Epílogo: Un nuevo comienzo.

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"De todos los recuerdos almacenados en mi corazón
Reúno los que son sobre ti
Y los miro proyectados en la habitación
Me quedo dormido contigo en mis brazos, ya no desaparecerás."

En alguna parte de Suiza...

Siglo XX

11:11.AM

Muchas veces el dar todo completamente es dar nada a la vez y viceversa.

Entregar tu alma y más que tú escencia es dar más de lo que tienes, pero realmente es tanto que llega hacer nada. Y ese nada se convierte en ese preciado todo que anhelas conservar o dado mi caso, entregar sin importar nada más.
Pues fue mi todo quien entregué por una felicidad mutua.

Eran los tiempos equivocados, en los cuerpos equivocados. Lamentablemente para mí aunque haya renacido por el juicio de la corte de las Hadas no perdí mis recuerdos, y no sé el porqué. Fue lamentable y hermoso a la par porque; que lo recuerde a él aunque haya sido doloroso sigue siendo hermoso. El horror y la hermosura siempre serán uno solo.

Y aunque mi humano haya tardado los siglos pautados, no me arrepiento de haberme enamorado.
Aquél recuerdo sigue dando vueltas en mi cabeza una y otra vez incansablemete, pero no me molesta me complementa dolorosa y perfectamente. Recordándome el porqué de mis actos, enseñándome el significado de amar y a los extremos que podía llegar.

El arpegio semi tocado que danza con ayuda de mis manos en los blancos y negros brotan esmeraldas y zafiros que rebosan de un sentimiento melancólico albergado en lo más profundo de mi ser, de mi alma, mi corazón. Las pequeñas gotas crisálidas caen en mis manos, en el dorso de ellas y después resbalan en las teclas jade y negro, brillan y terminan muriendo en el verdoso suelo lleno de musgo. A medida que la melodía se va tornando más suave y oscura más lágrimas desbordan de mis ojos.

Es asfixiante, en extremo de doloroso.

Han pasado más de siete siglos y él simplemente no llega. Después de perder mis alas como castigo divino por parte del Rey de las Hadas mi cabello se tornó blanco y mis ojos negros, completamente negros. Pero no me arrepiento, ni de una sola cosa, ni de sus labios, ni de sus caricias, mucho menos de sus bromas de mal gusto. Porque lo amo. Amo el otro extremo de mi vida. Y aunque siga doliendo como si fuera ayer, fue lo mejor para ambos pero sobre todo para él. Yoongi no merecía vivir en un mundo donde las personas se destruyen entre si, no merecía el sufrimiento otorgado por seres más que repugnantes.

Yoongi no debía ser humano. Fue un error del universo jamás debió serlo.

Por esa razón mis alas y el destierro del mundo humano no fueron nada comparado con verlo morir. Por esas razones robé un mechón de su cabello, y lo besé. Mi magia se basa en dar vida a quien lo necesita, Yoongi necesitaba resucitar y yo me encargué de atesorar su humanidad solo para mí y regalar unas bellas y crisálidas alas ámbares en su lugar, solo para él.

No creí que tardaría tanto en volver pero esperar mil años podría solo para verlo de nuevo a él. Porque lo amo, más que a mi propia alma.

—Hada.

La melodía se torna brusca cuando mis dedos con fuerza presionan seis sostenidas y se mantiene el sonido en todo el espacio rodeado de naturales árboles y hierbas, flores. Se mantiene y se alarga gracias a la presión de la tecla bajo mi pie, luego sube más calmada y el sentimiento de melancolía se disipa lentamente como humo siendo remplazado con la serendipia de notas que marcó la sonata de nuestro nuevo comienzo.

—Yo soy tú, tu eres yo.

Aspiré profundo y mantuve mis manos estáticas cuando la melodía paró y mis lágrimas resbalaron suaves limpias y dolorosas por mis mejillas.

Fairy Fairy: Tonadas Mágicas ||𝑌𝑜𝑜𝑛𝑀𝑖𝑛||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora