Capítulo 3

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Capitulo 3

   La mitad de los hombres que formaban parte del ejército del rey Bernard Wellesley, fallecieron en batalla. Muchos de estos, hombres que les habían servido fielmente por muchos años, por lo que aquel hombre se sentía inquieto y aturdido. Sí existía un traidor, este pagaría con su vida todo aquello.

_ Huyeron como cobardes… No sé esperaban nuestro ataque de sorpresa. Hubieses visto sus rostros, tío. Era indescriptible… Y en vano lucharon con nosotros. Ahora volveremos a luchar dentro de quince días. Solo que en esta ocasión lo haremos por el sureste. Por las costas que unen nuestros reinos. La gran parte del ejército lo hará por allí, mientras el otro nuevamente les hará creer al ejército del rey Wellesley que atacaremos una vez más por el suroeste. No se esperaran de nosotros este ataque…

_ ¡Es un excelente plan, sobrino!

_ Y lo será aún más cuando capturemos al rey Wellesley y a su familia. Ellos pagaran la muerte de mi padre…

_ Lo harán… Claro que lo harán…

   Una mirada llena de rencor y odio se dibujó en los ojos de Ronan. Nada podía detenerlo en aquella venganza que corría en sus venas. Era una sed que solo saciaría cuando cada uno de los integrantes estuviese en sus manos.

   Lejos de allí, Eileen se sentía atrapada en una pesadilla que aún le seguía desde su niñez, como una vieja amiga. Una pesadilla aterradora que simplemente se ocupaba en inquietar todo su ser. Escuchaba mucho ruido y todavía no era de noche, pero cuando intentaba ver los rostros de quienes estaban junto a ella, sus rostros se desvanecían.

_ Princesa Eileen, estará bien… La llevare a salvo a su hogar._ le decía alguien al tomarla en sus brazos.

   En aquella pesadilla aún seguía siendo aquella pequeña niña de cinco años. Aquella niña que había perdido parte de sus recuerdos, sin saber que no tan solo era una simple pesadilla.

  A veces el pasado podía pintarse así, cuando había sido algo traumatico.

    ¿Quién era aquel hombre? ¿De qué le rescataba?

    El carruaje donde ella se encontraba, había empezado a arder por el fuego, mientras una lucha se formaba en aquel lugar.

    Aquel hombre había corrido lo más fuerte que había podido. Eileen lloraba asustada, pero sentía confianza. Sentía que aquel hombre le llevaría salva a su hogar. Sin embargo, a pesar de su precaución, alguien los interceptó antes de huir por la colina que daba al río. Aquella pequeña niña lloraba y gritaba aterrada, llena de miedo al verlo. Aquel hombre que había aparecido en la oscuridad alzó su espada e hirió en uno de sus brazos a quien estaba ayudándola, haciéndoles sentir que no habría escapatoria para ambos.

_ No arruinaras mis planes…_ le decía aquel hombre a quien tenía a aquella pequeña niña en sus brazos.

_ Déjala ir… Ella es inocente…_ le decía en un tono que pedía piedad para aquella niña, mientras la sangre corría por su cuerpo herido. A su vez que la soltaba y buscaba su daga que se encontraba oculta en su costado izquierdo_ Huye princesa… ¡Huye!_ expresó cuando se abalanzó a aquel hombre, luchando con las pocas fuerzas que todavía le quedaban_. ¡No te preocupes por mí!...

   Eileen se levantó de aquel suelo. Aún temblando por causa del miedo. Corrió hacia la colina, sin embargo, sin querer, de pronto resbaló cayendo al río.

   Aquel había sido el final de su pesadilla, cuando ella despertó asustada y temblando, sintiendo todo aquello tan real. ¿Por qué aún le seguía aturdiendo aquella pesadilla? ¿Acaso era parte de un recuerdo que se mantenía solo allí? ¿Acaso era parte de ese pasado que seguía siendo una sombra y nublaba a su mente?

   No lo sabía.

   No obstante, de algo estaba segura. Aquellos ojos azules de aquel hombre que le había salvado y había arriesgado su vida por ella, eran muy parecidos a los de aquel joven que le había rescatado en el río.

    ¿O acaso era solo casualidad?

    La vida tenía aún respuestas ocultas. 

En Medio del Amor Y El Deber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora