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Harry

Anna bostezaba de vez en cuando a mi lado, aún así se mantuvo despierta todo el camino, cantando cualquier canción que sonaba a través de los parlantes y presionando mi mano levemente sobre su muslo.

Llegamos a la casa de mi madre cerca de las siete de la mañana, había sido un viaje largo debido a que tuve que reducir la velocidad varias veces gracias a la nieve. Aún así yo no estaba cansado y lo único que quería era meterme en la cama a ver alguna película.

—Anna, querida— saluda mi madre con un beso en la mejilla a mi novia— Es un gusto que estés aquí, feliz navidad.

—Feliz navidad también para ti Anne, muchas gracias, de verdad— la chica a mi lado sonríe.

—Me desperté hace poco, Gemma duerme aún con Michael, ambos estaban muy cansados, ¿Tienen hambre?

—La verdad es que si— digo aún con el bolso de Anna en mis manos—Pero no te preocupes mamá, podemos ir a la habitación y llevaré el desayuno para ambos.

—¿Seguros?

—Estaremos bien— termino por decirle e intercambiamos un par de palabras más antes de que mi madre desaparezca en dirección a su habitación junto con sus dos lindos felinos.

—Es muy amorosa.

—Lo es— digo besando cortamente su nariz— Vamos a la habitación y mientras te cambias por algo más cómodo, prepararé algo para que podamos comer.

—Eres un amor, ¿Lo sabes verdad?— me dice con una tierna sonrisa.

Mmm— murmuro antes de acercarme y darle un pequeño beso. 

Ambos caminamos hasta el dormitorio que supuestamente era mío, éste tenía una cama de dos plazas, un pequeño armario y un gran ventanal que nos dejaba ver al hermoso patio de mi madre. Las decoraciones eran de un color verde oliva y blanco, era realmente bonito.

—¿Esta es tu habitación?— ella me pregunta en voz baja al ingresar.

—Se puede decir que si, ósea, cada vez que vengo me quedo aquí, Gemma igual tiene la suya.

—Es lindo.

Dejo el bolso de Anna a un lado y le indico que se ponga cómoda mientras yo bajo a la cocina a preparar un chocolate caliente y dejar unas cuántas galletas hechas por mi madre en un pequeño plato.

Cuando vuelvo nuevamente, me doy cuenta de que Anna estaba sentada en la cama con las frazadas cubriendo sus piernas. Su vista estaba fija en el suelo y por alguna razón me percaté de lo triste que sea veía en su expresión.

—¿Todo bien?— cuestioné al entrar a la habitación y dejando la bandeja en la mesa de noche.

—S-si.

—¿Segura?

—Si, Harry, gracias.

Minutos más tardes ambos estamos acostados en la cama viendo una película romántica en "Netflix". La cabeza de Anna reposaba sobre mi pecho y sus frías manos abrazaban mi torso con fuerza, mientras que mis dedos hacían leves caricias en su suave cabello.

Nuestras piernas estaban entrelazadas y era una posición demasiado cómoda, tanto así que minutos más tarde mis párpados poco a poco se comenzaron a cerrar.

Para ese entonces Anna ya estaba dormida; quizás fue la misma calidez la que nos hizo relajar.

Me estaba quedando dormido cuando siento tres suaves golpes en la puerta. Abro los ojos de par en par un murmuro un pequeño "pase" después de bajarle volumen a la televisión.

Hidden » H.S (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora