6. ¿Quién es?

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Siguiendo al pie de la letra las instrucciones que le da su tía, Harry le ayuda a preparar aquellas galletas que a su vecino tanto le gustan. Mientras Eli derrite la manteca en el microondas, él mide cuidadosamente la cantidad de harina que debe usar junto al azúcar y el cacao, agrega una pizca de sal y luego lo incorpora a otro bowl donde previamente había mezclado la leche y los huevos.

—¿Harry, quién te enseñó batir de esa manera?— la mujer a su lado lo regaña, antes de quitarle el batidor de las manos y enseñarle la manera correcta— debes hacer movimientos envolventes e incorporar de a poco los secos, para que no se formen grumos— el ojiverde la observa atento.

—¿Qué pasa si se forman grumos?— pregunta.

—Son casi imposibles de deshacer y se arruina la mezcla. Ahora, alcánzame la manteca, cariño.

Harry responde al pedido de su tía y abre la puerta del microondas para tomar el pequeño recipiente en el que ella había derretido la manteca;  pero no se percata de lo caliente que está y se quema al intentar tomarlo. Como un acto reflejo, lo suelta inmediatamente y la manteca ya derretida se vuelca dentro del microondas.

—¡Harry! ¡cariño! ¿estás bien?— Eli se acerca preocupada hacia su sobrino.

—S-sí, sí, tía— asegura Harry mientras observa detenidamente sus manos en busca de alguna ampolla, afortunadamente no haya ninguna.

El ardor que sentía en sus manos rápidamente se calma y después de limpiar el microondas, vuelve a derretir de nuevo un trozo de manteca; mientras Eli prepara la asadera en donde hornearán las galletas.

Cuando el pitido del microondas anuncia que la manteca ya se ha derretido, Harry utiliza los guantes de cocina de su tía para tomar el recipiente y no quemarse otra vez. Incorpora su contenido a la mezcla junto a un puñado de chips de chocolate que encuentra en la alacena.

—Estoy segura que esos chips no forman parte de la receta, Harry.

Sonríe travieso— No, pero estoy seguro las galletas quedarán aún más ricas.

Después de enharinarse las manos; toman una pequeña cantidad de masa y forman una bola con ella, para después aplastarla contra la asadera. Una a una, las galletas toman forma y van quedando listas para hornear.

(...)

—Eres un gran cocinero, cariño— lo felicita Eli mientras le enseña las galletas que ha puesto en un plato después de sacarlas del horno. Harry sonríe orgulloso de sí mismo cuando las observa doradas y crujientes, espera que además estén esponjosas.

—Le llevaré un p-par a Louis, tía. Le prometí que lo haría porque él está ocupado y no puede venir a merendar.

Eli al instante sonríe— ¡Que dulce eres, mi niño! ¿tú también notaste lo mucho que le gustan?— pregunta, a lo que el rizado asiente.

—Estoy seguro que le darán energía para terminar su trabajo de anatomía, iré a buscar un tuper para ponerle algunas y se las llevaré— se pone de pie y su figura se pierde rumbo a la cocina.

Después de que su tía le diera una mano para encontrar el recipiente de plástico, escribe una pequeña nota para Louis que guarda junto a las galletas.

Los latidos de su corazón se aceleran como si hubiera comenzado a correr y un leve temblor se hace presente cuando sus manos sujetan el tuper. Le avisa a Eli que saldrá un momento y ella le pide que le mande saludos al ojiazul de su parte, promete que lo hará y finalmente abre la puerta del departamento. Antes de que su timidez lo acobarde una vez, obliga a sus pies a atravesar el umbral de la puerta y caminar hasta el departamento que tiene inscripta la primera letra del abecedario en su puerta. Toca timbre y mientras espera que esta se abra, piensa en lo que le dirá a Louis y lo repite varias veces en su mente para no equivocarse. Sin embargo, no es él a quién ve cuando la puerta se abre.

Unos ojos mieles lo observan confundido.

—Eh— carraspea— h-hola, busco a Louis— el rizado se maldice por tartamudear.

El morocho desvía su mirada hacia el tuper que lleva y vuelve a mirarlo— ¿eres Harry? ¿el sobrino de Eli?

El ojiverde asiente confundido ¿cómo sabe quién es? ¿Louis le habrá hablado sobre él? la emoción se apodera de su cuerpo al imaginar al ojiazul hablando con otra persona sobre él pero rápidamente las dudas lo atacan ¿quién es este chico? ¿y si Louis tiene novio y es él?

—Louis se está bañando pero seguro que no tarda, ¿quieres pasar y esperarlo?— la voz del ojimiel interrumpen sus pensamientos.

—N-no, gracias, no es necesario. Solo le vine a alcanzar esto— alza el tuper que trae en las manos y lo acerca al morocho, quien lo toma al instante.

Se despide rápidamente de él y regresa a su departamento cabizbajo, donde su tía lo espera sentada en la mesa de la cocina con dos tazas de chocolate caliente y las pocas galletas que él había dejado, la mayoría se las dió a Louis.

—Qué rápido regresaste, cariño— dice Eli extrañada al verlo regresar tan pronto.

—Solo fui a dejarle las galletas, tía— el rizado toma asiento junto a ella y le da un sorbo a su taza— él tenía que hacer un trabajo de anatomía, ¿recuerdas?— prefiere omitir detalles.

Su tía solo asiente. Ambos toman su chocolate caliente en silencio; Eli está segura que pasó algo más que su sobrino no ha querido contarle pero no insiste y Harry lo agradece.

El sobrino de la vecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora