Capítulo 4

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Capítulo 4

   En esa mitad del siglo XIV, en la baja edad medía. El reino del rey Wellesley y el de aquel rey Strongbow envolvió a dos inocentes en aquel odio que sucesos del pasado habían causado. Y los cuales la joven Eileen desconocía por decisión de su padre. Como si intentase alejarla de algo doloroso o protegerle de algo. Dividiendo a pueblos amigos que ahora se veían como enemigos. Marcando a cualquiera, haciéndoles entender que aquel odio era más que un deber, sino la lealtad a lo que eran.

   Debido a esto, ¿Podría brillar, para bien o para mal, algún otro sentimiento que no fuese odio, a pesar de que este prevaleciera y corriera como sangre por las venas?

   Era un asunto que siempre inquietaba a Eileen, encontrándose con una triste respuesta: Tal vez no… Cuando solo uno era el que estuviese dispuesto a cambiar el rumbo de la historia que unía a ambos pueblos. Pero sí… Si se tenía el apoyo del otro para derrumbar las barreras y quitar el vendaje que había cegado a muchos, por mucho tiempo.

   Y lo único que dejaba eran los sin sabores que a veces se aprende a través de la vida, mientras las lágrimas bañan sus ojos.

   En aquel segundo ataque al pueblo de Eileen. Su hermano, sin aún pensar bien que era lo que hacía, decidió hacer el mismo plan de ataque que el del ejército de rey Strongbow, quien era comandado por Ronan. Envió dos grupos, uno al sureste y otro por el suroeste. No eran muchos hombres, pero si eran los mejores. Y esta vez pelearían sin consideración alguna.

   Y así se realizo. Las espadas y las lanzas se vieron en aquel lugar. Mientras caían en aquel lugar de batalla. Y al fin, por casualidad de la vida, su hermano y aquel hombre que le había salvado, se vieron las caras por primera vez. Lucharon entre sí, como hombres de guerras. Sin imaginar lo que el futuro les reservaba a ambos. De pronto dos hombres más se metieron en aquella batalla, separándolos en su lucha. Declan, al igual que Ronan, odiaron esa interrupción. Habían tenido la oportunidad de encontrar con sus manos la caída de su principal enemigo.

_ ¿Qué te sucede, Eileen?_ le preguntó Beatrice al verla detenerse de un golpe en la terraza cercana al jardín del castillo. Mientras colocaba su mano derecha en el corazón_. Te has puesto pálida de repente…

_ Sentí… Sentí… no sé… Ha sido tan extraño…_ decía aún confundida, sin entender lo que le ocurría_. Sentí como si una parte de mí se arrancara de repente de mí… Sentí como si me robaran el aire…

_ ¿Quieres que les avise a tu padre?_ le preguntó preocupada.

_ No… No te preocupes… No es necesario asustar a nadie. Ya se me esta pasando… Debe ser a causa de la incertidumbre de esta guerra que se lleva tan lejos… Debe ser que me preocupo por Declan y por Shane…

_ ¿Estás segura?

_ Sí… No hay nada de que preocuparse…

    En otro lugar…

_ ¡Han herido a Ronan!_ le decía uno de sus hombres a Brandon, mientras otro a lo lejos lo sacaba del medio de la batalla.

_ ¡Vayan con él y sáquenlo de aquí!... ¡Vayan, es una orden!_ gritó preocupado por su amigo, mientras él se disponía a continuar con aquella batalla.

  Dos hombres sacaron a Ronan del medio de aquella batalla. Aun cuando uno de ellos cayó, cuando Shane intentó impedir la huida del sucesor del rey enemigo. Escapándosele esa oportunidad de las manos.

  A la final solo fue uno quien logró sacar a Ronan de aquel lugar. Llevándolo lo más lejos que pudo, aunque no a los limites de su reino. Él se encontraba muy mal herido, y ese largo viaje lo mataría como no lo hizo aquella herida que estaba en su costado izquierdo.

  Llegaron a una casa algo abandonada cerca de una de las colinas que daba al mar. Nadie sospecharía de aquel lugar, por lo que después de acomodarlo allí, y ver la herida, Ronan le pidió que lo dejara allí. Que él estaría bien. Curaría por si solo de su herida… No quería que algo impidiera hacerle saber a su tío que él aún seguía vivo. Y que se mantendría oculto allí, hasta que su herida sanara por completo.

_ ¡Ve y dale ese informe a mi tío!... No te preocupes por mí. Estaré bien…

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