Capítulo 3.

127 9 0
                                    

Los días pasaban y todo en mi vida seguía normal. La escuela, tareas, cuidar a mis hermanos, Lena haciéndome reír en clase y por consecuencia tener que quedarnos media hora después de la salida, pero algo había cambiado el día  en que él me vio.

La profesora pasaba lista de asistencia y justo cuando oí mencionar Evan Powell mis ojos lo vieron sentado allí rozando sus labios con la punta superior de su lápiz.

Su pelo estaba desordenado como aquella vez que solo vi su espalda, sus labios eran rosados llegando a un tono morado.

Una de mis partes favoritas del invierno. Labios besables.

Estuve viéndolo durante segundos hasta que se volteó inesperadamente dejándome ver sus profundos ojos negros y esa mirada tan perfecta como el cielo oscuro de la ciudad.

Fue ahí nuestra primer mirada.

Hasta el día de hoy no ha vuelto a mírame o bueno eso es lo que yo sé. Tal vez sus miradas son pocos demostrativas como las mías.

Miradas silenciosas. Igual que el mismo silencio de mis palabras.

Se acercaba el cumpleaños 17 de Lena y estaba organizando una fiesta a la cual obviamente yo iría. Sin duda alguna.

Sería una fiesta pequeña solo con amigos o unos cuantos compañeros de la preparatoria. En casa de Lena con pizzas y cerveza de raíz la favorita de nosotras.

Aún éramos menores de edad y no habría nada de alcohol en su fiesta.

Gracias a Dios.

No quisiera imaginarme el escándalo que se armaría.

Chicos borrachos. Habitaciones con la puerta cerrada. Embarazos no deseados. Iuuugg.

Todo un desastre.

-Quiero que me acompañes a elegir un buen atuendo.- me pidió Lena mientras tomábamos un café en receso.

Nuestras manos se sentían tibias rodeando el vaso. Hacía frío.

-¿Estas segura? No soy muy buena con eso de la moda, tan solo mírame.- Llevaba mis converse un tanto viejos y rompidos, unos jeans de segunda y mi sudadera negra de una banda que no conocía.

Mi pelo estaba alborotado debido a la humedad.

Y a que no lo cepillé por la mañana.

-¡Por favor! No iré a la entrega de un Oscar, quiero algo cómodo y sencillo.-

-Bien, pero no me harás probarme nada.- acepté poniendo mis condiciones.

Salimos del instituto y tomamos un taxi que ella pagó, con rumbo a un centro comercial de la ciudad.

Lena me trajo dando vueltas por todos lados hasta que finalmente encontramos una tienda de ropa novedosa pero sin crear un aspecto tipo Lady Gaga.

Se decidió por un vestido en color salmón que le combinaba muy bien con su pelo acaramelado.

Era tarde así que fuimos a comer unos hot- dogs a un lugar que estaba cerca de allí. Mordí el mío haciendo que la salsa de tomate se derramara por la comisura de mi boca, haciendo a Lena reír.

Su risa parecía una foca a punto de volverse loca.  Y lo era.

Un chico se acercó a nosotras.

-¿Lena Wilson y Megan Anderson?- preguntó.

-Hola- contestó ella.

-Me sentaré con ustedes- afirmó.

-¿Quién eres?- me sentí como un agente del FBI.

-Derek, Derek Allen, estoy con ustedes en la preparatoria-

-¡Oh sí! Ya te recordé ¿Acaso eres ese chico que cantaba en el salón? “Hey, I just met you and this is crazy, But here's my number, so call me, maybe”- imité su voz.

-Sí, fue gracioso- se rio.

-Tendré una fiesta mañana, ¿Quieres venir?- decía Lena.

¿Enserio Lena, apenas lo conoces? Podría ser un asesino en serie o incluso un maniático por los cuerpecitos de chicas sabrosas.

-Bien, pero ¿Puedo llevar a un amigo? Me siento solo sin él. El tipo se hace llamar Evan ¿lo conocen?-

-¿Evan?- cuestioné sabiendo que era el chico de la voz intensa.

-mmmhhh, Powell, Evan Powell ¿hay algún problema?- nos miró.

-No ninguno- Lena le dio otra mordida a su comida.

Evan estará en casa de Lena.

No puede ser.

Ahora ¿Podré ir a esa fiesta? Y ¿si sus ojos me atrapan? No podré salir de ellos.

Demonios, demonios, demonios.

Abrí la puerta de mi casa, Clementine fue la única que me recibió dejando a un lado sus muñecas.

-¿Me ayudarías a bañarme?- me enseño sus manos llenas de lodo. ¿Qué niña mete lodo a su casa para jugar?

-Bien pero primero recoge tus juguetes.-

-Bueno- agachó la cabeza aceptándolo.

Deduje que mamá estaba dormida y Clementine se había levantado de la cama a jugar un rato más.

Aún no era tan tarde solo pasaban de las 9:30.

Bañe a Clementine y la ayudé a acurrucarse en su cama dándole un beso de buenas noches. Hacía días que no le daba uno.

Me deje caer en mi cama tratando de pensar en algo más que no fuera Evan Powell. Sexy, ojos negros, conquistador estúpido.

 ..............................

Hola! Ya falta poco para que comience un poquito de acción. Sin duda me emociona el hecho de que lean mi historia ya que he pasado días enteros escribiendo en mi habitación y la música claro está no puede faltar. 

He soñado con Evan miles de veces quiza esa es una de muchas razones que tengo para amarlo y aunque es solo un personaje presiento que ustedes también lo amarán.

Sigan leyendo y sigan enamorandose de Powell.

Besos terricolas, abrazos alienigenas ;)

-Gabriela.

Los corazones también se rompen.[Pausada temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora