Capítulo 7

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El cielo estaba muy nublado, sin duda se avecinaba una gran tormenta en cualquier segundo, llegue a una casa que se veía muy misteriosa por fuera, como sacada de alguna mala película de terror, toque la puerta y abrió una mujer, traía un vestido negro muy elegante, con cabello castaño largo y unos tacones de aguja en los cuales apenas y podía caminar.

-¿Tu qué haces aquí? vete, no te quiero ver, nunca debiste volver... - la mujer me empezó a gritar, comencé a correr por toda la calle y de la nada caí en el mar, me estaba ahogando, hasta que sentí que alguien me tomo del brazo...

Salte en mi asiento y mire a mi alrededor, aún seguía en el avión, "menos mal solo fue un sueño"-pensé

-Hemos llegado al destino, gracias por volar con nosotros 

Al salir del aeropuerto me di cuenta que realmente no sabia que hacer, solo quería venir y buscar a mi familia pero no tenía un plan, además me gaste casi todo el dinero que tenía.

Estaba en un país desconocido para mi, sola y sin dinero, después de un rato me decidí a tomar un taxi, no servía de nada seguir aplazando las cosas, si vine aquí fue por una razón.

-Hola, buenas tardes, ¿me podría llevar a esta dirección? -le dije al taxista, quien se me quedo viendo raro.

-Si... lo siento no sé mucho español, eu te levo - me respondió, por un momento olvide que aquí hablan portugués, ahora entiendo por que me miro así.

-Obrigada

Me subí al taxi, todo el camino estuve temblando, tenía mucho miedo de que si aquella dirección era la de mis verdaderos padres ellos no me quisieran ver, mire el pañuelo dorado que llevaba en el bolso, no se por que pero al mirarlo me sentía mejor, algo en mi interior me decía que mi familia si me quería ver y que todo estaría bien, pero no podía evitar sentir ese miedo, por que mi vida siempre fue así, cuando todo parece ir bien de alguna u otra forma hay algo que sale mal.

Como hace dos años, tuve un novio llamado Luis, parecía un chico increíble, todo lo que cualquier persona quisiera en una relación, todo iba bien, sentía que al fin había encontrado a alguien que me entendiera, y que me quisiera tal y como soy, hasta que descubrí que siempre me estuvo engañando con otra persona, ahí decidí que no iba a dejar nunca nadie me volvería a romper el corazón así.

Ahora que lo pienso, toda persona que ha estado en mi vida me ha mentido, incluso los que creí que eran mis padres me mintieron, quiero pensar que me he topado con malas personas en mi vida, pero tal vez la del problema sea yo.

-Chegamos ao seu destino - me dijo el taxista, sacándome de mis pensamientos

-Muitio obrigado- le di el dinero y salí del taxi

Mire la casa, por fuera se veía muy linda, era blanca con ventanas grandes y una puerta de madera, también tenía un jardín hermoso con plantas de todo tipo.

Me quede enfrente de la casa unos 10 minutos, solo mirando y pensando en todo lo que podría salir mal si toco esa puerta, y que además, lo ultimo de dinero que me quedaba se lo di al taxista.

Me acerque hasta la puerta, respire profundo, estaba a punto de tocar cuando se abrió la puerta. Abrió una mujer, cabello rubio, ojos cafés y traía puesto un traje como de oficina.

-Hola, ¿Buscabas algo o...? -dijo la mujer cuando casi choca conmigo por salir de afán

No supe que decir, me quedé callada unos segundos, ¿Qué buscaba exactamente? Ni siquiera sabía el apellido de mi familia, solo se me venía a la mente el nombre de Bia, que era el único que recordaba.

-¿Hola?, ¿Te sientes bien? -me dijo la mujer mirandome con extrañeza.

-Hola, lo siento, eh... ¿Vive aquí Bia? -le pregunté entrecortando las palabras, estaba muy nerviosa

-¿Bia? No... Pero ahora que recuerdo, así se llamaba la hija de los antiguos dueños de la casa...

-¿Antiguos dueños?

-Si, los Urquiza, vivieron aquí antes que nosotros, pero se mudaron hace años

-¿Sabes dónde puedo encontrarlos, a los Urquiza?

-No, lo lamento, lo último que supe es que dejaron la casa para irse a Buenos Aires, pero no sé más

-Entiendo... gracias de todas formas

-No hay de qué, ¿Te puedo ayudar en otra cosa?

-Gracias, estoy bien

Tome mi maleta y me puse a caminar, estuve caminando durante casi media hora, hasta que llegue a un parque, ahí decidí parar y me senté en el césped, no tenía ni idea de que hacer ahora, creo que solo pensé en buscar a mi familia pero no pensé en cómo lo haría, actúe por impulso y me salió mal, ¿ahora como iba a hacer para llegar a Argentina sola?

Abrí mi maleta y saque mi teclado portátil, mientras tocaba pensaba en mi hermana, me sentía tan cerca de ella cuando lo hacía a pesar de que no la veía hace años, y aunque aún no recuerdo a mis padres ahora se que su apellido es Urquiza, se que los encontraré, no quiero perder las esperanzas aún.

-Que lindo tocas, pero tú melodía se escucha un poco triste -escuche que me dijo una voz detrás de mi, volte para ver quién era...

-¿Te sientes bien?...

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