Capítulo 4

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--" Un par de esclavos para ayudarme con el maldito desorden que algunos irresponsables dejan aquí en esta biblioteca..."-- la malgeniuda mrs Reynolds veía atentamente a los dos chicos.

Lucero nerviosa, mientras que Fernando moría de miedo,estaba seguro que en cualquier momento aquella mujer sacaría un cuchillo y lo atacaría por la espalda tendría el placer de presumirle a todos en la universidad que se deshizo del chico más insoportable y holgazán,el dolor de cabeza de todos en la facultad.

---" Un verdadero placer venirle ayudar mrs Reynolds..."-- balbuceo Lucero mientras que comenzaba a balancearse sobre sus talones.

--" Estás segura que tronchatoro no nos va acuchillar por la espalda...?"-- susurro Fernando mientras veía de reojo a la titánica anciana quien sonreía maquiavelicamente observandolos fijamente.

Lucero negó con la cabeza mientras escondía una risita.

--" No seas ridículo y cállate..."-- respondió susurrando.

--" Bueno para empezar con sus castigo,ordenaran todos los libros del área de poesía que algunos indisciplinados como ustedes olvidaron ponerlos en su lugar,luego irán al área de cultura..."-- dijo mientras a duras penas y lentamente hacía unos apuntes sobre su libreta.

Fernando abrió los ojos en una mueca de asombro, mientras que Lucero dió un aplauso de felicidad aprovecharía para hojear algunos libros de Neruda.

--" Acaso están esperando el año nuevo chino...?"-- volteo a verlos luego de un par de segundos después al sentir aún la presencia de ambos y ver que ninguno se había movido de su lugar.

--" Apresurense. .."-- ordenó firmemente.

Ambos corrieron literalmente hacía el pasillo de poesía,era un gran desorden. Habían varias pilas de libros en varios carritos,que debían volver a los estantes eso sí ordenados por los códigos,nombres de las editoriales,títulos y autores.

--" Que demonios se supone que debemos hacer con todos estos libros...?"--

--" Ordenarlos y devolverlos a sus estantes eso sí ordenandolos por sus códigos,nombres de editoriales títulos y autores..."-- comenzó a hojear el libro que siempre quiso leer,de la autoría de Pablo Neruda.

--" Se ve que tú si sabes mucho de este aburrido mundo, porque no lo haces tu, mientras yo voy a sentarme en la silla de la bruja..."-- se dió la vuelta para ir rumbo al escritorio de la anciana Reynolds,quien había salido dejándolos solos con la estricta condición de que quería encontrar su biblioteca tal cual como la dejo,pulcra y de pie.

--" No señor,tu también vas a ayudar el castigo es para los dos así que ambos vamos a trabajar..."-- no supo cómo pero lo había tomado de la mano,el roce de ambas pieles crispó al momento de tener el primer contacto meramente físico.

--" Como tú digas Lucía,pero devuélveme mi mano..."-- restándole importancia al contacto de hace un momento retiró su mano rápidamente de la de ella.

Lucero sumamente nerviosa lo soltó de la mano, una sensación distinta le erizo la piel por completo,fue una corriente eléctrica que recorrió toda la espina dorsal,sintió sus mejillas calientes mientras que trataba de esconder su rostro con su cabello.

--" No se por donde demonios comenzar ni mucho menos se que hacer,así que por primera vez en toda mi vida dejaré que alguien me diga que demonios hacer..."-- dijo mientras iba detrás de ella.

--" Puedes traer aquel carrito con libros me los alcanzas y yo comenzaré a ordenarlos..."-- pidió mientras comenzaba a treparse en la escalera.

Ambos comenzaron con el castigo,Lucero más que feliz con sus tareas mientras que Fernando estaba horrorizado por estar haciendo algo de provecho por primera vez.

---" Sabes cuántos arbolitos se salvarían si dejarán de fabricar  tus brillantes libros...?"-- preguntó mientras hojeaba un libro de poesía.

--" No se,cuantos...?"-- preguntó curiosa desde arriba mientras acomodaba varios libros que sostenía en las manos.

--" Tu eres la genio,tu has de saber pero imagino que podríamos salvar varios si dejarán de hacer los libros y los cuadernos..."-- tomó varios libros para alcanzarlos a Lucero.

Se trepó en la escalera para que ella pudiera alcanzarlos de una mejor forma.

--" Si tan solo te dignaras a investigar y a estudiar un poco estoy segura que sabrías que existe el reciclaje y con eso salvamos a varios miles de árboles..."-- dijo mientras continuaba con su tarea.

--" Una buena parte de estos libros están echos con papel reciclado,así que no tienes porque preocuparte por quedarte sin árboles..."--

--" Pero aún así,imagino que no todos los habitantes de esta ciudad saben lo que es reciclar,o me equivoco...?"- Seguía hojeando un libro que había llamado poderosamente su atención.

--" Quizá tengas razón,y si sigues hablando no terminaremos nunca..."--  reprendió.

La conciencia le reclamaba que debías disculparse con el chico sobre el incidente de hace ratos. Pero tampoco tenía el valor de decir "lo siento".

Terminó de acomodar los libros de la parte más alta de los estantes,decidió tomarse un tiempo para descansar y volverse a trepar,por primera vez lo vio  leyendo estaba tan inmerso en su lectura que ni siquiera noto que ya había bajado de la escalera.

--" Acaso estás leyendo...?"-- una risotada de burla salió de su boca mientras el la veía con una expresión dura y frunciendo el entrecejo.

--" Acaso es un pecado divino que yo lea un libro...?"-- preguntó cruzándose de brazos.

--" Oye oye,no lo tomes a mal pero me parece extraño que tú leas..."-- le quitó el libro de las manos mientras leía lo que parecía ser un poema que el anteriormente estaba leyendo.

Maldito amor!!
Cómo osas entrar en mi alma negra?
Cómo osas a meterte en mi alma sin pena?
Cómo te atreves a cambiar mi historia de Socrates por una de Romeo y Julieta?
Aborresco tu existencia! Y lo que haces en almas ajenas....
Ya no te quiero en mi vida!
Quiero que desaparezcas.

--" Un poema de odio..."-- dijo asombrada por la dureza de aquellas palabras mientras continuaba leyendo.

--" Me llamo poderosamente la atención,nunca me he estado enamorado pero espero cuando lo este sea porque yo elija a esa mujer,no porque me obliguen a quererla..."-- dijo mientras le quitaba de nuevo el libro a Lucero para continuar leyéndolo.

--" En eso estoy de acuerdo contigo,el amor no debe de ser por obligación,debe de ser puro y sincero..."-- dijo mientras lo veía atentamente.

--" Siento mucho lo que hice con tu celular..."-- dijo finalmente tratando de romper la tensión que se había formado en el ambiente.

--" Olvidado,como bien dijiste mi papito puede comprarme otro..."-- dijo restándole importancia.

--" Pero espera mi venganza, porque no creas que esto se va quedar así..."-- dijo mientras dibujaba una sonrisa en su rostro mientras la veía atentamente.

--" Estás amenazándome...?"-- preguntó balbuceando. Estaba asustada tanto que quiso salir huyendo de allí cuánto antes no importandole si acababa su castigo.

--" Tómalo como quieras Lucía,pero esta vez tendré más cuidado de no molestarte cuando hayan profesores o lo haré alejado del salón de clases,no quiero que me vuelvan a castigar..."-- cerró el libro de golpe mientras que lo ponía con los demás que estaban en el carrito.

La piel se le erizo por completo,sería capaz de vengarse de ella por un tonto celular.

--" Podemos continuar,que ya quiero salir cuánto antes de este lugar...?"-- preguntó mientras iba por otro carrito con libros.

Lucero torpemente asintio,aún le asustaban las palabras que le había dicho,sería capaz de vengarse de ella.



𝘌𝘓 𝘗𝘓𝘈𝘊𝘌𝘙 𝘋𝘌 𝘖𝘋𝘐𝘈𝘙𝘚𝘌 ® Donde viven las historias. Descúbrelo ahora