"La primera vez"

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Advertencia: Contenido para adultos y lenguaje explicito.

La Segunda Guerra Mundial, la razón por la que muchos jóvenes estaban fuera de sus hogares luchando contra las tropas alemanas. Entre esos soldados, estaban el Sargento Barnes y la Teniente Taylor.

Bucky se encontraba riendo y coqueteando con una de las enfermeras que atendía a la unidad 107, sus malas mañas ni en los peores momentos faltaban. —Entonces, muñeca. ¿Tomamos algo esta noche?—

La chica, que llevaba por nombre Annie Smith, solo podía reír apenada y sonrojada por las palabras del Sargento. —Pero está prohibido, señor.—

—Dime Bucky, lindura.— El castaño beso la mejilla de la muchacha durando un largo rato.

—¡SARGENTO BARNES!— Gritó la Teniente Taylor bastante enojada.

Smith corrió hacia Taylor para disculparse por ese acto indebido, haciendo que Bucky se golpeara la frente con la puerta del auto y emitiera un quejido.

—Teniente, Teniente. Lo lamento, yo... Yo sé que eso está prohibido, no lo volveré a hacer. En mi defensa el Sargento vino y me empezó a susurrar cosas.— Se defendió Annie mirando hacia arriba algo cohibida, ya que Taylor era mucho más alta que ella y sus ojos intimidaban.

Bucky acomoda su traje y camina hacia las chicas. No habla solo observa y analiza la silueta de la Teniente, ¿por qué era tan estúpido y no le decía lo que sentía?

—¿En su defensa? ¿Es que acaso usted no tiene la capacidad para controlarse frente a un hombre y pedirle que deje de susurrarle cosas?— Preguntó Jordan haciendo sentir muy mal a la chica por todas las decisiones que había tomado esa mañana. —Vaya a trabajar, llegaron más heridos del frente y pueden estar muriendo ahora por su culpa, ¡muévase!—

Annie asiente frenética. —Si, señor. Señora. Lo lamento.— La muchacha corrió nerviosa hacia su puesto de trabajo.

—Uh, que ruda, Teniente.— Bucky gruñó un poco y mordió sus labios coqueto, deseando los labios de su amiga, que ese día estaban pintados de color rojo orgasmo, como decía él.

—Te quiero en diez minutos en mi oficina, Barnes. Si no vas a acatar ordenes por tu propia cuenta, tendremos que tomar medidas.— Jordan se dió la vuelta y caminó hacía el edificio de las oficinas.

James la persiguió. —¡Oh, vamos! ¿Hablas en serio? Eres mi amiga, deberías ayudarme.—

—Una cosa es el ejército, el campo de batalla, la guerra y otra, nuestra amistad de años.  Por lo visto, a usted, Sargento. Les importa un carajo las dos cosas.—

—Estás enojada, bien, lo entiendo. Pero, ¿por qué?— Preguntó él tomando del brazo a su superior.

—Por tu inmadurez, Buchanan. Estamos en la guerra, no en la secundaria. Piensa con tu cabeza en vez de tu pene por una maldita vez.— Taylor quitó el brazo de su amigo del suyo. —En diez minutos, Sargento. Ni más ni menos.—

Bucky dió un gran suspiro de enfado y arrepentimiento. Sus pensamientos fueron con su amigo Steve, que muchas veces le había dicho que Jordan estaba enamorada de él pero por idiota no lo veía, o lo veía pero lo ignoraba, lastimándola y quizás por eso la ojiverde era tan mala con él siendo Teniente, se vengaba. El varón tomo la sabia decisión de decirle lo que sentía, no importaban las consecuencias y pediría perdón por todas esas veces de patanería.

Cumplidos los diez minutos, el Sargento entró a la oficina de su amiga. Viéndola recostada en su silla giratoria de cuero con una copa de whisky en la mano. ¿Desde cuando Jordan bebía? Pensó él.

Souvenirs de Jeunesse.   ||Bucky Barnes & Steve Rogers|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora