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- Por favor, Tomioka-San - La pilar del amor estaba casi rogando a Giyū para que este se dejara maquillar. Shinazugawa y Kochō solo miraban esperando una respuesta.
El azabache suspiró, un "Está bien" salió de sus labios. Una enorme sonrisa adorno el rostro de Mitsuri al igual que el de Shinobu, solo que la de esta última era más moderada.
Ambas chicas comenzaron a maquillar a Tomioka como si este fuera toda una Oiran. Sujetaron su cabello para que no estorbara; aplicaron algunos polvos para aclarar aún más su piel; pusieron sombras rojas en sus párpados; añadieron delineador negro combinándolo con otros tonos de rojo y rosa; pintaron sus labios de un rojo intenso que exigía atención a kilómetros; y un montón de cosas más que ni Tomioka ni Shinazugawa (ni yo) habían entendido.
- ¡Listo! - Dijo, o intentó decir, Kanroji con un pincel que habían utilizado para maquillar al pilar del agua en su boca.
- Ara ara, Tomioka-San, nadie podría reconocerte así - Opinó Kochō - Tú qué opinas, Shinazugawa-San? -
Sanemi se quedó callado algunos segundos, pensando en que palabras usar. - Se ve... Bien -
- ¿Ah? ¿No te gusto, Shinazugawa-San? - La pelirrosa habló dirigiendo la mirada al albino al mismo tiempo que llevaba sus manos a su boca
- No! No es eso... Es solo, que no me acostumbro -
- Oh, ya veo - Shinobu respondió - Iré por más té, ¿Me acompañas, Mitsuri-Chan? -
- ¡Claro, Shinobu-Chan! -
Ambas chicas salieron de la habitación en busca de más té, dejando solos a Giyū y a Sanemi.
La pilar del amor veía entre sorprendida y feliz al pilar del viento, mientras que la pilar del insecto sonreía y reía levemente mientras negaba con la cabeza
- ¿Pasa algo? - Sanemi arqueó una ceja
- Tienes el labial de Tomioka... En la mejilla - Shinobu señaló su propio rostro, refiriéndose a que el contrario tenía un manchón rojo algo borroso. El chico paso su muñeca por el lugar indicado para quitar el maquillaje que ni sabía que tenía. Al confirmar lo que le habían dicho su rostro se enrojeció, haciendo competencia con el labial.
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