Capitulo 7: La llegada

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Era relajante para él el poder viajar hacia otro Estado de su hermoso país. Disfrutar de los paisajes y conocer alguna biblioteca que resguardaba algún libro que pudiera leer en alguna cafetería.

Claro. Solamente si lograba conseguir que no reconocieran quien era.

Alguien llamativo para muchos.

Un príncipe.

Hijo de Nicholás Jesse Williams y Amélie Beatrice Moon. Reyes de Estados Unidos De América. Heredero e hijo único.

Pero prefería evitar hablar sobre su estatus. Era agobiante él ser tratado como una eminencia, un dios entre los mortales. Todos reconocían su apariencia y la importancia de su familia entre los mandatarios del mundo.

Pero el prefería ser tratado sin la necesidad de fingir respeto, o miedo. Creían que los castigaría si llegaban a verle a los ojos. Quería a veces ser un simple chico normal que disfrutaba de cosas simples.

Por eso acepto el presentarse en la competencia de cada año entre la Academia Life The Hero Cross contra la Academia Durmstrang. Era mejor que permanecer en su habitación y fingir que disfrutaba escuchar a sus tutores privados.

Su llegada como siempre, fue un evento que atraía a paparazzi, curiosos y ser escoltado por guardias que prefería no contar la cantidad. Suspiro aliviado al subir al auto, bajando de su rostro los lentes negros que siempre debía utilizar al abandonar su Palacio.

El protocolo.

—¿Disfrutó el viaje Su Majestad? —cuestiona su mayordomo más confiable, extendiéndole una copa con jugo de frutos rojos.

—Fue agradable —responde neutramente, recibiendo la copa y sorbiendo lentamente el líquido.

Siempre apreciaba las hermosas vistas del cielo y como el sol iluminaba todo, tan cálido y brillante. El sol brillaba más que todo el oro que rodeaba su Palacio.

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Agradeció el tiempo a solas que pudo conseguir cuando su mayordomo se retiró a arreglar su habitación donde permanecería durante la semana del evento. Se escabulló de entre los invitados e ingreso a la Academia.

Era majestuosa en su interior y agradecía que los alumnos no estuvieran circulando por allí. Debían estar en clase o mirando a la gente de poder que llegaba a la Academia.

—¿Donde quedará la biblioteca? —murmura para sí, deteniéndose en una esquina y mirando hacia la derecha e izquierda.

Para completar. Se había perdido.

Y no traía consigo su bastón para teletransportase.

Debió de esperar y preguntarle a algún profesor.

Cuando pensaba regresar sus pasos y tratar de encontrar la salida. Escucho unos pasos acercándose y alguien murmurar.

¿Me perdí de nuevo? El maestro Black me volverá a golpear por despistado

Alza una ceja elegantemente, algo sorprendido por las palabras del desconocido.

Escucha los pasos cerca y asoma el rostro hacia el pasillo por dónde venía, encontrándose con un chico quien caminaba en su dirección.

Cuando cruza la esquina, se detiene al notar su presencia y le mira algo sorprendido. Evita hacer una mueca al creer que le había reconocido.

No de nuevo. Se suponía que debía pasar desapercibido.

—Disculpa, debes ser un alumno de la Academia Durmstrang, ¿se ha perdido? —pregunta curioso, dejando mudo de la impresión al contrario.

Esperen.

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