Capítulo 3

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Tenía una fuerte punzada en mi estómago, moría de hambre y había un silencio que me daba mucha paz.



Comencé a abrir mis ojos lentamente, una figura de un hombre asiático estaba posado frente a mí observándome con curiosidad. Estaba demasiado cansado como para tomarle importancia. Hasta que lo hice. Confundido abrí los ojos rápidamente, el hombre había desaparecido. No podía recordar nada de lo que me había pasado, ni siquiera recordaba quién era.



Me senté en la cama en la que dormía y tallé mis ojos, me estiré un poco y miré la habitación. Había una fotografía en la pared de un chico tierno, con una canasta de frutas en sus manos, sonreía y sus ojos desaparecían cuando lo hacía.



Miré unos muebles pequeños y un armario, algo descuidados, había zapatos en un rincón. Un cesto de ropa, una ventana con la cortina abierta la cual dejaba entrar los rayos del sol.



A lo lejos me llegaba un olor, tenía mucha hambre. Salí de la habitación caminando por aquella casa por primera vez. Había fotografías de la familia en el pasillo. Un hombre y una mujer de piel morena, se veían agradables y sonrientes; un chico pequeño con ojos rasgados, sin ningún parecido a aquella familia; y otro chico al lado un poco más alto que el anterior, con ojos rasgados también.



Otra foto de los dos asiáticos que miré en la primer fotografía, estaban sentados juntos y se veían más jóvenes que en la fotografía anterior. Tal vez uno de ellos ni siquiera caminaba aún.



Seguí mirando las fotografías mientras caminaba lentamente; una fotografía de uno de los chicos con ropa escolar y un diploma.



Dejé las fotografías atrás mientras me adentraba en otra habitación de la casa. Entré a una habitación en donde se encontraban las personas de las fotografías anteriores pero un poco mayores... O tal vez lo suficiente como para tardar en reconocerlos.



La habitación era una cocina, con paredes color amarillo, una mesa al centro redonda, los dos jóvenes de las fotografías anteriores sentados en la mesa, y los supuestos padres estaban preparando comida.



El menor de todos me miró, abrió los ojos grandes y tragó rápido la comida que tenía en la boca para decir:



-Mamá, papá, despertó mi amigo.



Estaba confundido y tenía muchas preguntas. Apenas y me moví. Los padres me miraron y como si ya me hubieran visto de antes saludaron.



-¿Cómo dormiste? -dijo el hombre con una expresión de amabilidad en su rostro; por otro lado, el mayor de los chicos me miraba con una expresión de seriedad y frialdad.



-En realidad, no recuerdo ni siquiera eso -dije sincero.



-Jungkook nos contó sobre ti, nos dijo que robaron tu equipaje en el tren y perdiste mucho dinero, es una pena -dijo la mujer-. Espero puedas contactar con tu familia pronto, debes estar preocupado.



Estaba ahora más confundido que antes.



-Yo... -dije con la boca seca-. Yo... No recuerdo nada.



-Ahora sé que no es bueno dormir en el tren -dijo Jungkook aliviando un poco la tensión.



-Taehyung, ellos son mis padres -dijo Jungkook señalándolos-. Ellos ya saben sobre ti, les conté lo que sucedió ayer. Y él es mi hermano -dijo ahora señalando al hombre sentado junto a él en la mesa, quien solo me miraba.



-No me siento bien, puedo... Me disculpan, quiero un momento solo -dije mirando al suelo mientras me retiraba rápidamente a la habitación de la que había salido.



Entré en la habitación y cerré la puerta, miré por la ventana. Necesitaba alguna pista, algo que me hiciera recordar qué estaba sucediendo.



Alguien tocó a la puerta.



-¿Está todo bien? -preguntaron mientras se abría la puerta lentamente. Era el menor. Me inspiraba confianza; sinceramente, de todos esperaba que fuera él.



-Hola -dije mirando al suelo, apenado por mi situación. El chico caminó hasta mí y se sentó a mi lado. Me miró con sus ojos oscuros y brillantes, sin decir nada, pero invitándome a contarle qué me pasaba.



-Nada -dije tímidamente evitando su mirada. Pero su mirada permaneció, él en verdad era... Lindo. Y a pesar de la situación me sentía confortable con la vibra que transmitía. Miré fijamente al suelo, tratando de escapar de lo incómodo de mi situación.



-Hey -dijo de nuevo él-. Está bien -dijo, y después colocó su mano en mi hombro.



Tomando algo de valor, lo miré, y dije muy en silencio:



-No puedo recordar nada. -Él me miraba con tranquilidad ante mi apertura-. No puedo recordar qué ha pasado con mi vida, no recuerdo ni siquiera mi propio nombre, no recuerdo mi rostro y temo mirarme al espejo -dije acelerando la velocidad de mis palabras; lo que se traducía en una gran ansiedad.



Avergonzado aparté la mirada.



-No puedo recordarte ni siquiera a ti -dije con tristeza. ¿Te molesta si lloro? -pedí.



El chico sonrió pero sin cambiar la mirada en sus ojos.



-Hazlo -dijo él.



Como si hubiera esperado a que me diera permiso, comenzaron a salir lágrimas de mis ojos; los cerré y cubrí mi rostro con mis manos.

Él me tomó del hombro y me pegó a su pecho, al hacerlo comencé a sollozar muy prudente. Me llegó un olor nada imaginable en él, era un olor a pastelito.



-¿Puedo decirte algo? -interrumpió él, y sin esperar mi respuesta agregó-: Si puedes sentir tristeza, es porque anhelas recordar algo que está dentro de ti, y sabes muy en el fondo qué es, por eso sientes tristeza. No todo está perdido.



Sus palabras me hacían tener un poco de ilusión frente a la tortura de mis pensamientos.



-Creo que tendré que presentarme de nuevo, tal vez puedas recordar mejor a corto plazo que a largo plazo -dijo él-. Soy Jeon Jungkook.



-Jungkook -repetí después de secarme las lágrimas-. Pero ¿quién soy yo?



-Te llamas Kim Taehyung -dijo y esperó a ver mi reacción.



-No puedo recordar nada -dije desesperanzado.



-Eres Coreano, tus abuelos viven aquí en Italia... Bueno, no puedo decir mucho más sobre ti. Me dijiste ayer que eras Francés, pero no tienes un pasaporte Francés. Y tu aspecto tampoco es Francés -rió él.



-Y tú y yo... ¿Qué somos? -pregunté.



Jungkook me miró y luego apartó la mirada, suspiró levantando las cejas.



-Desconocidos -dijo sonriendo.

La Fruta más Dulce - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora