Haz caso de las advertencias

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Una vez un hmoumjbere se fue a dormir después de haber tomado una cantidad para nada aconsejable de pimienta estelar. Le aconsejaron que no lo hiciera, pero no escuchó porque esa era la clase de cabrón que era. Qué les den a todoas. Éllla iba a hacer lo que quisiera, ¿qué se creían que era? En medio del placentero descanso cosas sucedieron en su forma sin cuerpo definido y por un extremo alejado de donde podríamos decir que estaba su cabeza salió expelido un nuevo universo. Lo peor es que luego le dijeron que ahora debía hacerse cargo de toda forma de vida que se desarrollara en él. Los primeros años lola mantuvo  ocupadoa, pero pronto se aburrió. ¡Eran tan idiotas y cómo tardaban de darse cuenta de las cosas más sencillas! ¡Más de mil años para descubrir que no vivían en un tablero de monedas planas! ¡Más para poder desarrollar el vuelo! ¡Y ya no contaba cuántos años para que inventaran  la televisión porque, por amor a sí mismoa, qué jodido tedio!

Lo dejó en un rincón y apenas decía una frase sobre su estado cuando sus visitas le preguntaban por él, como si fuera un perro moribundo al que daba demasiada pereza siquiera poner a dormir. De vez en cuando se distinguían minúsculas explosiones. Ahora, recién ahora, sabían lo que eran las armas nucleares y cómo usarlas. Esperaba que acabaran de matarse de una vez.

Bizarros y siniestrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora