Donde la deidad de YoonGi es el piano y JiMin bate sus alas para recordarle que la magia existe.
"Es mi deidad, mi devoción, mi más grande y placentero refugio, es inexplicable que seas tú una criatura creada por sus notas"
"Lo venera con su alma...
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"Mi respiración y corazón se aceleran Puedo sentir con facilidad que estoy vivo"
Yoongi POV
— Entonces así fue como sucedió, humano. No es tan complicado si lo analizas.
— Veamos, ¿Me estás diciendo que este mundo no es un mundo sino que en realidad es un universo alterno al mío? –asintió repetidas veces soltando una risa infantil mientras daba pequeños saltos. — ¿Y... Qué hay más criaturas como tú? –solté incrédulo y el ladeó la cabeza
—Si, humano. ¿Que te inquieta?
¿Qué me inquieta? Por amor a las notas, no solo me cuesta creerlo sino que me es imposible asimilarlo. ¿Espera que lo entienda así nada más? ¿Y porque sigue llamándome humano? le dije mi nombre.
Más de dos horas calculaba que habían pasado, por lo que deduje, el tiempo corre casi o igual que en el mundo humano.
Sentados frente a frente en el verde césped bajo nosotros, el pequeño ser frente a mi revolotea a mi al rededor y otro poco permanece sentado. Tierna y animadamente relató los inicios de este inusual mundo; como que, se llama Paradise y no hay exactitud de cuándo se creó o quién fue el creador de el peculiar y etéreo Piano de Cola a mi espalda.
Los más llamativo que ha robado mi atención desde que me di la tarea de observar con singularidad el lugar; fue la manera en que pequeñas notas musicales flotan al rededor de la gran cascada que conecta el mueble del piano, están allí por sobre su verde musgo, en el árbol de cerezo a mi costado, en el pequeño puente de roca a unos cuantos metros de mí. En el cristalino y rosáceo cielo las notas acompañadas de polvo escarcha dorada las envuelven lazos violáceos finamente amoldados esparcidas en casi todo el lugar rodeándome negras, fusas y semifusas como si salieran mágicamente de la tierra.
Magníficamente inefable.
— Y...
— ¿Y...? –repitió observando la confusa mirada que le regalaba al lugar y posteriormente a él.
— Y... –retomé aclarando mi garganta. — ¿Me dices entonces que tú eres el guardián de él? –señalé refiriéndome al objeto tras mi espalda. Asintió una vez más. — ¿Dónde están los demás como tú?
—Somos varios, si te lo preguntas, siete especies en total. Nos clasificamos y cada uno tiene su tarea. Yo soy un hada Ninfa. –expresó, fijando su mirada en como caía una pequeña, más que él, hoja en forma de trébol. — O también llamadas hadas de fuentes. Nos encargamos de sitios diferentes a velar, proteger y cuidar las fuentes, y en lo que ellas se encuentre, mencionado ya que soy el guardián del Piano.
Pestañeo sin entender demasiado, dando un pequeño golpe a mi mejilla procurando nuevamente no estar alucinando o peor aún soñando.
— ¿Algo más que deba saber, pequeña hada? –pregunté entonces, levantándome y sacudiendo mi cabello con mi mano. Jimin por su parte me miró fijamente sin expresión alguna y no entendí a que se debió su repentino cambio. Tragué duro y me congelé cuando de su diminuto cuerpo emanaron auroras y cintas transparentes de un esmeralda limpio y brillante.
