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Donghyuck estiró los brazos por encima de cabeza y gruñó ligeramente por el alivio efímero en sus músculos tensos. Estaba muerto, o casi, y a ese punto solo quería dormir y despertar después de quince días. 

Finalmente había llegado el final de semestre y había logrado salir ileso de sus parciales, después de meses de trabajo duro y estrés. Casi podía jurar que la escuela había drenado toda su energía, pero antes de irse a dormir, había algo que tenía que hacer. 

En la laptop sobre su regazo se veía claramente el logotipo de llamada saliente de skype, y el sonido del timbre llenaba el silencio de su dormitorio. Apenas eran las diez de la noche en New York, así que si sus cálculos no le fallaban, serían las once de la mañana en Corea. Jeno tenía que estar despierto.

Mordía su labio de forma distraída, observando el logo dar vueltas y vueltas, esperando por una conexión, mientras sus manos jugaban con un pedazo de cuerda. Ni siquiera recordaba de donde había sacado la cuerda, solo que estaba ahí en sus manos y que no podía dejar de enrrollarla y desenrrollarla sobre sus dedos. Entonces, finalmente, pudo oír el click de su llamada al ser conectada y la pantalla se tornó de un color negro por un segundo, para luego dar paso a una imagen un tanto borrosa de su novio. 

—Hey, amor...

Donghyuck dejó escapar un suspiro, dandose cuenta que había estado conteniendo el aliento todo ese tiempo, y sonrió para si mismo con la tan familiar voz de su novio.

—Hola —murmuró, casi tímidamente. Su cerebro completamente seco de alguna otra cosa que no fuese Jeno. 

Jeno acostado sobre su cama, con un suéter azul puesto (un suéter de la universidad, si el logo de Hanyang impreso sobre el pecho le decía algo), el cabello despeinado y una expresión cansada. Jeno todavía estaba en época de exámenes, y Donghyuck podía sentir su cansancio como suyo propio de solo mirarlo. Era en momentos como ese cuando la realidad lo golpeaba y recordaba lo mucho que lo extrañaba. 

—¿Cómo estás? ¿No es muy tarde allá? Deberías dormir.

Se dio cuenta entonces que había pasado más de un minuto mirando a la pantalla sin decir nada, y bajó la cabeza con la cara ardiendo porque le parecía algo tonto. Quedarse absorto nada más mirando a su novio, qué cursi. Negó con la cabeza y volvió a mirar al frente, empezando a hablar sobre su día, asegurando que estaba bien, que dormiría más tarde porque lo que le importaba ahora era hablar con Jeno y resaltando lo contento que estaba por haber terminado el semestre. 


—A mi aún me quedan dos semanas —se quejó Jeno, pasándose una mano por la cara—. ¿Cuando te entregan las notas?

—Tendrían que subirlas mañana o pasado al sistema, pero creo que lo hice bien. ¿Cómo vas tú?

—Muriendo. Recuerdame, ¿por qué creí que estudiar Bioquímica sería sencillo? 

—Por estúpido —respondió y se echó a reír por la cara de ofendido que puso Jeno después. Deseaba poder besarlo para que cambiara la expresión—. Solo juego contigo, la respuesta es por que te gusta, simple. 

Escuchó a Jeno ir y venir sobre lo cansado que estaba y como estaba empezando a dudar sobre si realmente había elegido bien, y no pudo hacer más que oírlo pacientemente e intervenir en los momentos adecuados con opiniones que él consideraba sensatas e inteligentes. Él más que nadie podía entenderlo, ponerse en su zapatos y sentir en carne propia todas las dudas y preocupaciones. 

Resultaba aterrador pensar que habías escogido la carrera equivocada, y tener que empezar desde cero cuando ya ibas a mitad de camino. Pero últimamente Donghyuck había aprendido que era mucho peor darse cuenta que estabas en el camino equivocado al final de este, saber que habías desperdiciado tu vida en algo que no te llenaba. Ellos eran jóvenes, tenían tiempo de sobra, tiempo para equivocarse y volver a empezar. 

—Pero es que no sé qué otra cosa puedo hacer si no es estudiar. 

—Puedes tomarte un año sabático. Aquí en América es muy común —comentó, sintiendo un jalón en su pecho que identificaba como las ganas de estar al lado de Jeno, para consolarlo personalmente. 

—Podría ir a verte.

«Pronto» pensó Donghyuck, pero no lo dijo en voz alta. La última vez que se habían visto había sido en Navidad, cuando había viajado a Corea para ver a su familia y conocer a su nuevo sobrino. Pero solo se había quedado una semana, y ese no era el tiempo suficiente. Los extrañaba tanto a todos, a sus amigos, su familia. Jeno. Quizá debería estar más acostumbrado a la distancia, después de todo ya llevaba casi tres años en Estados Unidos, pero no podía.

—Deberías hablar con tus padres —sugirió después de un rato—. Contarles lo que sientes, y pensarlo... si quieres abandonar o si quieres solo, tomar un descanso.

—Mhmm...

—Prométeme que lo harás, y que vas a cuidarte, ¿si? 

—Lo haré, lo prometo —Jeno alzó la mano derecha y luego se dibujó una x sobre el pecho.

Entrecerró los ojos y miró a la pantalla con sospecha durante un rato, pero terminó dándose por vencido y soltando una exhalación mientras pensaba en lo que estaba por decir. 

—Hay algo que quiero contarte... 

—Pusiste tu cara de drama, ¿debería asustarme?

Donghyuck bufó una risa—. No, no es nada malo, creo. 

—Okay, digamos que te creo, ¿qué es?

La larga distancia era difícil. Estar en América era difícil. No solo el idioma era diferente, la cultura, la forma de pensar, la forma de expresarse. Absolutamente todo. Solo él sabía las dificultades que afrontaba cada día y lo mucho que le había costado llegar a donde estaba, el esfuerzo y la valentía que requería estar en un país desconocido y absolutamente solo. Donghyuck no podía contar el número de veces que la gente le había mirado con lástima cuando mencionaba su hogar, así que ahora simplemente había dejado de hacerlo. Pero estaba cansado.

—Sabes que terminé mi semestre hoy, y todavía me quedan cuatro más para terminar —empezó, jugando con la cuerda de antes otra vez. Jeno tararea para que supiera que lo estaba escuchando—. Y... he pensado que quiero terminar la carrera en Corea. 

Jeno parpadea tontamente una y dos veces, sin poder creerselo—. ¿Corea? ¿Aquí?

—Si, Corea, el lugar donde nací y donde estás tú. 

—Pero... ¿por qué?

Donghyuck lo piensa una vez más y se encoge de hombros. Podría decirle que era en parte porque lo extrañaba y porque quería estar a su lado, pero sabía que eso pondría presión y culpa en Jeno. Era cierto, en parte lo hacia por él, pero mayormente era porque estaba cansado. 

—Solo quiero volver a mi hogar —respondió con simpleza, como si fuese nada—. Suficiente sueño americano para mi, además que ha sido horrible estar solo aquí. Aún tengo que decirles a mis padres, pero estoy seguro de lo que quiero. Pediré el traslado después de que suban las notas. 

—Y volverás a casa.

Donghyuck sonrió—. Volveré a ti.


N/A:

Esto se me ocurrió después de pensar en la idea del Nohyuck teniendo una relación a distancia y me puse soft, no sé jaja. Además que lo escribí en una sola sentada, así que... plus, already home es el temazo de las relaciones a distancia, y casual empezó a sonar en mi lista de reproducción, así que dije, es una señal divina y esto salió.

En fin, bye.

P.D: Empecé un nuevo Markhyuck llamado "Se dice que le gustas" y un Hyuckhei llamado "La Luna le canta a las Olas", so, si quieres, go an read it.



No digas Nada ➳ Nohyuck/Markhyuck.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora