II┊ʻO ka launa aloha ʻana me ka hoʻopā o ka inaina

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Quince minutos

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Quince minutos... Solo quince minutos Meredith llevaba dentro de la oficina de su jefe, mientras que él estaba sentado frente a ella, la miraba fijamente, si tuviera rayos láser en los ojos, no dudaría en un segundo en usarlos en ella.

—Podrías dejar de hacer eso —mencionó algo molesta

—Hacer ¿Qué? —él se hizo el desinteresado

—Mirarme como si quisieras matarme

—Eso es absurdo

Meredith bufo —Si claro, tu lenguaje corporal no dice lo mismo

—¿Mi lenguaje corporal?

—Acaso tienes cerumen en los oídos y no escuchaste bien —lo miro a los ojos—. Si, tú lenguaje corporal; ahora, te importaría retirarte y dejarme tranquila

—Para empezar esta es mi oficina —recargo sus codos en el escritorio—. La que debería retirarse eres tú

—Bien —se levanto de golpe y tomo sus cosas—. Quédate aquí con tu oficina

Salió de la oficina y fue a dónde los demás se encontraban, Danny la miro y le pregunto: —¿Todo bien?

—Siempre es así de molesto —Mer paso una mano por su cabello

—Eso creo, siempre tiene esa cara de amargado

—¿Amargado? Más bien de pocos amigos

—Se le pasará una vez que sepa quién eres —menciono Chin mientras colocaba una de sus manos en su hombro en forma de apoyo

—Tal vez eso nunca suceda

—Steve mencionó que tú expediente no estaba completo —comenzó a explicar Kono—. Además de que solicitó permiso para revisarlo y no le dieron el acceso

Meredith se rió ante aquello —Ese es el problema, nadie tiene acceso a mi expediente

—¿Por qué razón? —Cath preguntó ante tanto anonimato de la chica

ALOHA©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora