Francia

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- Señor, ¿Cómo se siente? - me preguntó una joven doctora al frente.

- ¿Señor? - pregunté ofendido.

Lo que inmediatamente se vino a mí cabeza después fue una confusión enorme en tiempo y espacio, no recordaba con exactitud lo que había sucedido.

- Señor, lo recibimos el día de ayer por ambulancia, usted estaba combativo y probablemente delirando. Tal vez tuvo un ataque psicótico secundario a esto. - la mujer tomó mi brazo y me mostró una mordedura de araña.

- ¿Eso sucedió? - pregunté. - Entonces... entonces la araña era una especia de vínculo. - dije para mi mismo.

- Su médico estará aquí en unos instantes.

La mujer estaba a punto de irse pero la detuve. - Disculpe...

- ¿Si?

- ¿Qué fecha es? - pregunté.

La mujer me sonrió y luego agregó. - Su médico estará aquí en unos instantes

La mujer se fue y estuve mirando el techo desde mi camilla, luego miré el pizarrón al lado de mi cama con la siguiente descripción. "Paciente desconocido número 052 / fecha 07/07/95"

Me levanté de golpe tocando mi cabeza asustando al paciente que se encontraba hospitalizado a mi derecha.

- No, no, no, no. - decía en susurros. - No, no, no, no.

El hombre mayor hospitalizado a mi lado me miraba con cierta preocupación pero su mirada era pacífica.

- ¿Estas bien? - me preguntó el hombre.

Yo lo ignoré y comencé a quitar las cintas adhesivas que fijaban el venoset en mi brazo izquierdo.

- Será mejor que no hagas eso, luego ellos van a amarrarte. - dijo con una voz completamente pacífica.

Yo continúe ignorandolo mientras continuaba quitando las cintas.

- Tienes que cerrar el venoset primero, luego derramarás tu propia sangre sobre ti mismo. - me sugirió.

Lo miré, y él me miraba con una sonrisa. Luego señaló su propio venoset. - Este.

Busqué mi propio venoset y lo tomé.

- Tienes que girarlo. - dijo el hombre al ver que yo estaba teniendo dificultades. - Oye... - el hombre se incorporó en su camilla para mirar el pizarrón al lado de mi camilla. - Paciente número 052, ¿Te parece si continuamos más tarde con el escape?- dijo señalandome a la puerta.

Un hombre de apariencia gorda vistiendo una bata entró al cuarto.

- Buen dia. Me llamaron diciéndome que había despertado, señor.

- Y dale con llamarme señor. - volteé mis ojos.

El paciente a mi lado soltó una pequeña risa.

- Soy su psiquiatra.

Entonces su voz me pareció conocida, y lo miré con atención por pirmera vez. Sus mejillas rosadas, sus gafas, su pelo un poco más oscuro, una apariencia más juvenil, pero era él. Era mi psiquiatra, mi psiquiatra del futuro.

Abrí mi boca con emoción al mirarlo.

- ¡Yo lo conozco!

Mi cabeza comenzó a trabajar a mil por hora. Si ese hombre era mi psiquiatra y luego en el futuro lo fue también, eso quería decir que el maldito siempre supo que él y yo ya nos conocíamos. ¡Pero jamás me dijo nada! Estaba demasiado impactado.

La Fruta más Dulce - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora