Capítulo 2

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-Anderson- gritaba el profesor desde su escritorio, su voz era tan idéntica a la de un conductor de televisión que a todos nos provocó unas cuantas risillas.

-¡Aquí estoy!- pude gritar desde las sillas de atrás.

La primera de la lista de asistencia.

Pfff.

Hasta ahora todo iba bien, muchas chicas eran muy lindas conmigo, entre ellas estaba Lena Wilson quien no paraba de hablar de teen Wolf y de lo guapo que era Scott.

Bla, bla, bla.

-¿Acaso no es como un dios griego?- susurraba para no llamar la atención del profesor.

-Jamás he visto la serie- Admití también en susurros. Cosa que no funcionó ya que me llamaron la atención.

Varios chicos dieron un giro de 90 grados solo para verme, ya los imaginaba como la chica del exorcista. Las comisuras de mis labios se levantaron esbozando una ligera sonrisa.

Por un momento me sentí estúpida riéndome sola, pero luego recordé que la mayoría de las personas lo hacían.

-Powell- el profesor seguía pasando asistencia.

-Solo dígame Evan- alcancé a escuchar al otro lado del salón, era una voz tan profunda  e interesante que quisieras oírla a cada momento de tu vida.

Tenía que verlo, saber quién era el chico de la voz que a mis oídos les parecía hermosa. Ahora odiaba a todos los que se interponían entre él y yo, me sentía como en Romeo y Julieta solo que menos dramático.

-Es verdaderamente guapo y sexy- replicaba Lena ya en hora de receso, comía una bolsa de frituras. -Scott es…- Hizo un gesto de gusto.

-Si claro- respondí en un tono sarcástico.- dejemos de hablar de eso- le di una mordida a mi sándwich de huevo.

Sentí la necesidad de ver atrás de mí, lo cual fue algo inútil ya que solo había unos cuantos chicos jugando  voleibol, otros más coqueteando y pues chicas maquillándose, viéndose al espejo. ¿Qué más se puede decir de las chicas?

En ellas solo veía las típicas seguidoras de los estereotipos de modelos famosas, era tonto pretender ser así porque nunca llegarían a serlo. Yo me conformaba con ser la chica simpática, histérica, malhumorada (cuando era necesario) y, con una vida “normal”.

-¿Qué piensas?- dijo Lena notando la ausencia de mi mente.

-Eh, nada- negué con mi cabeza.

-¿Quieres acompañarme al salón?- preguntó.

Asentí.

Comenzamos a caminar, una chica pasó a mi lado golpeando mi hombro.

¡Auch! Me quejé.

-Ni siquiera dijo lo siento-  Lena lanzó una mirada fulminante sacando su dedo medio. –Perra subdesarrollada de dos patas.- murmuró.

-Vamos, no quiero tener problemas-

Llegamos al salón encontrando a muchos de nuestros compañeros conversando sobre los nuevos videojuegos y lo emocionante que estaban.

Luego allá al fondo, 4 chicos hablaban pero no lograba escuchar lo que decían. Uno de ellos estaba un poco robusto y le comenzaba a salir bigote, otro tenía pelo castaño y cejas muy pobladas por lo que alcancé a ver, el tercer chico llevaba una sudadera de Nirvana y el cuarto chico estaba de espaldas así que no noté mucho de él, solo su pelo negro alborotado.

Lena se dirigió a su banca metiendo a su mochila su celular.

“No tengo planes de eso”

Escuché esa voz que unas horas atrás me había tentado a escucharla más. Era ese  chico al que no lograba ver.

Demonios.

Date la vuelta, date la vuelta, date la vuelta.

Rogaba para ver su rostro. Pero eso nunca sucedió así que me resigné.

La campana sonó y todos comenzaron a entrar. Luego de unos minutos la fatídica clase de ciencias sociales comenzó. El resto de la mañana fueron clases, clases y más clases.

Al sonar el ultimó timbre salimos y quedamos frente al instituto.

-Nos vemos mañana nueva amiga- Lena me abrazó. -espero poder llamarte amiga por un largo rato y si no es así vete al diablo-

-Así será- No pude contener la risa. –pero dime Megan-

-Hasta mañana Megan- se despidió.

Caminé hasta la parada de autobús, llegando el primero me subí sin más pensar, como siempre me acomodé mis auriculares esta vez escuchaba 5SOS.

Llegué a mi casa demasiado cansada, mi madre estaba recogiendo a Clementine del jardín de niños.

-Hola Louis insecto Anderson.- saludé  mi hermano que ya había llegado de la primaria.

-¿Qué tal? Megan bruja Anderson.-

¿Qué cariñosos verdad? Jajaja.

Me di un baño con agua tibia y me puse mi piyama roja que mi abuela me regaló en mi cumpleaños 16. Mi cama era bastante confortante así que con mi cobija me cubrí hasta los hombros teniendo a mi lado mi taza de chocolate caliente la cual yo había preparado.

Hacía frio así que me quedé dormida sin darme cuenta de nada más que mis sueños.

 ..............

Hola! Gabriela esta muy felíz por dejarles el segundo capitulo. Regalame una estrellita (es solo un click) o comenta.

Ya pronto conocerás a el chico por el que Megan Anderson derramara saliva hasta el cansancio.

Los corazones también se rompen.[Pausada temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora