my bf's best friend» hyunlix

21; flee.

No estaba demasiado emocionado por la situación en la que se encontraba, de hecho era todo lo contrario. Sus ojos estaban húmedos y su corazón acelerado, aunque se encontraba con aquellas características a menudo podía decir que ahora sabía perfectamente el por qué de esto.

Su padre estaba parado frente a él enseñándole una caja que conocía mucho más de lo que hubiese querido, estaba en una situación sin escapatoria y los nervios se estaban llevando todo de él. Tenía la mirada baja sumamente avergonzado, en aquella caja había varios sobres con contenido blanco y un frasco repleto de hierba entre otras cosas.

─¿Puedes explicarme qué es esto, Lee Yongbok?

Quiso haber podido tener una excusa perfecta para no llevar con la culpa que su padre le echaba, pero sabía perfectamente que ya no podía escapar. Debía enfrentarse a aquella situación por más mal que se sintiese.

Felix fue incapaz de responder algo que no fueran bajos sollozos, se encontraba en la situación que tanto había tratado de evitar durante meses y realmente odiaba tener que estar ahí, pero aún así sabía que era lo correcto.

─¿Todo esto te parece bien? ¿Te parece coherente que me tenga que enterar de esto por Haerin? Ni siquiera entiendo cómo pude haber sido tan jodidamente ciego para no darme cuenta. Ahora las cosas tienen sentido. ─El mayor bufó sintiendo su cuello tensarse y una mezcla de furia y desesperación haciéndose presente en todo su cuerpo. ─¿Con esto pretendes recuperar tu salud? ¿Es acaso una broma de mal gusto?

El silencio volvió a hacerse presente entre ambos y junto a este el cansancio del mayor por no recibir una respuesta, la situación lo sobrepasaba y no tenía idea de qué hacer.

─¿Qué es lo que buscas? ¿Esta manera de vivir te hace feliz, en serio? ─El hombre volvió a preguntar esta vez más calmado, sintiendo su voz rompiéndose, sucumbiendo ante la desesperación. ─No tengo que contarte que todo esto lo único que hace es destruirte, lo sabes mejor que nadie, ¿por qué te expones así?

─Por más que sepa que todo esto me está destruyendo y estar viviendolo en primera persona nada cambia, no funciona así, no es tan sencillo. ─Murmuró en un susurro casi inaudible. Volviéndose más nervioso a cada segundo. ─Realmente me encantaría poder dejarlo, pero no puedo.

─¿Y por qué te pusiste en esa situación desde un primer momento? Siempre fuiste consciente de todas estas cosas Felix, ¿qué hubiera sido de ti si alguien te denunciaba en la policía? Nada de esto tiene sentido. ¿Cómo no nos dijiste nada?

El mayor cayó sentado en el sofá al lado de su hijo aún oyendo su llanto desconsolado. Llevaba meses escuchando su desgracia cada día y se volvía algo desesperante, pero por más que se apiadara de él no podía ignorar cuando hacía las cosas mal y ese era claramente uno de esos momentos.

─¿Te debería haber dicho a ti y a mamá, lo dices en serio? ─El menor preguntó con aquel tono sarcástico que solía usar, aquel que su padre odiaba oír. ─Si lo hubiera hecho todo estaría peor hoy, mamá no hubiera dudado en echarme de la casa, no era siquiera una opción decírselos.

─Aún así, ¿qué vas a hacer ahora? ¿Seguiras con esta vida de excesos para olvidarte de todo lo que pasa? Despierta de una vez, no vas a solucionar nada metiéndote mierda en el cuerpo.

Las lágrimas cayeron como cataratas por sus ojos hasta sus mejillas, subiendo sus pies al sofá para refugiarse entre sus piernas. Claro que lo sabía, lo entendía mejor que cualquier otra persona ajena a la situación y aún así lo que le pedía era imposible.

─Lo sé, realmente se que no me ayudará en nada pero no entenderías cómo esa mierda puede cambiar todo en tu vida, en serio no entiendes. Por más que cada día esté peor, por más que ni siquiera me reconozca a mi mismo al menos no soy consciente de todo lo que me rodea por unas horas, y me da la paz que busco cada día. No te pido que me perdones todo esto, se que estoy haciendo todo mal, solo te pido que entiendas y no me odies hasta que pueda dejarlo, por favor. ─Pidió luchando por aire mientras hablaba, hipando mientras secaba sus mejillas húmedas por cada lágrima que caía.