4. UNA VUELTA A LA VERDAD

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- Alena ¿Qué tienes? - Alessia no había dejado de bombardearme con preguntas desde que la había arrastrado fuera del bar. Su cabello aún tenía olor a cerveza y su aroma se veía impregnado de hormonas. Alguien se había divertido con los humanos y no había sido yo.

- Tú confía, calla y escucha. - detuve nuestra caminata y la enfrente - Algo no está bien, algo muy oscuro está acechando a los míos y no quiero involucrarte en el camino.

- Lo mío es tuyo, lo tuyo es mio - la mire incredula - Bueno, lo tuyo es más tuyo que mio, pero sabes que puedes confiar en mi.

- Ale, no es desconfianza. - suspiré - es complicado ¿sí? - la mire esperando que comprendiera.

- Sé que has visto un hada esta noche - la mire de forma sorprendida - No me mires así, tienes polvo de hada en tu cabello, además del olor a algodón de azúcar. Me atrevo a apostar que fue a Serin.

- ¿Es en serio? ¿Tantos olores en este hermoso panorama y tú identificas el maldito olor de Serin como algodón de azúcar? - Le pregunte irónicamente - El hada vino anoche, viajo desde Estados Unidos para comprarme un boleto directo a Oceanum. 

- ¿El pajarito sabe de tu relación con tu padre?  o del hecho que fuiste exiliada. - Un golpe me vino al corazón, nunca le había dicho a Alessia mis raíces o que técnicamente era una princesa  sin corona. Oh Dios! Ale me freiría viva con llamas azules si se enterara por otra persona. 

- Sabe que lo visito cada año - respondí evadiendo su mirada - Lo que técnicamente no es cierto, pero tampoco es falso. Es decir, sé que papá está bien, al igual que mis hermanas. - Suspire - Ale, me encontrare hoy con Serin, dijo que había algo que debía ver antes de partir. - me acerque a ella y tome sus manos entre las mías. 

El tramonto iniciaba a aparecer y las calles ya se veían coloridas, invadidas de la luz matutina, las personas madrugadoras que se encaminaban a comprar, al trabajo. Los estudiantes a sus institutos de aprendizaje. Un día normal como todos, para los demás.

- No te quiero a arrastrar a esto, porque aquello que yo vi anoche no es algo que tu pura alma deba ver. - la mire a los ojos, hoy tenía esa tonalidad verde azulada. - Eres muy pura para que si quiera pueda describírtelo, así que lo mejor sera que regreses con el aquelarre un tiempo. Por lo menos hasta que yo haya investigado más la situación.

- Sabes que detesto las brujas histéricas, además mamá esta muy en contra de nuestra relación. No se fían de ningún ser. - sonrió - aún piensa que te aprovechas de mi para que te tele transporte a cualquier parte. 

- Tu mamá tiene descendencia de ogro. Deberías hacerle la prueba de sangre un día. - con aquel comentario le despegue una risa contagiosa. Era cierto, la señora Dorian nunca me había pasado, ni si quiera con vino, es más, me atrevo a decir que ponía hojas de menta en mi té para envenenarme.

- Alena, lo importante durante estos años en nuestra amistad es mi amor incondicional hacia ti y como confió ciegamente en tus propósitos.  - Llevo mis manos a su rostro y con delicadeza beso los nudillos de mi mano - No me alejes en estos momentos de ti, te veo turbada, tu mirada, tus movimientos, ni si quiera me miras a la cara cuando me dices algo. 

- Ale, no podría arrastrarte al fondo del mar - inicie a objetar pero ella me silencio velozmente con un dedo. 

- ¿Qué es lo que una bruja no podría a hacer? - Inicio a explicar y en su mirada solo pude observar la calma. ¿En serio me estaba planeado llevar a mi mejor amiga a una reunión con papá?

- No conoces a mi padre - le replique quitando cuidadosamente el dedo de mi boca, uy, olor a fresas, mis favoritas.

- Sé que el rey tendrá paciencia al saber que cuide a su hija por más de 8 años. - sé que mi expresión cambio automáticamente, porque Alessia inicio a reírse de forma maníaca y yo era confusión completa ¿Rey?

- ¿Qué? - Respondí 

-  ¿Qué de qué? Vamos Ale, casi una década juntas. - continuo a reírse y emprendió camino en dirección a nuestro apartamento - Lo supe desde el primer día que te vi.

- ¿Cómo? - pregunte siguiéndola.

- Intuición, te ocultabas cada vez que debías llamar a tu hogar. Conocías historias  que no cualquiera podría tener acceso, tu forma de tratar, hasta para peinar el cabello tienes un protocolo por ende supuse que tu educación antes del mundo terrenal había sido estricta. - siguió el sendero hasta llegar al portón y mientras habría la puerta continuo su explicación. - Además, las voces corren, ¿Una princesa fugitiva? Mi mejor amiga en años jamás había regresado a Oceanum y hablas poco, por no decir nada de allá, supuse cuál era el motivo y luego solo espere a que algún día me lo dijeras. 

Estaba petrificada, todos estos años, diciéndole mentiras, ocultándole la raíz de mi sangre. Serin lo había sabido porque conocía a mi padre, la similitud había sido veloz, el unir cabos sueltos y mi repentina atención hacía él para investigar asuntos políticos le había ofrecido la respuesta que buscaba. En ese entonces me limite a decirle que si alguien llegaba a saber donde me encontraba lo encerraría en una jaula con fuego del infierno si alguien se enteraba. 

Pero, ¿Alessia?, ni si quiera había pensado en aquello que pasaría cuando se lo contara, ¿Qué podría hacer ahora que lo sabe? 

Alessia chasqueo sus dedos en frente de mi rostro para traerme de nuevo a la realidad, pero yo tenía mi mente vagando en la primera vez que la vi. Era una niña aún, llevaba casi 2 años pisando tierra, había peleado con mi padre y había decidido que no regresaría a casa nunca más. Su familia me acogió hasta el día en que su papá murió, su mamá me había "ayudado" hasta aquel día nefasto, luego de la ceremonia se notaba el veneno en su mirada y me fui por decisión propia. 

Alessia y yo hemos estado juntas siempre, aún cuando vivíamos separadas mantuvimos contacto hasta que ella pudo venir a mi lado. La mire como quien mira un niño recién nacido y la abrace, la abrace por habérselo ocultado todos estos años  y porqué aún cuando lo sabía, respeto mi privacidad y silencio. 


En la profundidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora