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Me desperté repentinamente al oír una explosión, seguida de varios disparos. El suelo tembló ligeramente, indicándome que había sucedido en el sótano. Sentí como mi respiración se cortaba. Ash estaba ahí. Y no solo Ash, también Eiji, Max e Ibe. 

El ruido de una escopeta me devolvió a la realidad. Si los hubieran matado con una bomba, no estarían peleando ahora. El explosivo era suyo. Habían escapado. 

Miré a mi alrededor, intentando averiguar dónde me encontraba. Tenía las manos esposadas a una tubería, los pies atados entre sí, la boca amordazada y me habían quitado la navaja. Mi cuerpo estaba lleno de heridas, provocando que el mínimo movimiento me doliera. El sufrimiento se concentraba en las muñecas y los tobillos, donde las esposas y la cuerda estaban demasiado apretadas.

Traté de hacer algún tipo de ruido. Los disparos cada vez sonaban más cerca y, si de verdad habían escapado, quería avisarles de donde me encontraba. A pesar de mis esfuerzos, de mi garganta apenas salían leves gemidos ahogados por el paño en mi boca. Pronto sentí ganas de llorar por la frustración. No quería quedarme aquí. Quería liberarme, ayudarles a escapar e irme con ellos de este sitio infernal, pero no era capaz de moverme.

La puerta se abrió de golpe, empujada por Ash.

—¡_____! Por fin te encuentro —el rubio corrió hacia mí y me destapó la boca.

—Gracias —mi voz sonaba débil y vulnerable.

—No hables, te vas a hacer más daño —terminó de desatarme y me abrazó, con cuidado de no hacer mucha fuerza para que no me doliera—. No te haces una idea de lo preocupado que estaba por ti. Tenía miedo de lo que te pudieran haber hecho.

Asentí ligeramente, obedeciendo su orden de permanecer en silencio. Se alejó un poco de mí y vi como una lágrima resbalaba por su mejilla. Intenté limpiársela, pero al mover la mano un terrible dolor me recorrió el brazo entero. Ash lo notó y agarró con cuidado la extremidad para examinarla mientras se limpiaba los restos de su tristeza. 

—Lo siento. Todo esto..., es mi culpa —sacando la fuerza de donde no la tenía, conseguí llevar la mano que no sostenía y llevarla a su mejilla para golpearle.

—No vuelvas a decir eso. Tú no has hecho nada malo, fueron Golzine, Arthur y su estúpida pandilla —Ash asintió, riendo ligeramente.

—¿Se suponía que eso era una bofetada?

—Cállate y ayúdame a levantarme. 

—Como ordenes —no pude evitar sonreír tanto como mi cuerpo me lo permitía. Por fin éramos libres, la tortura había acabado.

El rubio me ayudó a ponerme a su altura antes de soltarme. Pese a mis esfuerzos por caminar hacia la puerta, caí en el segundo exacto en el que me liberó de su agarre, sin fuerzas suficientes como para mantenerme en pie. Ash suspiró antes de pasar sus brazos por mi espalda y la parte interior de mis rodillas, levantándome del suelo. Rápidamente me agarré a su cuello para no caer de nuevo.

—Perdón.

—No te preocupes, no es como si hubieras elegido estar así. Ahora hazme caso por una vez y no sigas hablando.

Salimos de la habitación, encontrándonos con Eiji y la que supuse que sería la pandilla de Ash. 

—Lleváosla con vosotros. No puede moverse sola, así que uno tendrá que cargar con ella —abrí la boca, aunque el rubio me cortó rápidamente al ver mis intenciones—. Ni se te ocurra volver a disculparte por lo que te hizo Golzine —asentí de mala gana y volvió a dirigirse al grupo frente a nosotros, que ahora nos miraban con curiosidad—.  Id yendo al garaje. Destruid los coches para que no nos puedan seguir y huid. Yo os alcanzaré más tarde, hay algo que aún tengo que hacer aquí. No os preocupéis por mí, prometo tener cuidado. 

Todos asintieron, sin dudar de sus palabras. Un hombre muy grande de raza negra y pelo oscuro rapado a los lados me cogió de los brazos de Ash para llevarme. Antes de que su subordinado me alejara completamente de él, se acercó a mi oído para que nadie más nos oyera.

—Deja de mirarme así. De verdad, voy a ser prudente. Después de todo, si muriera ahora, no podría volver a molestarte —resoplé y le respondí susurrando, manteniendo el secretismo y evitando hacerme más daño del necesario.

—Solo me quieres para eso.

—Créeme que te quiero para muchas más cosas, pero mejor hablamos sobre eso cuando estemos solos —se separó de mí con una gran sonrisa burlona y guiñándome un ojo—. Ah, casi se me olvida. Tu banda también está aquí. Ellos ya deberían estar de camino hacia el garaje.

Antes de que terminara la frase, ya me encontraba sonriendo ampliamente. Les echaba de menos después de tanto tiempo sin verles y estaba increíblemente feliz porque hubieran venido hasta aquí para rescatarme.

—Tened cuidado. Os veo fuera. 

La mayoría de los miembros de su pandilla asintieron y empezamos la marcha hacia el piso bajo. Giré la cabeza para observar como Ash se marchaba en la dirección contraria. Dirigí mi vista hacia Eiji, quien hacía lo mismo que yo. Él también me miró y ambos asentimos, seguros de a quién iba a ver. 

—Estará bien. Él es fuerte, igual que tú —acarició ligeramente mi mano, como si tuviera miedo de que me pudiera romper.

Asentí y le dediqué una pequeña sonrisa. Él tenía pequeños cortes por el cuerpo y la ropa rasgada. No había logrado protegerlo, pese a intentarlo por todos los medios. Aún así, no me guardaba rencor alguno e incluso se preocupaba por mí. Eiji realmente era demasiado bueno como para estar involucrado con el bajo mundo.

Hice un esfuerzo por darle un leve apretón en la mano a modo de respuesta. Ahora que todo había acabado, tenía que recuperarme rápido y ponerme a entrenar. Tenía que hacerme más fuerte si quería poder protegerlos. No iba a permitir que volvieran a hacerles daño, independientemente de lo que tuviera que pasarme a mí por ello. 

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Holaaaaa.

Perdón por haber tardado tanto en subir capítulo, pero espero que os gustara. Muchísimas gracias por las 3k lecturas, sois geniales jo <3. Tened un buen día/noche y cuídaos mucho. Os quiero <3.

Bye <3.

𝕄𝕚 𝕣𝕦𝕓𝕚𝕠 (Ash x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora