- OMG! Sigo siendo tan sexy como un hada. - Serin no dejaba de sonreír, observaba su cola con curiosidad y realizaba pequeños movimientos mientras intentaba nadar.
- Bueno, por ahora no nos preocuparemos por su respiración - hice un gesto hacia Alessia - ¿Estás bien? - ella asintió con la cabeza y mientras miraba sus manos con tristeza. Me acerque sigilosamente para tomarlas entre las mías - Hey, cuando estemos en tierra volverán. Debes tener hambre, iremos a comer primero de hablar con papá...
No pude terminar de hablar porque alguien sonó la puerta y pidió permiso de pasar. Era una voz que no reconocía y mis sentidos se pusieran alerta. La persona al otro lado insistió y antes de que pudiera responder entro.
Su cola tenía tonalidades fuertes, un violeta con pigmentos negro, hacía contraste tomando en cuenta que su cabello era rubio, a diferencia de cualquier sirena que yo haya visto antes el de ella era hasta los hombros. Ojos de forma almendrada color del cielo se asomaban en un rostro perfilado de tonalidad clara. Era una hermosa criatura.
- Disculpa por entrar sin esperar respuesta, pero el rey dijo que era urgente. - Explico ella ante la momentánea invasión.
- Sí, él suele ser así. - Su mirada iba y venía de una persona a la otra y me sentía intimidada. Alessia fue la primera en hablar
- Dile al rey que llegaremos en unos minutos. - le ofreció una sonrisa genuina que ella respondió. Su cabeza se inclino un poco y un ligero Princeps salio de su boca para luego retirarse.
- Vaya, ¿A caso no tienen privacidad? - pregunto irónicamente Adam.
- Menos mal has hablado, juraba que estabas muerto o habías sido transformado en una estatua. - Adam sonrió con mi comentario. Se veía como un tritón, pero su alma seguía siendo humana y su sonrisa tenía ese toque coqueto que los mundanos utilizaban cada vez que querían conquistar.
- Bueno, ¿y ahora? - Serin hablo desde la otra punta de la habitación, había estado probando a nadar, aún no tenía la gracia de cuando volaba, pero se sabía defender.
- Ahora, deben comer. - explique - La transformación durara hasta que estemos aquí. Todos pagaron una garantía por el poder de tener cola Alessia perdió su magia, Serin sus alas. - mire a Adam dudosa - Verdaderamente no sé que hayas dado tú en garantía pero aquello regresara cuando tu devuelvas la cola al mar.
- ¿Esto no es catalogado como Oscurus? - pregunto Ale.
- No - la mire con atención - Sé que estas preocupada. - me acerque para tomar su mentón y alzarlo - Ahora, confía tú en mi. - Sus ojos deducían mi cara, esperando encontrar rastro de cualquier emoción pero estaba neutra. Se cuanto a una bruja le puede asustar sentirse indefensa. Utilice sus mismas palabras para que se fiara de mi y luego le explique - Las personas que utilizan oscurus buscan solo la maldad. Lo que esta bruja hizo fue mezclar ambas fuerzas. El mal acepta ceder algo al bien, pero mantiene consigo cualquier cosa a cambio. Ya sabes, en caso de que no tu no lo quieras devolver.
- Bueno, ¿Quién tiene hambre? - habló Adam llamando la atención de todos.
El momento de tensión había pasado por ahora, todos sonreímos. Si no tuviéramos un maníaco dejando cadáveres por todo el pueblo sería genial. Había extrañado casa, a mis hermanas y aunque no lo admitiera a papá.
Hice un gesto con la cola apuntando la salida de la habitación - Primero los caballeros, el comedor está cerca, giran a izquierda al finalizar el corredor y luego entran en la primera puerta. Si encuentran una sirena con cabellos dorados le dicen que Nei está aquí. - le di un ligero beso en la frente a Alessia y luego los deje para salir en busca de mi habitación.
