprobado. Mueve la hoja para encontrarse con las piernas descubiertas de la mujer de la revista, y maldice en su mente.

—Kamado. —Ahora es una voz firme y con un matiz de cansancio por la edad la que lo llama desde la puerta—. Sal.

—¡Ah! ¡Sí! —Toma apresurado la revista, asegurándose de cubrirla con el examen a la vista del señor Urokodaki y la mete en su bolso—. Lo siento, adiós. —Pasa apresurado a su lado.




—¿Trajiste los apuntes de biología?

Tanjiro voltea ante la pregunta de Kanao, dejando de lado la tarea de literatura en la que se concentraba. Ella terminó hace poco y debe querer comenzar a revisar la siguiente materia en la que se ofreció a ayudarlo.

—Ah, sí —dice sacando el extremo del lápiz de su boca para luego hacer una seña con su cabeza hacia los pies de la cama de Kanao—, en mi bolso.

Tankana TrashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora