✧ ocho ✧

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El gran telón rojo se comenzó a cerrar, en esos segundos no hizo otra cosa que mirar a los ojos del príncipe. Ojos marrones oscuros, cabello negro brillante y un poco ondulado. Un hermoso traje morado y capa negra. Tenía las mejillas rosadas por el frío y la punta de la nariz también. 

Su porte era simplemente hermoso, su rostro pálido y unos ojos que brillaban incluso sin que la luz del sol los acariciara. Dicen que los ojos son las puertas del alma, y ésta puerta parecía solo estar abierta para él.

Su semblante era serio, emanaba carácter, presencia, pero sin ser totalmente intimidante.

Se sintió profundamente enamorado, un calor se posó en su pecho y una sonrisa se le escapó. El príncipe movió su mirada y la posó sobre él, sonrió un poco también y guardó la rosa antes de que el rey lo viera. Ambos sabían que si los atrapaban habían grandes consecuencias. 

El telón finalmente se cerró y todos en el escenario comenzaron a bajar, Félix se quedó allí parado frente al telón bajo la luz oscura y triste. Pero eso no lo hizo sentir mal, porque sabía que cuando pudiera ver al príncipe de nuevo todo estaría bien. Bajó por las escaleras de madera y una dama con traje de sirviente real se le acercó lentamente y le entrego algo pesado envuelto en muchas telas. Le entregó una carta y se fue.

Se escondió en un armario viejo, encendió unas velas y revisó su regalo. Era un hermoso jarrón de cristal que tenía tres rosas rojas, estaban en tierra y parecían recién regadas. Olió un poco, ese perfume... tenía la sensación de que lo conocía perfectamente. Volvió a tapar todo y abrió la carta, que tenía un sello carmín. Un mensaje simple.

"¿Podemos hacernos compañía?"

...

Félix despertó llorando. Todo estaba muy oscuro y hacía frío, aparentemente estaba lloviendo.

Estuvo cinco minutos intentando secar lágrimas que no paraban. Lo extrañaba, había algo que le hacía tanta falta y estaba tan lejos. El recuerdo de las rosas le generaba un dolor punzante en el pecho, incluso podía sentir el olor de las rosas y aquel perfume muy cerca. Recordar el sueño solo lo hacía sentir más y más triste ¿Por qué? ¿Dónde estaba? 

“No puede ser real”

—Sólo es un sueño, no importa, no importa...—Se volvió a acostar abrazando su almohada. No era la primera vez que un sueño lo ponía triste pero sí la primera vez que lloraba tanto. Que dolía. Es como si hubiera vivido realmente aquél momento.

Pero volvería a dormir, y al despertar no sentiría nada.

Hoy era día de practica con los chicos, se recordó. Tenía que estirar, llamar a moonbin para programar la hora. Si se mantenía ocupado durante el día podría olvidar ese sueño tan nostálgico. No podía permitirse fallar, tenía que olvidarlo.

[...]

Chan había estado escribiendo toda la noche. Nunca se había sentido tan inspirado, hojas arrugadas con borrones en todas partes, dos tasas de café vacías y la laptop todavía encendida. Pensó que podía olvidarlo todo cuando llegara a casa pero fue al revés. Ver bailar a alguien así le abrió toda creatividad posible.

Eran las cinco de la mañana, y su canción estaba casi lista, solo necesitaba un poco más. Changbin lo había llamado para salir a caminar y que se despegara un poco de la computadora. Ya estaba dejando de llover así que tomó una ducha tibia y se vistió comodamente.

Hoodie negro, pantalones con una cadena saliendo de los bolsillos y zapatos deportivos. 

Salió de la casa y miró el cielo, aún estaba un poco gris pero los árboles seguían verdes. La humedad le estaba poniendo el cabello más esponjoso de lo normal.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2022 ⏰

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