Darielis POV
El 2020 fue el año que llegó para desorganizar todo y la vez, poner muchas cosas en su respectivo lugar.
Al llegar la famosa pandemia, “coronavirus” o mejor dicho, Covid-19, muchas cosas se vieron obligadas a cambiar de manera repentina.
Las escuelas, iglesias, tiendas y supermercados se cerraron. Muchas personas fueron despedidas de sus trabajos.
Llegó un momento en el que simplemente, los chicos y yo ya no podíamos asistir a la iglesia de manera presencial.
Todo había dado un cambio radical, y debíamos adaptarnos.
Con tan sólo ver que pasaba un sábado tras y otro, sin poder asistir de manera personal a la iglesia. Me hacía sentir perdida y vacía.
Lili POV
Durante el trayecto de la nueva, “cuarentena”, mi vida espiritual se empezó a deteriorar más.
El hecho de ver como las cosas a mi alrededor cada vez empeoraban más, me hacía sentir frustrada.
¿Dónde estaba Dios? ¿Por qué permitía que ocurrieran tantas tragedias en el mundo?
Todo esto generó en mí una actitud de rebeldía contra Dios.
Todo me parecía tan desencantador. Me daba igual estar o no estar. Permanecer o Desaparecer. Literalmente me daba lo mismo.
Recuerdo aquel día en el que desperté, con el pie izquierdo, por así decirlo.
*Flashbuack*
Es sábado en la mañana, acabo de despertar y la verdad todo parece estar en mi contra.
Agh. Detesto tanto esta vida.
Tomo mi celular de mala gana y entro a WhatsApp, me percato de que tengo varios mensajes de diferentes personas, pero no me intereso en contestar ningunos.
Doy un clic donde dice «estado» y escribo la siguiente frase en un fondo color negro:
“Miserable vida”
Pasan menos de cinco minutos, cuando me llega un mensaje de mi prima Darielis, diciendo lo siguiente:
«Enciende la radio y ponte a escuchar la prédica. En vez de estar escribiendo, “miserable vida”».
Entré al chat rápidamente, y solté una risa sarcástica. Y luego le contesté.
«Para ti es fácil decirlo. Vives con tus papás. No tienes que luchar día tras día contra pensamientos de inseguridad hacia ti misma. No tienes que escuchar palabras hirientes de las personas que se supone que deben apoyarte. No tienes el corazón roto, destrozado y lastimado por dentro. No eres tú quien tiene que vivir con una estúpida sonrisa fingida en el rostro. Para ti es fácil decirlo, pues tú no tienes una vida miserable.»
Y clic, lo envíe.
La chica tardó un momento, y luego contestó.
«No juzgues sin conocer razones. Vivo con mis padres pero también he tenido que escuchar palabras hirientes de personas a las que amo. También me he sentido insegura de mi cuerpo, de mí. También sé lo que es tener el corazón lastimado.
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SIN FRONTERAS
EspiritualCaminar por senderos con espinas, piedras, agujeros y laberintos, nunca formó parte de nuestros objetivos. Solíamos ser un grupo de ovejas dispersas, sin rumbo, ni dirección. Poco a poco, cada uno, tal cual como a ovejas extraviadas, recibió su lla...