-Parece que debo mejorar la trampa-
Al ver las huellas que rodeaban los pozos, sumado a la desaparición de los cebos de comida, Sven decidió ampliar el rango de las trampas.
Mientras tanto, en el cielo, las nubes empezaron a cambiar de color pasando a un tono más oscuro.
Algunos de los animales que sintieron el cambio empezaron a cubrir las entradas de sus guaridas y otras directamente se alejaron del centro de las nubes.
Levantando la vista al cielo, Sven no pudo notar los cambios hasta que vio caer la primera gota de agua.
Al inicio no le tomo mucha importancia, pero al escuchar los miles de gritos que sonaban en el bosque, decidió no ser descuidado y se dirigió al refugio.
La distancia de las trampas con el refugio era poco más de dos kilómetros. Cuando Sven estaba a la mitad del camino, el aguacero torrencial era tan fuerte que había destruido el sendero a su refugio.
Cortando parte de su ropa, Sven cubrió sus brazos y protegió su vista para poder seguir avanzando.
-¿Que es esto?-
Sintiendo una picazón en sus brazos, Sven se refugio debajo de un árbol y reviso el brazo afectado.
Sobre ellos, dos parásitos intentaban penetrar su piel cerrando sus dientes sobre la carne. Uno de ellos estaba a mitad de camino para ingresar a un canal sanguíneo.
Asustado, Sven tomó su cuchilla y corto a los parásitos junto a un pedazo de su piel para evitar ser infectado.
Mirando los pozos de agua que se formaban en el suelo, encontró a cientos de los parásitos nadando entre las aguas.
-Será mejor moverse rapido-
Cortando varias ramas, luego de atarlas formando un paraguas artesanal, Sven avanzó a su refugio evitando los pozos de agua en el suelo y los derrumbes en el camino.
Cada vez que un parásito lograba filtrarse por el paraguas, usando su cuchilla lo dividió por la mitad y lo arrojó al suelo.
Las bestias que aún no habían encontrado refugio no tuvieron mucha suerte, cada vez que los parásitos lograban abrirse paso por su piel, liberaban feromonas que volvían locos a los demás parásitos, provocando que miles de los que estaban en el suelo se lanzaran en una carrera contra el animal parasitado.
Al llegar al refugio, Sven encendió una fogata y reviso cada parte de su cuerpo, buscando si algún parásito se había colado en su cuerpo.
Luego de una exhausta búsqueda, pudo encontrar un parásito sobre sus prendas. Deteniendo su impulso de matarlo, Sven llevó al parásito sobre un mesón y empezó a observar a la pequeña criatura.
El parásito media cuatro centímetros de largo y tenía el grosor de un dedo índice, en su boca poseía dos corridas de dientes afilados juntos cuatro colmillos oscuros.
Luego de dividir el cuerpo de parásito, encontró que en su interior tenía miles de huevecillos preparados para ser expulsados.
Un escalofrío recorrió al cuerpo de Sven al pensar en lo que le hubiera pasado si esos huevecillos hubiesen entrado en su torrente sanguíneo.
Al final no pudo encontrar nada más, y usando una antorcha quemó cada parte del parásito y limpió su cuchilla.
Al mirar a través de la entrada, en el bosque solo se podía encontrar cientos de bestias sin control buscando refugio.
La más extraña de ellas para Sven, fue un sapo toro de un metro de alto que se mantenía impasible bajo la lluvia. Concentrando su visión, Sven pudo notar que el sapo no estaba quieto del todo, cada vez que un grupo de parásitos caía junto a la lluvia, este extendía su lengua y los atrapaba a una velocidad casi imperceptible a la vista.
Después de unas horas, algunos cambios sucedieron en las bestias que habían muerto por los parásitos. Aquellos que aún tenían sus cuerpos unidos, se levantaron con la mirada perdida y empezaron a tambalearse en dirección oeste del bosque.
Poco a poco, miles de bestias parasitadas corrieron en dirección oeste, creando una vista extraña para aquellos animales que aún buscaban refugio.
Cada vez que estos animales parásitados encontraban a un animal sano, se volvían locos y acelerando su paso arremetian contra estos matándolos en el acto.
Después de varios minutos, esas pobres criaturas asesinadas se levantaban con la mirada vacía y se sumaban a la marcha hacia al oeste.
Al ver que la manada de animales pasaría cerca de su refugio, Sven cubrió la entrada y apagó la fogata. No quería atraer la atención de esos parásitos.
A mitad de la noche, el grupo de animales parasitados sumó a más de diez mil criaturas. Entre ellas, un bisonte lanudo tomó el liderato llevándolos al exterior del bosque.
Después de setenta kilómetros, al salir de la protección del bosque, la manada encontro un desierto sin fin, donde un pequeño ejército de cien personas cubiertas con mantas de color café los esperaban.