El palacio era lo suficientemente grande para que ninguno que no hubiera crecido aquí pudiera salir ileso, habían recamaras encantadas que viendo tus intenciones activarían trampas mortales, y luego estaban las nuestras que estaba ocultas por magia blanca para que ninguno pudiera encontrarla.
Con mucho cuidado tome el peine que reposaba en mi cabello, el peine de una sirena más allá de ser un arma, era tu llave, algunos lo asociaban con tu corazón. El alma que no tienes. Conté con prisa las estatuas que mamá alguna vez había colocado para que no me perdiera, llegando al caballo de mar me detuve, un pequeño agujero a forma de corazón se asomaba en la parte superior de su cabeza. Tome mi peine y observe la pequeña piedra roja a forma de corazón y luego la encastre. Se supone que sin esto ninguno podría haber entrado a mi habitación.
Y no me equivoco, la pared de mármol se abrió con velocidad, dando pasó a una recamara rosa con estrellas en el firmamento. Mi habitación estaba como la había dejado, sabanas por el piso, cajones abiertos, un armario hecho desastre. Todo sin una pizca de polvo, que eficiente que es la magia.
Me acerque con delicadeza a mi mesa de noche. - Aperi deus absconsa tua - Un pequeño cajón se abrió de la parte inferior. No era profundo, era perfecto para esconder una pequeña caja de color rosa. La tome y luego metí a puesto el pequeño secreto.
El área estaba invadida por el olor de mi mamá, lavanda, dulce lavanda. La vida era más fácil cuando ella estaba aquí, papá era menos rey y más padre mientras que en casa siempre había felicidad. Tiempos de gozo y fiesta hasta su partida.
Abrí la pequeña caja y dentro encontré el collar favorito de mamá. Adoraba el azul, su cola siempre se mantenía en combinaciones de este para hacer juego con la piedra en forma de corazón que adornaba la cadena de plata. Una lagrima rodó por mi mejilla, la última vez que la vi fue en su cama, moribunda. Una enfermedad que ataco su organismo, la consumió poco a poco hasta que un día no se levanto más.
Tome la delgada tira entre mis dedos y luego tire para sacarla de su encierro. Algo resbalo cuando estuvo todo fuera, así que coloque la cadena en mi cuello para observar aquello que cayó. Era un papel de loto, hecho a propósito para resistir el agua. Algunas cosas viviendo aquí no tienen sentido, fuego, papeles, comida y luego la cola, sin embargo, son cosas posibles.
El papel encantando se abrió al tacto y como si estuviera poseído se alzo a la vista. ¿Qué diablos? En letras rojas como la sangre alguien había escrito con caligrafía decente.
Te contare una historia pequeña Princeps. Un lejano reino en las manos del mal cayó. Todo su pueblo se veía encadenado a manos de una reina cruel que los utilizaba a su parecer.
El imponente rey, de un ataque al corazón murió y sus frágiles hijas ante la pena cedieron quedando débiles y fáciles de quitar del juego. La mayor, aquella que más me interesaba será la primera que ofreceré como sacrificio para que crezca con velocidad mi magia.
¿Cómo? Es imposible que alguien no real entre por esas puertas sin haber sido quemado y portado al infierno. Es ya muy difícil encontrar la habitación, por aquello que se es más que complicado abrir la puerta sin la piedra, posible si, mamá lo había hecho en pocas ocasiones y aun así fuera, ¿como sabrían del pequeño caseto?. No se lo había dicho a nadie más que a Norein, y ella me adoraba como para hacerme esto, era más que una fea broma, era una amenaza, un atentado. ¿Qué está sucediendo?
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En la profundidad
FantastikDurante siglos, los seres mitológicos han mantenido un equilibrio basado en que ninguno se meterá en la vida del otro y así se lograría reforzar una paz entre varios mundos. Sirenas, hechiceros, hadas, hombres lobos, duendes, y un sin numero de cri...