-Señor Evan, ¿Por qué cree usted que se den los sentimientos?- El profesor West trataba de explicarnos una importante lección de vida.
-Por tonterías- respondió Evan tranquilamente. –Si hablamos de amor, las personas se enamoran fácilmente, pero la cuestión está en saber sobrellevar ese amor, o terminará en malas condiciones y los dos involucrados saldrán heridos. Los humanos no pueden estar solos, deben tener a alguien a su lado, tal vez el amor sirve para asegurarte que no estarás solo, pero en ocasiones es mejor la soledad- Una de sus miradas me saludó.
-Buen argumento señor Powell- West miró su lista de alumnos. – Señorita Anderson ¿nos hablaría un poco a su punto de vista?-
Guardé silencio unos segundos para pensar bien mi respuesta.
-Pues, efectivamente se sufrirá en el amor en todos los casos, pero depende de cuánto dolor estas dispuesto a soportar por esa persona. Creo que depende cuanto puedes arriesgarte por alguien, porque el amor es saltar a un vacío…-
-Cada quien elige su manera de sufrir- Evan me interrumpió.
-Y ese sufrimiento tendrá recompensa- inquirí.
-Como tu dijiste, el amor es saltar en un vacío ¿y qué si en ese lugar no hay nadie que te sostenga ante tu salto?- Se encogió de hombros levantando ambas cejas.
Este gesto me hizo ver por primera vez sus ojos más abiertos, aunque no era lo suficiente para deducir una respuesta a muchas de mis dudas.
-El riesgo en algunos casos es bueno- Su sonrisa me saludó.
Nuestro debate se terminó gracias a la bendita campana de salida.
Caminaba a la parada de autobús cuando Lena me detuvo.
-Clásicas palabras de enamorados- Dijo con una sonrisa.
-¿De qué hablas?- pregunté al no entender su comentario.
-Evan y tu- formó un corazón con sus manos dejando ver sus uñas color vino. -Sé que dije que no deberías relacionarte con tipos como él, pero Evan parece distinto.-
-¿Evan y yo? Estás demente- mis ojos se abrieron como los de un perro chihuahua.
Suspiró. -Primera etapa de enamoramiento: Negación.-
Miré al vacío durante un rato.
-Solo no lo comentes- acepté todo.
-Está bien, pero deberías tomar en cuenta que esas miradas que los dos se lanzan entre clase y clase no son confidenciales ¿Acaso creen que están solos? ¡Dios! Hasta un ciego se daría cuenta de lo que sienten el uno por el otro.- Trataba de contenerse la emoción que pensé que le saldrías por su oídos y la cabeza le explotaría.
-Él no siente nada por mí-
-Segunda etapa de enamoramiento: Temor al riesgo- Lena seguía con sus etapas.
-No tengo miedo a arriesgarme- traté de destruir su teoría de etapas del amor. Solo parloteos.
-Demuéstralo- Sonrío. –Te llamo luego- fue lo último que dijo antes de marcharse.
Mi cama era mi mejor compañera cuando se trataba de resolver problemas.
¿Qué hacer para demostrarle mi valentía ante el riego a Lena?
Tenía 3 opciones.
La primera: enfrentar a Evan y preguntarle el porqué de sus miradas.
Segunda: Confesarle mis sentimientos.
Tercera: aventarme de un paracaídas.
Louis llamó a mi puerta avisando que cenaríamos todos juntos en familia.
-¿Qué tal va la preparatoria?- Papá tuvo una oportunidad de hablarme ya que de camino a la escuela mi única conversación era con la música.
-Bien, Lena es una gran amiga- contesté.
-¿Y tienes novio?- Clementine también quería conversar.
-No Clem, no está en mis planes- respondí sin ninguna duda.
-Mis dos princesas tendrán novio hasta que yo lo apruebe- Papá tomaba una albóndiga con su tenedor.
¿Princesa yo?
Papá no notaba mi horrible pelo. Claro, todos los padres creen que sus hijas son princesas hermosas. Es su deber.
-Seguro no te faltan pretendientes- dijo mamá cerrándome un ojo.
-No lo sé- Me limite a decir.
Terminamos de cenar, ahora ayudaba a mamá a recoger la mesa. Louis y Clementine salieron al jardín para alimentar a King Kong.
Vaya nombre para un pequeño gato.
Mientras lavaba los trastos alcancé a ver por la ventana, mis hermanos jugueteaban y sus siluetas se dibujaban por la luz de la luna. Recordé los viejos tiempos en que los 3 siempre jugábamos en la playa y la arena nos caía en los ojos.
Clementine aprendía a caminar tomada de mi mano y Louis se limitaba a rociarnos agua en los pies con una cubeta.
Sonreí sin saber por qué.
ESTÁS LEYENDO
Los corazones también se rompen.[Pausada temporalmente]
Teen Fiction¿Se han preguntado, que tan difícil resulta amar a una persona? Esa pregunta era tan distante de mi mente, hasta que mi corazón reaccionó de una forma distinta a la normal. Él era como el cálido abrigo en un día de nieve. Yo era incapaz de controlar...