¿Nunca has hecho algo de lo que te arrepientes con el alma?, algo que sabes que sucedió únicamente porque tú elegiste que pasara, algo de lo que nadie tiene la culpa salvo tú y si tan solo hubieses escogido pensar las cosas dos veces y no hacerlo tu vida sería muy diferente.
Cada noche, desde hace varios años, la duda me corroe pensando en cómo serían nuestras vidas ahora si yo hubiera elegido no hacerlo, si hubiera mantenido esa fina pero necesaria línea entre amor fraternal y amor incestuoso.
Nadie en mi familia lo sabe, he puesto mi alma y todas mis energías en procurar que así sea, pero mi hermano menor y yo compartimos un secreto, algo -en simples palabras- prohibido.
Pasó hace muchos años, yo estaba ebrio, él y yo solos en casa; Theodore apenas era un adolescente, me dejó tomar ventaja de su inconsciencia y yo hice algo terrible. Es tan malo que ni siquiera puedo nombrarlo, aunque haya una palabra que encaje bastante bien (abuso), y como si con eso no bastara, no solo ocurrió una vez, fueron unas dos o quizás tres.
El solo recordarlo me estremece, no es fácil asimilar que has arruinado algo hermoso de la peor manera.
— Tim, el desayuno...
— Oh, ahora mismo linda, lo lamento. — Su voz, chillona como siempre, sacándome de aquel pequeño trance de todas las mañanas que me da cuando pienso en Ted. Volteo los panqueques y maldigo en voz baja al ver que se han chamuscado un poco, giro un tanto la cabeza para observar a mi esposa de soslayo; ella está absorta leyendo su teléfono, golpeando la mesa con los dedos como siempre hace cuando está apurada. Supongo que con la prisa no se dará cuenta, así que solo empapo su desayuno en miel y se lo sirvo, rogando que no se dé cuenta de lo que sucedió con la comida por mi distracción.
— ¿Cómo va el trabajo linda? — Pregunto mientras me siento a lado suyo. No tengo interés en verdad, pero necesito distraerme con algo.
— Bien supongo, aunque últimamente no me he sentido en mi cien por ciento.— Ella empieza a comer, la casa está silenciosa, nuestra hija aún duerme.
Ambos nos concentramos en desayunar y meditamos en silencio, las cosas entre ambos no han ido bien últimamente, la idea del divorcio se ha hecho cada vez más tangible, al menos para mí... Y como una sucia treta del destino, ella está embarazada. Claramente, me veo obligado a seguir a su lado.
Ella se va a trabajar y yo me quedo en casa haciendo el resto de labores domésticas; soy lo que se podría llamar una especie de amo de casa, aunque también trabajo por las tardes, la principal razón para considerarme así es porque soy el único que hace todo en casa. Mi esposa Carol no es muy acomedida que digamos y tampoco le gustan las tareas del hogar.
La cocina está limpia, la mesa recogida, sirvo leche y cereal en un tazón observando mi reloj, no falta mucho para que ella baje.
— ¡Papá!, ¡papá!, acabo de tener el sueño más loco de todos. — Thabita baja corriendo las escaleras, tropezando con sus propios pies. La sostengo antes de que su rostro se estampe contra el suelo, y la llevo a la cocina mientras pregunto por su sueño. Ella es bastante inquieta e imaginativa, me recuerda a mí cuando niño.
La siento frente al tazón de cereal y empiezo a barrer la primera planta mientras la escucho.
— Estábamos en mi fiesta de cumpleaños y de pronto todos se transformaban en regalos, así que los abría pero al abrirlos los regalos se quejaban. Luego un enorme payaso me hizo comer pastel y yo no quería, pero este insistió o me golpearía con un globo amarillo. ¡El mejor sueño de la vida! — Terminó de decir, tomando una bocanada de aire pues antes no se dio ni una sola pausa. La miré un poco extrañado mientras asentía con una sonrisa forzada, ese sueño había sido raro hasta para mí. — ¿Qué crees que signifique?
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Secreto Fraternal (yaoi)
FanfictionDESCRIPCIÓN: Tras años distanciados por la culpa y el miedo al rechazo, Tim y Ted reaparecen en la vida del otro; aquel reencuentro traerá viejos recuerdos y abrirá un capítulo que ambos creían cerrados. ¿Serán capaces de mantener su secreto fratern...