Capítulo 14

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Capitulo 14


Allí se encontraba Eileen, en medio de todo aquello, siendo separada de aquellos dos hombres que le amaban. Lord Gerald McGregor al llegar a sus tierras dio la orden de cerrarlos en una especie de calabozo. Mientras que a ella la había llevarlo en contra de su voluntad, a su hogar. Aquel hombre había planeado algo que no pensaba que se le escapara de las manos.



—Si quieres que tenga piedad con ellos y no los mande a matar el día hoy...O después de este día. Tendrás que casarte conmigo... Convertirte el día de hoy en mi esposa. Antes de que la noche termine.



Eileen lo miró con el corazón destrozado. Estaba en sus manos y no tenía la opción de rehusarse. Aunque sabía que vivir con aquel hombre sería peor que un castigo. Sintiendo nauseas.



— ¿Me ha entendido? ¿O debo explicarme mejor?— expresó con un tono mordaz.

— Ha sido suficientemente claro... Lo haré si en verdad me promete que no les hará nada.

—Por supuesto..._ dijo al rozar la mejilla derecha de Eileen. Celebrando, en su silencio, que pronto sería su dueño_. Cumpliré con mis palabras si usted acepta mis condiciones.



Aquel día, por ironía de la vida, Eileen había buscado la manera de huir de un matrimonio. Y ahora se encontrado envuelto en otro. Uno, donde su esposo no sería el hombre que amaba.



Pronto fue escoltada en aquella habitación que había sido preparada para ella. Allí estaba una doncella que estaría a sus ordenes, mientras afuera de esa habitación estaría uno de los hombres del primo lejano de su padre, quien estaría custodiando aquel lugar.



_ Déjame sola... Te llamare cuando este lista para vestirme._ le expresó a aquella doncella, mientras contenía el deseo de querer llorar.



Cuando aquella doncella salió, Eileen se dejó caer en aquella cama. No podía ya contener aquellas lágrimas que le llenaban de impotencia.



Muchas veces, pensó que tenía la oportunidad de ser feliz, de una u otra manera. Con Shane, antes de cruzar mi vida con la de Ronan. Y después al conocerlo, había comprendido que su verdadera felicidad era con él. Pero al igual como los granos de arena, esa oportunidad se le escapaba a través de los dedos. Perdiendo aquella oportunidad que Dios había puesto en sus manos.



—¿Dónde está mi hermana?_ preguntó Declan al no encontrarla en su habitación.



Beatrice se encontraba allí, sin saber qué decir. El miedo y la incertidumbre de saber en dónde podía encontrarse Eileen, desgarraba de preocupación su alma.



—¿Su hermana?

—Sí, mi hermana...

—Su excelencia.



¿Cómo podía empezar a decirle todo aquello que le había dicho la prima más pequeña de Shane aquella mañana?


—Se la han llevado unos hombres junto a Shane y un caballero rubio. Está mañana..— dijo aquella joven dama, al acercarse a ellos, al salir de su escondiste.

—Kathryn... ¿Qué haces aquí? ¿Qué es lo que dices?

— Mi primo y su hermana fueron obligados en contra de su voluntad a seguir a aquellos hombres... Se los llevaron con amenazas...

—¿Cómo puedes estar tan segura?— expresó Declan al colocarse al frente de ella.

—Yo seguí a mi primo, después de verlo sorprendido al ver a Eileen salir a escondida de este castillo. Yo lo había seguido a escondida por curiosa... Y no lo obedecí cuando me descubrió y me pidió que regresara a casa y que me fuera a dormir por lo temprano que era. Espere a que él se mantuviera algo alejado y así no se percatase de que iba detrás de él. Hasta detenerme algo distante, cuando vi a Lord Gerald McGregor. El primo lejano del rey. Ese hombre y los que los acompañaban, se llevo a mi primo y a la princesa junto a aquel caballero rubio que jamás había visto antes.

—¿Me intestas decir que el primo lejano de mi padre fue quien los secuestro?

—Sí, príncipe Declan... Y vine a este lugar por ayuda al no saber a quién más recurrir. Sabía que nadie me creería si decía lo que había visto con mis ojos. Por eso recurrí a Beatrice... Ella si me cree...Incluso sospecha quién pueda ser el caballero que no reconocí.


Beatrice, después que Kathryn contó todo lo que había visto, empezó a contar todo lo que sabía. Incluyendo la manera en que Eileen se había enamorado de aquel hombre. De su enemigo. Aunque todo aquello fuese una sentencia de muerte para ella misma. Guardar en secreto todo aquello solo tenía un significado: Traición.


Todo lo que siempre había querido Eileen ahora se escapaba de sus manos. Y ahora simplemente le hacía conocer el sin sabor de encontrarse sola. Todo lo que empezó con Ronan. Todo lo que siempre había necesitado. Lo había tenido en sus brazos cuando había sentido que había una oportunidad que ya no los separaría, cuando supe que su reino era tan inocente como el suyo.

Ahora todo aquello había acabado y acababa completamente con ella, al saber que no había otra salida, sino aquella de convertirse en la esposa de Lord Gerald McGregor. Y ahora caía en un inmenso abismo sin salida.


—Princesa, ha llegado el momento. Lord Gerald McGregor me ha pedido que venga a ayudarla a vestir. La esperara en la capilla de su castillo.— dijo la doncella al entrar nuevamente en aquella habitación. En sus manos estaba lo que sería su vestido de novia—. Mi amo le ha enviado esto.

— Dios se apiade de mi vida y... suavice el corazón de Lord Gerald McGregor. Y así éste cumpla con sus palabras.— dijo al tomar aquel vestido en sus manos. Ignorando lo que pasaba en su reino y en el calabozo en donde se encontraban Ronan y Shane.

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