La poca piel expuesta de este ejército reveló diversas marcas tribales, y una piel musculosa bronceada.
Cuando la totalidad de animales salió del bosque, tres personas se pusieron delante de la manada cantando un hechizo en una lengua extraña.
Al terminar su canto, las bestias recuperaron el brillo de sus ojos, pero no corrieron al ver que no estaban en el bosque, si no que miraron con respeto a la tres personas delante de ellos.
Luego de girarse, las tres personas levantaron sus cetros y ordenaron al ejército que avancen.
Después de media hora, todas las bestias, junto al ejército desaparecieron en medio del desierto, quedando solo las huellas en el desierto como evidencia del extraño encuentro.
Con la retirada de los animales parasitados, aquellas criaturas que no habían logrado poseer un cuerpo perdieron su energía y se desinflaron como un globo, quedando solo un pedazo de piel en el suelo.
Enojados, los sapos toro al ver que su comida no caía más, se retiraron a los ríos tratando de atrapar algún incauto en su camino.
El último cambio que ocurrió en el bosque, fue la mejora de la audición de Sven, era la primera noche que él probo la carne del roedor, asimilando la habilidad durante el sueño.
Al levantarse, Sven notó un leve dolor de cabeza que relacionó a dormir mal durante la noche.
Juntando el agua acumulada por el reciclador, él tomó algunas conservas y se dirigió a las trampas.
El lugar se encontraba completamente inundado, y la mayoría de las lanzas se habían perdido.
Sintiéndose un poco desalentado, él decidió explorar un poco más la región.
Hasta el momento, Sven solo se había alejado cinco kilómetros del refugio. Esta vez, decidió avanzar hasta recorrer al menos diez kilómetros.
Aunque se mantuvo alerta a los depredadores, él se sintió más confiado recordando que miles de animales habían abandonado la región donde él se quedaba.
La variedad de plantas que encontró en el camino excedió por mucho lo que él conocía, entre ellas, encontró una planta en forma de corazón que encerraba a sus presas deborandolas lentamente.
Otro encuentro fortuito fue conseguir cuatro huevos del tamaño de aveztruz.
No queriendo tentar su suerte, Sven abandonó esa parte del bosque y clavó algunas estacas marcando hasta donde había llegado.
Al regresar, algunos animales salían de sus madrigueras buscando su alimento de la mañana.
Desde que despertó, todas las criaturas que Sven encontró eran más grandes a las de su tiempo, algunas de ellas eran irreconocibles para él, pero de momento no pensó mucho en eso, su prioridad era salir del bosque y encontrar personas.
Llegando cerca del refugio, Sven encontró varias manchas de sangre en el suelo que se dirigían a su destino.
Las puertas del refugio, se encontraban dobladas a la mitad y algunas marcas de garras quedaron plasmadas en sus bordes.
El camino de sangre llegaba al interior del refugio. Deteniendo su respiración, Sven trató de escuchar al invasor, pero después de 5 minutos de espera solo pudo escuchar una respiración muy baja.
Armandose de valor, con la mano izquierda tomo la lanza más filosa que tenía y con la derecha mantuvo la cuchilla a la altura de su cintura.
Controlando su respiración, Sven avanzó con mucha precaución atento a cualquier sonido extraño.
En la sala más pequeña pudo encontrar un completo desastre, los restos de carne de la rata habían sido devorados por el invasor solo dejando una mancha en el suelo.
Al pararse detrás de la entrada de la sala más grande, pudo notar la respiración pausada del invasor. Avanzando un poco, miro al interior notando una figura durmiendo sobre su cama.
La criatura era de un color azul oscuro de más de cuatro metros, de su aliento, pequeños rayos de energia eran expulsados desapareciendo en el aire.
El invasor era un lobo inmenso, con una armadura ósea parcialmente destruida. Sin perder la calma, Sven notó que el lobo tenía parte de su vientre desgarrado y sus patas delanteras se encontraban llenas de heridas.
En su mente, Sven estaba debatiendo si aprovechar la oportunidad y lanzarse contra el lobo dormido o retirarse del lugar buscando un nuevo refugio.
Retirándose a la sala más pequeña, Sven recordó el reciclador de agua, él tenía claro que si perdía esa fuente de agua no aguantaría mucho tiempo en este bosque.
Tomando una desicion, Sven salio del refugio y corto varias ramas para crear lanzas. Preparando varias de ellas, creo una trampa suspendida en la entrada del refugio y decidió iniciar su plan.
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Guerras bajo la niebla
Science FictionSven nunca imagino que entraría en un mundo donde el más fuerte tiene la razón y solo aquellos que vuelven del campo de batalla lo obtienen todo, siempre que no sean derrotados.