Capítulo 12

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No sabía cómo nombrar a su "supuesto grandioso día". Suponia que al llegar a casa estaría rebosante de alegría y satisfecha por haberse vengado de su odioso enemigo,pero sentía todo lo contrario.

Los remordimientos le carcomian el alma al recordar como el teatro completo estalló en risas por su causa,luego el incidente con Fernando,para después acabar con las burbas de media universidad,aquellos chicos eran tan rápidos que ahora ya tenían varios sobrenombres para llamar a Fernando cuando lo volvieran a ver de nuevo.

" El chico de los alaridos" " Master en arruinar una canción"-- " Imitación de cantante"-- eran tan solo unos cuantos que había escuchado en los pasillos. El evento por obvias razones se había cancelado hasta nuevo aviso.

Le pareció increíble pero estaba preocupada por Fernando,nadie ni sus vagos amigos sabían dónde estaba. Incluso escuchó un rumor que algunos chicos,incluyendo sus supuestos amigos estaban pidiendole una copia del disco a Max,pero el chico no accedió a sus peticiones y termino destruyendo el disco que ahora le llamaba " De la Discordia".

Por primera vez en la historia encontró a sus padres juntos en la casa,radiantes de felicidad bebiendo brandis mientras que los acompañaban con varios aperitivos.

--" Querida,que bueno que llegas"--- su madre fue a su encuentro mientras que le daba un beso en ambas mejillas en señal de saludo.

Extrañada no hizo nada más que corresponder al saludo,por lo general su madre nunca tuvo esos gestos de cariño y amabilidad con ella,su padre la abrazó efusivamente mientras que le plantaba un beso en la coronilla.

--" Y ahora,a qué debemos tantas muestras de cariño...?"-- fue en busca de una botella de agua al minibar para acompañar a sus padres.

---" Estamos felices por una buena noticia que acaban de darnos"--- dijo su madre. Le darían la noticia a su debido tiempo pero por lo pronto no era el momento.

--" A si,y puedo saber de qué se trata...?"-- preguntó curiosa mientras destapaba la botella.

--" Lo sabrás a su debido tiempo hija,pero por lo pronto ve a cambiarte y acompáñanos a cenar"--- sugirió el viejo Ernesto mientras que le plantaba otro beso pero esta vez en la mejilla.

Eso le sorprendió aún más,no atesoraba ningún recuerdo de los tres compartiendo una agradable comida familia ni mucho menos dando el ejemplo de una familia modelo,que no fuera frente a las cámaras de alguna revista o programa de televisión.

--" Si que están raros..."-- dijo antes de separarse abruptamente de ellos.

Quería reclamarles un sinfín de cosas,pero no tenía ánimos y mucho menos con lo que había sucedido en la universidad. Dirigió sus pasos al piso de arriba donde estaba su habitación para cambiarse de ropa y bajar a cenar con sus padres.

El mayordomo en la mansión de los Colunga atendió una llamada. Le extraño al escuchar de dónde llamaban y sobre todo a quien buscaban.

--" Un momento por favor..."-- colocó el aparato junto a la bocina mientras iba a despertar al señor de la casa.

Moría de miedo,era la una de la madrugada y el tenía la titánica labor de despertar a su amo.

Respiro tres veces antes de tocar la puerta de madera fina.

---" Señor Colunga..."--- susurró antes de continuar tocando suavemente la puerta.

Nadie le respondió.

--" Señora Blanca..."-- llamo

Rodolfo y Blanca dormían plácidamente en la enorme cama de la habitación. A ninguno los despertó el sonido de la puerta,pero luego de varios segundos después fue Madam Colunga quien comenzó a despertar.

𝘌𝘓 𝘗𝘓𝘈𝘊𝘌𝘙 𝘋𝘌 𝘖𝘋𝘐𝘈𝘙𝘚𝘌 ® Donde viven las historias. Descúbrelo ahora