― ¡¿QUE HICIERON QUÉ?!
Me limpié la cara después de que Lorena me escupiera la malteada al ponerse de pie ―Lore, siéntate por favor, nos van a sacar de aquí a patadas.
―Pero, a ver ¿cómo fue que pasó? ―Se sentó sin dejar de mirarme. ―Cuéntamelo todo y ¡no te atrevas a guardarte ningún detalle!
―Te juro que te voy a decir hasta el tamaño y la forma y...
Lorena se atragantó con otro sorbo de su malteada mientras me quitaba para que no me volviera a escupir. La gente en la cafetería nos miraba mientras el lindo mesero que nos estaba atendiendo me pasó otra servilleta.
― ¡Tonta! ―Dijo cuando pudo recuperar el aliento.
― ¡Tú eres la que está pidiendo detalles! ―le contesté entre carcajadas.
―A ver, vamos desde el principio, se encontraron por su casa dos veces, en la segunda fue cuando lo hicieron la primera vez y luego me llamó.
―Exacto ―asentí.
―Lo que no entiendo es ¿por qué no lo corriste del baño?
―Porque no sabía cuando tendría otra oportunidad así. Sabes perfecto lo que me dolió que me rechazara...
―Pero ahora sabes que no fue cosa de él, lo hizo por la amenaza de Emiliano.
―Ni me recuerdes a ese malnacido. Por su culpa, Omar y yo no pudimos estar juntos.
―Antes, pero ahora...
Miré la hora en la pantalla de mi celular ―ahora él debe de estar con su prometida, hoy regresaba de viaje.
― ¿Qué van a hacer Omar y tú ahora que su prometida está de nuevo en la ciudad? Seguramente van a seguir con los preparativos de su boda, y tú tienes a Ulises ―me miró, señalándome con el popote de su bebida.
―Sea como sea que se desarrollen las cosas, dos personas van a resultar heridas ―agaché la mirada. En mi celular seguía la foto que Omar y yo nos habíamos tomado después de la fatídica cena en casa de Humberto. Esa noche fuimos a un bar donde estaba una banda de rock tocando en vivo. Luego salimos a caminar y nos sentamos en una de las bancas de piedra de las glorietas de Reforma. La luz del farol ayudó a que la foto se viera bien.
― ¿Valió la pena? ¿Valdrá la pena el sufrimiento de dos personas? ―Lorena me sacó de mis recuerdos, ―si Omar y tu acaban juntos, sus respectivas parejas van a acabar con el corazón hecho trizas y si ustedes dos se separan...
―Ya sé. Lo correcto sería que les dijéramos la verdad, cada quién a su cada cual y que ellos tomaran la decisión que mejor les pareciera. Lo no tan correcto es que todo siga como antes de que Omar y yo nos encontráramos, que él se case como lo tenía previsto y que yo siga con mi relación con Ulises. Y, probablemente lo menos correcto de todo es que Omar y yo termináramos con nuestras actuales relaciones para estar juntos.
―Vamos a olvidarnos un poquito de Omar, ¿qué es lo que tú quieres hacer?
―No lo sé Lore. Tú sabes cuánto quise una oportunidad como ésta con Omar. Sabes que en el fondo nunca lo olvidé. Pero cuando Ulises apareció en la foto, fue como volver a sentirme viva. Su risa, su mirada, su forma de ser, de hacerme el amor ―Lorena me miraba a través de sus largas pestañas, ―amo muchísimo a Ulises, tanto que no sé si podría terminar con él y menos después de esto ―saqué de mi bolsa el anillo de compromiso que Ulises me había dado la semana pasada. Lo había guardado para enseñárselo a Lore en el momento adecuado.
― ¡Ángela! ¡Guau, está divino! ―El anillo en mi dedo corazón lanzaba destellos cuando la luz lo tocaba, luego me miró ―ay amiga, no sé si felicitarte o regañarte.
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Mientras para de llover
RomanceHay historias de amor que no tienen un final feliz, algunas se quedan en el tintero, esperando que algo suceda para seguir escribiéndose.