VII. Tim se va (PARTE II)

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Mi hermano menor esbozó una sonrisa al oír mis palabras, empezaba a creer que aquel llanto de hace un rato había sido solo una pequeña treta para causarme lástima. Se empezó a desabotonar la camisa que llevaba puesta ese día, sus manos temblaban, no comprendía porqué si esto lo ponía tan nervioso había insistido de esa manera.

— Espera, aquí no tonto, vamos a la habitación... — Le detuve cuando se empezaba a desabrochar los jeans, asintió con un gesto de obviedad y tomó su camisa que para ese momento ya se había quitado de encima. Salimos del baño y fuimos a la alcoba, Ted como si fuera un gato, se subió a mi cama y empezó a revolverse en ella, desarmándola cuando con "tanto esfuerzo" la tendí esa misma mañana. El rubio siempre había sido más ordenado que yo, su lado de la alcoba lo demostraba, en mi caso había un poco de ropa dispersa en la cabecera; la forma en la que el rubio tomó una de mis prendas usadas y la empezó a oler me desconcertó un poco, si esa era una forma de tratar de "seducirme", lo estaba haciendo todo al revés.

   — Hummm... Amo tu aroma Tim, es tan masculino, desearía que te pudieras quedar por más tiempo. — Después de olfatear un poco más mi prenda (una camiseta), mi pequeño hermano se sentó al filo de la cama, estirando sus brazos, como un niño pequeño cuando desea que lo carguen. Quería pasar a la acción para finalizar con todo esto de una vez, pero el juego previo siempre me había gustado mucho. 

Me acerqué a él y rodeé su cintura con mis brazos, como sincronizados, sus piernas se enrollaron alrededor mío y lo levanté dejándolo cercano a mi rostro; me sonrió y besó mi mejilla, podía sentir el pequeño miembro de Ted endurecerse contra mí, la forma en la que me miraba me asustaba un poco, siempre había pensado en mi joven hermano como un chico inocente y quizás algo ñoño, pero la forma tan lasciva y lujuriosa en la que sus ojos brillaban en ese momento me hacían sentir como si estuviese frente a un demonio o peor. Creo que había despertado el lado oscuro de Ted.

   — Sabes Tim, nunca he besado a nadie de lengua y siempre quise saber que se sentiría...

— ¿No querrás decir que nunca has besado a nadie? — Dije punzante, con claras ganas de molestarlo. Mi menor frunció un poco el ceño, acomodando mejor sus brazos entorno a mi cuello.

   — Para tu información, si he dado mi primer beso... — El hecho de que todo andaba mal en mi cabeza se hizo notorio cuando, al oír lo que Ted me dijo, me sentí repentinamente invadido de celos y enojo; definitivamente tenía un complejo de hermano demasiado intenso. El rubio me observó a los ojos, lo sostenía entre mis brazos con poco esfuerzo pues apenas y pesaba, su rostro era infantil y a la vez maquiavélico; me tomó de las mejillas y súbitamente me besó. — ...Y fue justo este.

El beso había sido breve, pero la idea de haber tomado también el primer beso de mi hermano me tenía como loco. El calor recorría mi cuerpo hasta dejarme sin aire, mi miembro se hinchaba por debajo del pantalón incomodándome; estaba muy excitado, decidí no decir más y presioné mis labios contra los del rubio, ingresando suavemente mi lengua hasta encontrarme con la suya, que se revolvió contra la mía tímidamente.

Recosté a mi pequeño hermano en la cama, continuando con el beso hasta que él me separó para poder respirar un poco, su rostro estaba rojo.

— Tooonto, ¿acaso dejaste de respirar mientras nos besábamos? — Murmuré divertido, pues era lo que su cara dejaba ver. Theodore asintió un poco avergonzado, lo cual solo me causó más gracia. — Respira por la nariz, ¿de acuerdo?

Y me volví a lanzar a devorarle la boca, ahora de forma un poco más agresiva pues ya había agarrado el ritmo; revolvíamos nuestras lenguas, le relamía los labios, llegué a morderle y estirarle uno, lo que provocó un quejido de su parte que no hizo más que hacerme llegar a mi límite. Si no me lo follaba en ese instante, me volvería loco.

Secreto Fraternal (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora