IV. El alumno de Tim

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¡¿Qué le había hecho a Ted?!

Me sentía extraño, aquellas escenas se repetían en mi mente una y otra vez. Me decía a mí mismo: "Tim, fue un accidente, tú no sabías que su cuerpo reaccionaría así"

Aquel gemido que soltó antes de correrse no dejaba de sonar en mi mente, era horriblemente hermoso, aquel sonido... seguía en mis oídos, retumbando, haciéndome sentir extraño, sucio. Necesitaba despejar mi mente, y quería creer que la pequeña excitación que sentía, era fruto de meses en abstinencia. Era cierto, la última vez que estuve con alguien fue hace dos meses, demasiado tiempo para mí; en la universidad, como ya dije, me volví alguien un poco más flexible, que en pocas palabras significaba que me había acostado con algunos hombres también, y lo que era irónico, parecía atraerlos más a ellos que a las mujeres.

De solo pensarlo, noté que tenía una pequeña erección. Encendí la televisión, que tenía acceso a internet, y fui a la cocina para asaltar la alacena de licores de mi padre, cogiendo el que me parecía lo suficientemente fuerte como para que olvide lo que pasó hoy. Así que, me puse a ver porno mientras me alcoholizaba, así de simple. Que bajo has caído Timothy Templeton.

Tenía mi propia lista de reproducción de vídeos, la mayoría era hetero, pero había uno que otro solo con tíos, que la verdad no me desagradaban para nada. 

La botella de vodka estaba nueva, pero no tardé en vaciarla.

Narra Theodore:

Simplemente no podía dormir, no sin saber dónde estaba Tim, tal vez no quería subir porque se sentía mal y se planeaba quedar a dormir en el sofá, yo no podía permitirlo, eso sería cruel de mi parte.

En nuestras discusiones casi siempre era yo quien acababa cediendo, supongo que era porque tenía un nivel un poco mayor de madurez, al menos respecto a las peleas; en ese aspecto, el hecho de que Timothy continuara creciendo me agradaba, cada vez se comportaba más como un hombre, pero a veces hacía tonterías como querer dormirse en la sala o pensar que la mejor solución era huir de casa. No encontraba mis pantuflas, el piso no estaba sucio, pero si hacía el frío propio de unos días antes de navidad; finalmente me rendí y decidí ir a buscarlo descalzo.

Bajé las escaleras y vi un brillo en la sala, el de la televisión, supuse Timothy estaría ahí.

Caminé hacia allá, mientras más me acercaba empezaba a escuchar sonidos extraños, sonaba como a la lucha libre, aunque progresivamente sonaba más como jadeos, o... ¿gemidos?

No había nadie en el sofá, Tim no estaba ahí; volteé a ver la tele, y quedé boquiabierto al ver a dos sujetos completamente desnudos, besándose mientras se tocaban las pollas. Nunca en mi vida había visto porno, estaba anonadado.

Rápidamente se me subieron los colores al rostro, ardía, mi miembro se puso duro al instante. ¿Qué debía hacer? ¿Quién había dejado esto puesto?, mi cerebro gritaba que subiera a encerrarme a mi habitación, pero mi cuerpo desobedecía, me senté en el sofá, y continué viendo lo que pasaba.

La forma en la que se tocaban... empecé a volver a sentir la sensación que tuve más temprano esa noche, cuando Tim me embistió por sobre la ropa; dudé un poco, pero finalmente metí mi mano en el elástico de mi pantalón, yo no llevaba ropa interior por debajo, no me gustaba dormir con ella; empecé a imitar los movimientos que hacían los sujetos en sus miembros, con un poco de timidez por supuesto. Era una sensación indescriptible, me gustaba, me gustaba como se sentía tocarme, y me gustaba ver a esos dos hombres hacer cosas, pero me sentía culpable. Todo era demasiado confuso.

 — Woah, pero mira a quién tenemos aquí. — La voz de mi hermano mayor me hizo saltar del susto, juro que sentí como el alma por poco se me escapa. Rápidamente quité las manos de mis pantalones y me levanté, no estaba seguro de que iba a pasar ahora. Maldito Templeton.

Secreto Fraternal (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora