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Esta vez no quiero dejar que te vayas con alguien más.
Corrí por el patio trasero hasta las rejas negras que protegían la casa de Jaejoong y brinque por encima sin esfuerzo. Como las últimas dos noches desde que había comenzado la búsqueda de la gata negra.
Camine, entonces, intranquilo hacia el callejón. Los días pasaban y el tiempo corría en mi contra. Estaba frustrado y a la gata se le había tragado la tierra. No estaba por ningún lado.
Al llegar al parque, me apoye contra el árbol cuando me sentí que mi energía iba disminuyendo, refugiándome de la luminosidad del poste aunque nadie puede verme me quede ahí, descansando.
Mi cuerpo se sentía pesado y me pregunte si esto era los estragos de permanecer tanto tiempo fuera de mi cuerpo. Deje escapar un largo suspiro y decidí que era tiempo de regresar.
Entre a la habitación de Jaejoong si hacer tanto ruido para no despertarlo. Sin embargo, el que se llevó una sorpresa fue definitivamente yo.
Jaejoong estaba mirándome desde la cama. Muy despierto.
— ¿Desde cuando sales a hurtadillas por la ventana?
Suspire mientras Jaejoong palmeaba un lado de la cama y me invitaba a sentarme a su lado.
No pude evitar sonreír ante el tono de voz de Jaejoong, sonaba como una madre regañando a su hijo por escapar de casa.
—Hace un par de noches.
Jaejoong dejó escapar un suspiro. Se inclinó y me atrajo a sus brazos.
Nos quedamos en silencio, Jaejoong froto mi espalda durante un largo rato, y luego levante la cabeza antes de envolver mis brazos en su cuerpo y abrazarlo.
Me estrecho con fuerza y llevé las manos a su cuello. Las deslice por su nuca y le revolví el pelo. Esta era nuestra forma de consolarnos mutuamente.
Ambos estábamos preocupados.
Y aunque no habláramos de eso todo el tiempo, era obvio que la preocupación se reflejaba en nuestros rostros.
—No hay rastros de la gata. — deslice mis ojos a la ventana y negué suavemente la cabeza.
—No
Mi voz se escuchó en un leve susurro y la nostalgia me invadió. Sentía mucho miedo, de desaparecer para siempre.
—No te preocupes, ¡Voy a encontrar a la gata, por ti! —. Me agarro la cara con ambas manos y atrajo su boca a la mía. Me dio un profundo beso que nos robó el aliento ambos y mi mente estaba en la nubes, era la primera vez que Jaejoong hacia el primer movimiento para besarme.