Capítulo 7.

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La brisa del mar era perfecta cuando el sol estaba en su punto más alto y si se trataba de caminar por la playa con mi mejor amiga Lena se convertía en una tarde maravillosa.

Nos recostamos en la arena y las olas salpicaban nuestros pies.

-¿Qué opinas de Derek?- Lena miraba el cielo.

-¿Derek Allen? Pues, es un buen chico, no ha tenido novia desde los 14 años cuando ella decidió ser lesbiana, fue un gran golpe para él- Le conté sabiendo que Derek me mataría si supiera que dije su secreto. Además ¿No Derek en la fiesta coqueteó conmigo? Quizá solo era parte de un plan malvado de Evan. O quizá Derek quería acercarse más a Lena por medio de mí.

-¿Lesbiana? ¿Cómo alguien sería lesbiana teniendo a Derek a su lado?- subió el volumen de su celular, ahora escuchábamos una de las canciones que Georgia había enviado.

-¿Sientes algo por él?- finalmente pregunté.

-No lo sé, cuando se trata de darme cuenta si alguien se enamora es pan comido, pero cuando se trata de mí las neuronas de mi cerebro se convierten en tocinos fritos- saboreó su imaginación.

-El tocino es delicioso- se rio, Evan y su risa burlona.

-¿Qué haces aquí?- Lena se levantó de un brinco. Imité su reacción.

-Escuchando tus parloteos amorosos sobre Derek ¿Te doy un consejo? Él está por aquí así que sería bueno que dejaran de lado su tema- Se sentó a nuestro lado, justo enfrente de nosotras. Sus pies descalzos estaban a la vista gracias al dobladillo que había hecho a sus pantalones.

Miré a Lena con unos ojos de auxilio. Ella asintió con los ojos para hacerme saber que estaba bien, sin embargo no lo estaba. Quería estar lejos de Evan, lejos del síndrome Powell.

-Nos vemos Lena- tome mis cosas y me marché.

No pude dar más de 10 pasos cuando alguien me sostuvo del antebrazo con gran fuerza que provocaría un pequeño hematoma.

-¿Por qué causa me evades?- Evan me miraba con esos ojos tan arrasadores, él sabía cómo ponerme nerviosa.

-¿Por qué siempre me persigues?- no tuve miedo de mis palabras.

-Ahí tienes tu respuesta- sonrió de oreja a oreja, sin importarle lo que su sonrisa causaría en mí. –Conversemos- me señaló la orilla del mar.

Vi el lugar y terminé aceptando.

Gran error. Las bacterias que contagiaban el síndrome Powell estaban presentes y yo no tenía ninguna vacuna contra ellas.

El viento rozaba mi cara y estaba por atardecer. A lo lejos veíamos a Lena y Derek juguetear en el mar hasta que se cayeron, eso nos provoca unas risas que rompieron el silencio.

Evan me miro como si quisiera escanearme.

-¿tengo algo malo o porque me miras así?-

-Efectivamente tienes algo muy malo- seguía mirándome.

-Eres un  idiota- mi voz sonó fastidiada, estaba harta de sus cosas confusas.

-A lo que me refiero es que es malo para mí, pero para ti en un don- Dejó de mirarme para observar la arena cerca de nosotros. –Cuando te vi estaba seguro que quería romper tu corazón y luego estoy aquí viéndote y eres hermosa- Le sonrió al mar.

-¿Querías romper mi corazón?-

-Un rompecorazones siempre comienza con un corazón roto- se volvió a mirarme y finalmente sus ojos estaban lo suficiente cerca para escabullirme dentro de ellos.

-¿Querías romper mi corazón?- insistí con mi pregunta. –Pues lo lamento, pero no lo hubieras logrado, conozco muy bien a los rompecorazones para darme cuenta que estoy en peligro con uno de ellos, así que no soy tan débil como tú crees-

-Eres especial- se fue sin más decir.

Y de nuevo me dejo con dudas, más de las que una adolescente debería tener.

“Un rompecorazones siempre comienza con un corazón roto”

Al final comprendí su frase.

Evan dijo que yo era mala para él porque su corazón estaba roto y quizá tenía miedo de que alguien más lo lastimara.

¿Eso era?

Él terminaría rompiendo mi corazón más rápido de lo que yo rompería el suyo. Y yo nunca lo haría.

Al bañarme esa noche noté mi hematoma en mi antebrazo. La marca Powell estaba en mi cuerpo ahora y ahí se quedaría por un tiempo.

Los corazones también se rompen.[Pausada temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora