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Me desperté agitada por el ruido de unos disparos. Salí corriendo al exterior con mi arma en mano, donde vi a Ash pegando tiros a unas latas. Suspiré aliviada y me acerqué a él mientras bajaba mi pistola.

— Veo que, aunque salgas de ese club de mala muerte, lo de prostituta no te lo quita nadie — el rubio hizo un pequeño gesto con la cabeza hacia mi pecho con una sonrisa de lado.

Había salido con tanta prisa del susto que no había cogido mi chaqueta, por lo que llevaba únicamente mi camiseta de tiras de cintura para arriba.

— Y tu vista de mi escote tampoco — le guiñe un ojo con expresión de superioridad y él sonrió divertido —. ¿Practicando puntería? 

— Sí. Perdón por despertarte — moví ligeramente la cabeza a los lados para indicarle que no se preocupara —, pero quiero asegurarme de que, cuando a lo que apunte sea a uno de los idiotas de Golzine y no a una lata, acierte.

— ¿Puedo probar o tienes miedo de que una pequeña chica supere al gran lince? — esta vez fue el rubio el que negó divertido, así que me coloqué a su lado.

Respiré profundamente para relajar mis hombros y fijar la mira del arma con la mayor precisión posible. Apreté el gatillo, derribando el primer objetivo, al que le siguieron los otros dos que permanecían sobre la valla. Esbocé una amplia sonrisa y di una vuelta al arma sobre mi dedo índice antes de acercármela a la boca y soplar en el cañón. 

— Vaya, vaya... Parece que además de prostituirte sabes disparar... — Ash me miraba por encima del hombro con una sonrisa de lado, con su arma reposando en su cinturón.

— Yo de ti no le decía eso a alguien con una pistola en la mano — la apoyé contra su pecho, haciendo que él levantara las manos como en los atracos.

— Perdón, perdón — rio ligeramente y retiré mi arma.

Antes de que pudiera apartarla por completo, agarró mi brazo, utilizándolo para tirarme al suelo y quedar sentado sobre mi abdomen. Sus manos sujetaban firmemente mis muñecas por encima de mi cabeza, aunque seguía sosteniendo mi pistola con fuerza. 

— Pero tú tampoco deberías bajar la guardia hasta asegurarte de haberme matado o inmovilizado.

En un rápido movimiento, me incorporé lo suficiente como para unir nuestros labios en un fugaz beso. Ash comenzó a relajar su cuerpo poco a poco debido a mi tacto, por lo que aproveché para darle la vuelta a la situación y posicionarme sobre él. 

Una vez me hube librado de su aprisionamiento, me retiré hacia atrás, alejando nuestras caras.

— Ni tú hacerlo por una táctica de distracción tan simple — sonreí con superioridad, esperando una respuesta en referencia a mis antecedentes como prostituta, aunque esta nunca llegó.

Bajé mi mirada sorprendida, encontrándome con el rubio con la cabeza girada hacia un lado en un intento por ocultar el gran sonrojo que se estaba formando en su cara. No pude evitar que mi gesto pasara a ser de ternura durante unos segundos, antes de comenzar a burlarme.

— Oh dios mío. ¿Acaso estoy viendo al grandioso genio de Ash Lynx nervioso por un simple beso? Realmente eres mucho más inocente de lo que creía.

— Cállate — estallé en carcajadas al ver como el rojo de su cara se intensificaba.

Liberé sus muñecas para llevar mis manos a mi estómago, el cual estaba empezando a dolerme de tanto reír. De repente, sentí como unos labios impactaban contra los míos. No pude evitar abrir enormemente los ojos por la sorpresa, aunque rápidamente los cerré.

𝕄𝕚 𝕣𝕦𝕓𝕚𝕠 (Ash x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora