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Advertencia:

Este capítulo contiene escenas de agresión sexual explícitas. No es completamente necesario para la comprensión de la historia, por lo que te recomiendo que, si eres sensible a este tipo de contenido, te lo saltes. Gracias por leer y espero que estés disfrutando el fanfic <3.


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Abrí los ojos lentamente, encontrándome con una habitación desconocida para mí. Mis manos estaban atadas sobre mi cabeza a una cama, y mi ropa, rota. Hice un movimiento rápido con la pierna para averiguar si seguía teniendo la navaja que escondía en el bolsillo interior del pantalón. Suspiré de alivio al notar su presencia, aunque pronto toda relajación fue sustituida por dolor. No pude evitar soltar un pequeño gruñido. Sentía como cada músculo de mi cuerpo gritaba al intentar moverlos, y las marcas recientes en mi piel eran evidentes. 

Mordiéndome el labio para amortiguar el sufrimiento, traté de removerme en la cama para soltar el nudo que me mantenía presa. 

— Vaya, vaya... Parece ser que la princesa por fin despertó — Golzine entró y dejó un vaso de alcohol en la mesilla de noche. Elevó mi mentón con una de sus manos, obligándome a ver la asquerosa lujuria en sus ojos —. Aún es temprano, faltan horas para la cena con Ash. Deberíamos buscar algo con lo que divertirnos mientras, ¿no crees? — le escupí directamente en la cara, interrumpiéndole. Él frunció el ceño y su mano pasó a mi cuello, el cual apretó con fuerza — Yo de ti no me resistiría tanto. Al menos, no si quieres que después trate bien a tu amiguito.

— No toques a Eiji — a pesar de mis esfuerzos por que mi voz sonara firme, el dolor creciente en mi garganta hizo que saliera como un débil susurro.

— Entonces sé una buena chica y deja de resistirte. 

Tras pronunciar esas palabras, me liberó de su agarre y comenzó a desabrochar su pantalón. Pensé en coger mi arma oculta, pero rápidamente deseché la idea. Él tenía razón. Si quería, podía hacerle daño. El estado en el que se encontraba mi cuerpo probablemente me impediría matarlo, aunque podría dejarle una bonita cicatriz. Por desgracia, no podía hacerlo. Prometí que protegería a Eiji y pensaba hacerlo, sin importar lo que tuviera que pasarme para lograrlo.

— Parece que ya lo entiendes... — una sonrisa de superioridad fue apareciendo en su rostro a medida que volvía a acercarse a mí, esta vez desnudo — ¿Sabes? Hace tiempo que no estoy con una mujer; no hay muchas por aquí. Espero que no te importe, aunque supongo que tu experiencia debe sobrar para los dos después de todo lo que has tenido que hacer — sin dejarme tiempo para preguntarle cómo sabía quién era, cogió una cuchilla que había junto a su vaso y la comenzó a deslizar por mi abdomen hasta llegar al cierre de mi pantalón. 

Pronto entró a la acción, cortando el hilo que sujetaba el botón. Utilizó la punta afilada del arma blanca para bajar la cremallera de la bragueta y comenzó a quitarme la prenda. Rajó mi camiseta por la mitad y me bajó las tiras con el cuchillo mientras lo hundía sin mucha profundidad en la piel de mis brazos, dejando una línea de sangre a lo largo de ellos. 

Con un movimiento un tanto brusco, cortó mi sujetador por el fino trozo de tela que unía ambas copas y le dio la vuelta a mi cuerpo, haciendo que quedara de rodillas sobre la cama. Me pregunté en qué momento había retirado mi cinturón cuando vi como lo cogía de entre las sábanas con una sonrisa. Lo enroscó en su mano para poder agarrarlo con firmeza antes de utilizarlo para darme un golpe seco en la espalda.

Apoyó una de sus manos en mi nuca y la fue bajando hasta llegar a mi culo. Su tacto dejaba un rastro que se clavaba en mi mente. Un rastro de suciedad, de malestar, de dolor. Volví a sentir el cuero impactando directamente contra mi piel y como introducía su miembro en mí. 

