— Mamá, papá, ¿pasa algo? — Ted y yo nos acercamos a ver qué sucedía; parecían tener prisa.
— Tim, ¡por fin!, llevo llamándote una eternidad. —Mencionó nuestra madre, mientras terminaba de cerrar la cajuela; papá salió del coche, y me dio un abrazo que por poco me rompe las costillas. Después de saludarnos, continué hablando con mamá.
— Dejé mi teléfono, quería descansar un poco de todo eso, ¿recuerdas? — Alcé el cuello, examinando la situación. — ¿Van a algún lado?
— ¡Si!, ¡ocurrió una emergencia! No tengo mucho tiempo de explicar, pero nuestro jefe olvidó su conferencia en Tokyo y ahora mismo está en el Caribe de vacaciones, por lo que pidió que fuéramos nosotros. Es probable que ganemos un ascenso... — Miré a Ted, a ambos nos daba siempre mala espina que se vayan de viaje de negocios, la última vez que pasó nos dejaron con un hombre disfrazado de niñera y por poco mueren; sin embargo, ahora no había nadie que quisiera dañarlos, ¿o si? Mi hermano me hizo una seña para que dijera algo, no queríamos que se vayan.
— ¿Pero y... navidad? — Bien pensado. — ¿No van a estar para navidad? — Mencioné defraudado.
— Volveremos para navidad, lo prometemos, solo serán dos días amores. — Mamá nos apretó los cachetes y nos dio besos en la frente tanto a mí como a Lindsey, para luego subirse al asiento del copiloto.
— Vamos campeón, hay dinero en mi estudio, en el segundo cajón de mi escritorio, usen cuanto necesiten, sé que vas a poder cuidar a tu hermano — Papá me dio otro abrazo, igual que a Ted, y se subió al asiento del conductor.
Mi hermano y yo nos apartamos viendo como salían de su estacionamiento y arrancaban para irse por la carretera, haciéndose pequeños en el horizonte. Todo había sucedido muy rápido; estaba aún muy obtuso.
— Bueno Templeton, tengo hambre, ¿qué tal unos rollos de atún picante? — Theodore me tomó de la mano y me arrastró hacia adentro de la casa, yo me quedé estático viendo hacia afuera, como una estatua. Después de un poco de esfuerzo finalmente me logró tirar en el sofá, y fue a llamar al delivery para pedir la comida; creo que Ted era el jefe de nuevo. — ¿Qué vas a pedir tú, Templeton?
— Ambos somos Templeton genio. — Dije irónico. Finalmente recobré el ritmo y asimilé la situación; si lo veíamos por el lado bueno, ¡teníamos la casa para nosotros solos! — Quiero pollo frito, ¿puedo?
— Claro, pediré el menú para niños. — Su tono burlón hizo que lo fulmine con la mirada, aguardé a que terminara de pedir la comida, y una vez colgó el teléfono, lo jalé hacia el sofá, colocándolo debajo de mí. — ¿Qué haces Tim?, anda, suéltame payaso. — Ted se removía mientras se quejaba, negué con la cabeza.
— ¿Quieres luchar, eh? ¿Te crees lo suficientemente apto Lindsey?
— ¡Por supuesto Leslie, te enseñaré quien es el jefe!
Empezamos a forcejear, el sofá era pequeño, así que nuestros cuerpos estaban pegados uno sobre el otro; Ted trataba de patearme, por lo que me posicioné entre sus piernas, empujándolo con mis caderas para ejercer más fuerza, él tomaba mis manos y yo luchaba por zafarlas, ambos no podíamos parar de reír.
Narra Theodore:
Aún no podía creerme que Tim estaba aquí, ¡y qué lo tendría dos días solo para mí!, si bien Templeton no era el sujeto más brillante ni de cerca, no podía evitar admirarlo, más después de nuestra charla. Haberme enterado de sus problemas en la preparatoria me mostraron un lado de él que nunca pensé podría existir, pero me encantó; él era así, cuando creía que lo conocía completamente me sorprendía con su forma de ser o sus acciones, en el buen sentido. Con él cada día era una novedad, hacía que no me arrepienta de haber dejado Baby Corp atrás; mi tiempo allí era solo un vago recuerdo, ya ni siquiera sabía qué hacía ahí, simplemente era algo que olvidé mientras crecía.
Estábamos en el sofá, luchando, después de dos años sin verlo, tocarlo y tenerlo tan cerca me hacía sentir extraño; la forma en la que separaba mis piernas y empujaba con sus caderas el espacio entre estas, mi entrepierna, me hacía sentir acalorado, era como si alguien hubiera aumentado el termostato o como si tuviese fiebre. Crecer no era tan malo como muchos bebés nacidos para ser jefes en la fábrica de bebés creían, la mayoría del tiempo era alegría y aprendizaje, pero una vez uno cumplía doce, la cosa se ponía realmente horrible; la pubertad era lo peor, cambios corporales, el cambio radical de tu voz (aunque, volvió a ser la que tenía cuando bebé, y trabajaba en BabyCorp, la fábrica de bebés) y quizás la situación más incomoda de todas, la que probablemente todos los hombres comprendían, el repentino "levantamiento" de tu miembro; en clase habían dicho que era normal, pero realmente no le podía ver lo normal a que se te ponga dura como veinte veces al día.
Y, como ni en casa ni en la escuela tenía a alguien a quien preguntarle, no sabía si eso tenía solución o no. Por eso, cuando sentí como Tim empezaba a rozar esa parte de mi cuerpo con sus caderas, entré en pánico, tanto que me dio un ataque de risa; desde hace ya un tiempo me sentía extraño respecto a él, pero era algo a lo que había aprendido a ignorar, él era el querido chico de los Templeton amable e imaginativo que siempre pensaba en los demás antes que él, y era bastante cariñoso, era la clase de persona que quieres tener siempre a tu lado, y yo quería eso, tenerlo a mi lado, ser todo para él. Era muy confuso, por eso había preferido alejarme de todos, de mamá, de papá, pero cuando Tim volvió, rompió todas mis defensas, no lo esperaba, este hombre encantador me dejó en jaque.
El pánico se duplicó cuando mi miembro empezó a endurecerse, incluso podía sentir como si lo hiciera a propósito, pero era imposible, él solo era muy despistado. Luego, comencé a sentir algo más, era una sensación... ¿agradable?, me gustaba como se sentía, como su paquete aplastaba al mío con nuestros jeans ajustados de por medio; luego, pasó a ser más intenso, casi no tenía fuerza en los brazos, me fascinaba como se sentía, pero me sentía culpable y sucio, por lo que continuaba resistiéndome y pataleando.
Pero, cuando sentí como si el aire me faltara, empecé a gritarle a Tim que pare; la sensación... Dios, que increíble, solo quería gemir pero la vergüenza me reprimía, había algo, algo dentro que sentía se estaba contrayendo, algo estaba siendo presionada, trataba de aguantarme, mientras continuaba gritándole, pero Templeton solo me ignoraba y se reía; entonces, fue cuando sentí como si estuviera a punto de hacerme del baño encima, pero era una sensación un poco más intensa, sentí la presión en mis bolas, y los movimientos de Tim provocaban que no pudiera más hasta tener un fuerte espasmo que me obligó a soltar un jadeo. Cerré los ojos, avergonzado, mientras sentía como si mi miembro explotara, como si me hubiera orinado, pero con gran alivio y unas cosquillas bastante placenteras. Me quedé ahí echado, tapando mi rostro, estaba muy avergonzado, probablemente mi hermano mayor pensaría que era un maldito adolescente caliente; no podía verlo, no podía. Mi corazón latía como loco.
— Ted... L-lo siento, no era mi intención... — Sentí como se quitó de encima mío, al parecer ya se había dado cuenta de lo que había pasado. Quizás no le vería a los ojos nunca más, esto era demasiado para mí; debí de quedarme como un bebé, pensándolo bien.
— Vete, por favor. — No recibí respuesta por parte de Tim, solo sentí como ponía en mi pecho una caja de pañuelos de papel, y sus pasos al irse, el volumen de sus pisadas disminuía, señal de que estaba lejos. Esperé unos minutos más antes de levantarme e irme al baño, al bajar mis pantalones me topé con aquel pequeño desastre, mi ropa interior, manchada por ese líquido casi transparente. Lo examiné un momento, pensé en llevármelo a la boca, pero rápidamente descarté la idea, no era tan enfermo como para hacer eso.
No era un inocente bebé, sabía que era semen, el semen lleva los espermatozoides para fecundar los óvulos y bla, bla, bla; pero en la clase de sexualidad obviamente no te hablaban de como salía el semen, de como se sentía... Mi corazón aún latía agitado.
Finalmente la comida llegó, el repartidor tocó el timbre. Tim pagó y dispuso todo, mientras yo tomaba un baño; él claramente no tenía la culpa de lo que pasó, pero me molestaba que no haya parado cuando le exigí que lo hiciera, mi hermano solo quería jugar por supuesto, pero a veces era un verdadero idiota. Cuando salí de la bañera me puse el pijama, y bajé a comer.
No dijimos nada durante la cena, una vez acabé de comer me fui a mi alcoba, y me cubrí con las sábanas rogando dormirme de una vez. Tim se quedó en la sala viendo televisión, supuse que subiría al rato, pero se quedó abajo, durante varias horas.
No supe qué pensar al respecto, tal vez él también se sentía extraño.
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Secreto Fraternal (yaoi)
FanfictionDESCRIPCIÓN: Tras años distanciados por la culpa y el miedo al rechazo, Tim y Ted reaparecen en la vida del otro; aquel reencuentro traerá viejos recuerdos y abrirá un capítulo que ambos creían cerrados. ¿Serán capaces de mantener su secreto fratern...