—¡Sí Tom, si quiero ser tu novia!
Movió su cabeza en negación, repitiendo esa misma frase una y otra vez en su cabeza. Se cuestionaba así misma la poca seguridad con la que podía pronunciar esas palabras, así como los nervios que venían apoderándose de ella desde esa mañana en particular.
—Esta no soy yo —pronunció.
No podría ver su reflejo en el espejo sin reconocer quién era la mujer frente a ella. "Definitivamente no soy yo", pensó. Repasando sus delicados dedos por las pequeñas piedras que marcaban sus caderas. Jamás se había imaginado en un vestido tan ajustado, llevar el cabello suelto y rizado, dejar de lado sus lentes y Brackets. Siempre estuvo en contra de cambiar cual aspecto de sí por un hombre o cualquier otra persona. ¿Sería suficiente para gustarle a Tom Kaulitz? ¿Estaba dentro de sus estándares de belleza o solo estaba perteneciendo al grupo de mujeres que coleccionaba en su cama?
Su mamá la había transformado en una verdadera princesa, como esas que le encantaban de niña. Era su noche, se lo había dicho una y otra vez, así que no dejaría que nada le arruinara ese momento, ni siquiera su propia mente.
"¡Nos estamos perdiendo la diversión!", escuchó gritar a Tom desde el exterior del baño. Parecía ansioso por llegar a la recepción, aunque por su parte temía los comentarios de los demás. La menor sentía que ese salón estaba repleto de personas que no hacían más que juzgarla con la mirada... ¿y en una esquina? Se encontraban sus mejores amigos, quienes ni siquiera comprendía lo que pasaba con ella.
"¿Visto lo horrible que se ve?"
"Siento pena por ella"
De pronto ciertos comentarios se alzaron dentro del baño. Podía reconocer perfectamente esas voces.
"Definitivamente Tom ganó la apuesta"
"¿Qué apuesta?"
"¿No te lo dijo Georg? Al parecer apostaron si Tom podía o no enamorar a la fea"
"¿Pena por ella? Siento lastima por él, por todo lo que ha tenido que soportar. Espero que después de esto él entienda que soy la única mujer que le conviene"
"Yo solo quiero que su jueguito acabe ya"
Entre risas sus compañeras salían de uno de los compartimientos, elevando las burlas cuando se dieron cuenta de que Sade las había oído, como si les importara muy poco el daño que sus palabras le ocasionaron. Por su parte la joven no pudo evitar que los ojos se le cristalizaran de inmediato. Un fuerte dolor empezó a punzar en su pecho. Entre las burlas y las miradas falsas de sus compañeras, todos los recuerdos con Tom hasta entonces se rebobinaron como una película en su cabeza.
No se permitió seguir siendo objeto de burla, mucho menos de continuar oyendo lo que el par tenía para escupirle en el rostro. La voz del alemán volvió a llamar su atención, y aun cuando estaba furiosa, no estaba lista para enfrentarlo.
Salió de golpe tirando la puerta con fuerza y corriendo sin dar una explicación. Podía oír los gritos de Tom a lo lejos, sabía que la estaba siguiendo, pero no quiso confirmarlo. Corrió tan rápido como sus pies se lo permitieron. Ni siquiera supo cómo entonces pudo lograrlo. Corrió y corrió sin detenerse, sin mirar a su alrededor, como si su vida dependiera de ello. Corrió tanto que cuando sus pulmones le exigían más aire, se hallaba sola en medio de la pista. Rodeada de luces que poco a poco se hacían menos claras ante las lágrimas que caían por sus mejillas. El dolor en sus piernas ni siquiera se comparaba al de su pecho.
ESTÁS LEYENDO
Diario de un Seductor Apasionado
FanficTom Kaulitz es un joven universitario, cuya vida gira en torno de sí mismo. Le gusta tener la atención de las mujeres; que ellas estén dispuestas a hacer cualquier capricho que el desee. Además, no le interesa absolutamente nada más que divertirse u...