Giré mi cabeza hacia la derecha, viéndome reflejada en el espejo del baño. Mi piel estaba repleta de marcas, recientes y antiguas. Una pequeña lágrima comenzó a resbalar por mis mejillas y, antes de que pudiera verla llegar al final de mi rostro, Golzine tiró de mi pelo, obligándome a llevar la cabeza hacia atrás.

Cerré mis ojos, tratando de evadirme de la realidad. No era la primera vez que me pasaba esto, pero eso no le quitaba lo horripilante a la situación. Desde que había conocido a Jack años atrás, nadie había vuelto a ponerme una mano encima si yo no lo quería así, por lo que cientos de recuerdos de mi infancia llegaron a mi mente como un tsunami. De un momento a otro volví a sentirme pequeña, vulnerable. Miré de reojo otra vez al espejo, pero ya no era mi reflejo el que aparecía, sino el de la niña sin hogar que dejaba que hicieran lo que quisieran con ella solo por un poco de comida. 

Desvié mi vista nuevamente, esta vez a mi muñeca. Mi pulsera seguía ahí. Sentí alivio al descubrir que seguía intacta, aunque pronto quise quitármela. Esa pulsera era el recuerdo de la primera persona que se preocupó por mí. Era lo único que me quedaba del primero al que le importé, por lo que no iba a permitir que me acompañara durante esto. No quería que tuviera nada que ver con lo que me estaba pasando, que se manchara de la sensación de suciedad que me envolvía desde hacía minutos y que incrementaba con cada penetración y roce que me proporcionaba Golzine. 

De repente, un líquido caliente llenó mi interior y tuve que contener las ganas de vomitar. Él se separó de mí y sentí como el aire volvía a mis pulmones. Fue como si volviera a la vida, una que no quería vivir. 

— Deberías estar agradecida, lo hice por detrás para que no te quedaras embarazada. Quién sabe si la próxima vez tendrás tanta suerte, guapa.

Él abandonó la habitación y, sin ser capaz de retenerlo más, expulsé todo lo que había ingerido las últimas horas, que no era mucho. Quise huir. Vestirme, darme una ducha y clavarle mi cuchillo en el corazón a Golzine; pero continuaba atada y sin fuerzas como para moverme. 

Me acomodé sobre la cama con la mirada fija en el techo. La imagen de Eiji vino a mi mente y no pude evitar que mi furia aumentara. A pesar de lo que acababa de hacer para protegerle, no confiaba en lo más mínimo en el mafioso. Apreté los puños hasta que sentí como las uñas perforaban mi piel y la sangre resbalaba por mi manos. 

Traté de dormir durante horas en las que solo era capaz de repetir mentalmente la escena que acababa de tener lugar en esa misma cama y que era posible que se estuviera recreando con Eiji en mi lugar. De repente, recordé sus palabras y sentí como una llama de esperanza se encendía en mi interior.  

Aún es temprano, faltan horas para la cena con Ash. Deberíamos buscar algo con lo que divertirnos mientras, ¿no crees?

Ash era fuerte y estaba segura de que iba a conseguir vencerle. Antes de darme cuenta, había conseguido acallar todos los malos recuerdos de mi mente y caer dormida con la imagen del rubio monopolizando mis pensamientos. Confiaba en que vendría a salvarnos, solo me quedaba esperar por él y aguantar intentando proteger a Eiji con todas mis fuerzas.


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Holaaaaaaa.

¡Acabé mis exámenes! Estoy demasiado feliz nafinasion. Solo me falta ir el lunes y el martes a clases y por fin tendré vacaciones de verano :)))). Es posible que haga un pequeño maratón para celebrarlo, ya que tengo mucho más tiempo libre ahora para hacer lo que me gusta ;). Espero que disfrutarais de este peculiar capítulo dentro de lo que se puede disfrutar algo como esto y hasta dentro de poquito. Os quiero y un millón de gracias por las 1,5 K lecturas <3.

P.D. Si todo va como lo tengo planeado, pronto habrá una pequeña sorpresita que espero que os emocione tanto como lo estoy yo ;).

Bye <3.

𝕄𝕚 𝕣𝕦𝕓𝕚𝕠 (Ash x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora