Capítulo 5.

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Evan me sonreía cada vez que podía con sus ojos universales.

Sí, sus ojos eran misteriosas constelaciones que ni los mismos científicos averiguarían.

Comencé a creer que estaba interesado en mí, hasta que lo vi haciendo lo mismo con otras chicas. Coqueteando precisamente como días atrás lo había hecho conmigo.

Las mismas tontas frases. Y su idéntica cara de ser el rey del mundo.

De su mundo.

Y Por desgracia comenzaba a serlo del mío.

-Evan es la clase de chico con el cual no deberías salir-  Lena habló mientras íbamos de camino a su casa. Ese día la escuela terminó unas horas antes de lo previsto.

-Ninguna debería salir con él- La luz del sol me penetró  e hizo que entrecerrara mis ojos. No lo dije porque las chicas saldrían lastimadas, sino porque yo quería ser la única.

Mala idea.

-Quizá alguno- Rio por lo bajo.

-Evan no es gay, si a eso te refieres, solo es un rompecorazones- le aclaré, mientras la risa loca de Lena se hacía presente.

Bajamos del autobús y podría decir que la casa de Lena era una enorme y magnifica mansión, pero este no era el caso, su casa era normal, igual a la mía. Pero con ciertas diferencias.

Tenía vista al mar y una gran piscina que su padre amaba, tal vez era la cosa más preciada de la familia.

Subimos a su habitación y su hermana Georgia escuchaba Hero de Sterling Knight, no fue difícil darse cuenta gracias a que la música retumbaba hasta las paredes de Lena.

Unos minutos más tarde la música cesó.

Georgia era mayor que Lena, a sus 19 años no tenía novio y no porque no tuviera pretendientes solo que ella aún estaba esperando a que su príncipe azul llegara en un carruaje blanco a buscarla.

Yo ya no creía esos cuentos, quizá a otras chicas les funcionaban pero para mí esos cuentos eran solo sueños de princesas.

Y vaya que yo no era una.

Tan solo ver mi cabello bastaba para darse cuenta que el cepillo y yo estábamos peleados.

-Tienes que ver esto- Lena me tendió un CD con una calcomanía en él. Parecía un gato. – Es la primera temporada de Teen Wolf-

-¿Es sobre gatos?- pregunté apuntando la calcomanía.

-¡No! Solo que no encontré un lobo y pegué un gato ¿Es parecido no?-

-Veámoslo, no creo que al tal Scott le importé que lo confundas con un tierno gatito- reí entre dientes.

Se nos pasó toda la tarde viendo su computadora y al final tuve que aceptar que Scott era bastante atractivo. Pero no tenía los ojos de mi Evan.

¿Mi Evan? ¡Dios! Esas pulgas ya me habían dado una enfermedad para pensar esas cosas. Quizá esa enfermedad era locura mental a causa de un chico totalmente  sexy. LMACDUCTS.

Malas siglas para pronunciarlo.

La llamaría “el síndrome Powell”

-¡Te lo dije! Scott era WOW!- Lena saltaba por su habitación. Ahora en vez de ser foca era cabra.

-Bastante guapo- Repliqué.

Me despedí de ella e incluso Georgia me sonrió al salir.

Justo cuando recargué la cabeza en mi almohada fue un golpe de ideas, todos mis locos pensamientos explotaron creando una nueva afirmación.

El síndrome Powell era el comienzo de otra y más grande enfermedad con grandes consecuencias.

El amor.

El fatídico amor.

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Hola! de nuevo, espero les agrade este nuevo capitulo (aunque no se si seguir subiendo, ya que nadie comenta) Aunque agradezco mucho las 342 lecturas :') Lloraré de felicidad.

Besos terricolas y abrazos alienigenas ;)

-GabrielaDozan

Los corazones también se rompen.[Pausada temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora