BeyBlade | En el bosque...

Capítulo 6 | Un día en la escuela

Narra la narradora que narra historias narrables como esta.

Hoy, estamos en la Academia Beygoma. Vamos a ver que sucedió con todos en clases.

*Narran Ranjiro, Aiger, Fubuki, Xavier*

—¡¿Qué haremos?! —exclamó Aigar con preocupación.

—¿Yo que sé? —le dijo Fubuki—, tú hiciste que explotara la pintura...

—Claro que no, fue Ranjiro —aseguró Aiger.

—Claro que no, fue Xavier —le dijo Ranjiro.

—¡Fue Fubuki! —exclamó Xavier.

—¡Aiger!

—¡Ranjiro!

—¡Xavier!

—¡Fubuki!

—Uh, yo digo que fueron los cuatro —dijo una voz desconocida detrás de ellos.

—¡AAAAAAH!

—¿Eh?

—¿Quién eres tú? —le preguntó Fubuki.

—Oh, pues, mi nombre es...

—El D-Director Shi-shinoda —le interrumpió Aiger.

—¿Cómo que él director Shinoda? No creo que este aquí, ajajaja le daría miedo ver este desastre, así que mientras no lo vea...

—Mm-hmm —el Director Shinoda estaba detrás de ellos. La chica volteó a verlo.

—Ah, Director Shinoda.

Director Shinoda: Buenas tardes niños. Veo que tuvieron un accidente.

—Ellos —la chica señaló a los chicos bañados en pintura.

—No importa quien haya sido, se quedaran a limpiar este lugar hasta que sus compañeros... —vio que el salón estaba en un profundo sueño por el experimento del cuarteto— ...despierten, ¿entendido? Luego vendré por ustedes.

—Sí, señor.

—Muy bien. Me despido —y salió del salón.

—Ahora me metieron en problemas... —la chica vio alejarse al Director Shinoda, murmurando—. Y acabo de llegar a esta escuela, mis hermanos se enojarán si no llego a tiempo para...

—Entonces, ¿cuál es tu nombre? —preguntó Ranjiro.

—Ah, pues... Mi nombre es... Shi Gen.

—¿Shi Gen?

—Exacto.

—Bien —Aiger agarró cubetas, trapeadores y trapos—. A limpiar.

—*¿Cómo me metí en esto?* —pensó Fubuki.

Estuvieron limpiando hasta que despertaron sus compañeros y su maestra.

—Castigados por un mes —les dijo la maestra mientras los demás alumnos salían.

—Sospechaba que eso les iban a decir... —susurró Shi Gen mientras buscaba con la mirada a alguien.

—Usted también, señorita.

—¿Yo por qué?

—No apareciste en ninguna clase del día después del recreo.

—Aaaah, sí. Es que... tuve unos problemas y...

—No quiero excusas, ya pueden irse.

Terminaron de limpiar y fueron al salón de castigados.