Créditos de la imagen a su respectivo autor o autora.
—¿Y tú que tienes que ver con eso? Piérdete niño.
—Vengo a cobrar lo que le hicieron hace unos días a alguien a quien aprecio. — el chico fue bastante rudo al hablar.
—Entonces no te importa esperar a que terminemos con éste.
Hijo de puta.
Pensó frunciendo el ceño adolorido, sí, su vocabulario era demasiado grosero para su edad, pero nadie podía culparlo cuando había sido prácticamente criado en un ambiente en donde las malas palabras eran pan de cada día.
—Los bastardos como ustedes me dan asco. — esas fueron las últimas palabras del extraño. Hikaru abrió sus ojos sorprendido al ya no sentir el peso sobre su cuerpo, sus brazos se vieron libres y el ambiente se llenó solo de quejidos y gritos por clemencia de parte de sus atacantes.
Limpió la sangre que corría por su mejilla dejando escapar un quejido por el dolor de su pierna, eso iba a dejar una cicatriz de seguro, aunque quizás no sería ni la primera ni la última.
Hizo una pequeña mueca cuando su salvador se paró en frente de él, su cuerpo era rodeado por un aura de color rojizo y sus agresores o lo que quedaba de ellos estaban siendo aplastados contra el piso hasta un punto en que se llegaban a hacer grietas.El también tiene una habilidad....
—Oye niño, ¿Estás bien? ¿puedes moverte? — la voz del ojiazul era suave en comparación a como se había dirigido a los tipos antes, pudo distinguir en su mirada algo de preocupación y a la vez enojo, quizás por lo que había dicho antes. ¿El era familiar de esa chica?
Salió de su trance al ver que el pelirrojo le ofrecía su mano, con algo de miedo la tomó para poder ponerse de pie, cosa que logró con bastante dificultad debido a la herida no menor que tenía en su pierna y porque su cuerpo estaba tenso aún por la desagradable experiencia que acababa de vivir.
Se limitó a mover la cabeza en una afirmación algo dudosa antes de mirar a los tipos en el piso.Hizo un gesto con su mano sonriéndole tímido, no sabía de que otra forma agradecerle que lo salvara de terminar en trocitos y siendo vendido a quien sabe que loco.
—¿acaso no hablas? — Chuuya bufó con el ceño fruncido y su vista de dirigió a la herida del niño frente a él. Chasqueó la lengua— mejor vamos, tienes que curar eso.
Su expresión era seria, cualquiera que lo estuviese mirando en ese momento creería que estaba molesto o aburrido, pero el tono con el que hablaba denotaba una amabilidad implícita con un pequeño toque de ¿preocupación?
Quizás el pelinegro estaba confundido ya que nunca había recibido un trato que no fuesen insultos, amenazas o golpes. No quería admitirlo, pero era cálido, demasiado cálido y reconfortante....
—¿Quieres que se una? ¿Ya se lo preguntaste a los demás? Sabes que es un consejo el que toma las decisiones. — El chico de cabellos plateados miraba a Nakahara con una mueca mientras señalaba disimuladamente al niño que descansaba sobre una de las camas que había en el cuarto. Hikaru tenía una venda en su pierna y una curita en su mejilla derecha, además de estar bajo de peso por culpa de su pésima alimentación y todo sucio por culpa de la pelea de antes.
—Lo sé, no es tan simple, no tienes que repetirlo — se cruzó de brazos mirando a su nuevo "invitado" quien balanceaba suavemente su pierna sana, aprovechando que no tocaba el suelo, pero al sentirse observado se detuvo y miró con algo de miedo a quien lo había salvado ya varias horas atrás.
—Te lo encargo.—Haré lo que pueda, pero no prometo nada. — finalizó encogiéndose de hombros antes de salir del cuarto dejándolos solos nuevamente.
Nakahara no habló ni lo miró, simplemente dejó escapar un pesado suspiro antes de acercarse al pelinegro para terminar de curarlo, puesto que Shirase había llegado justo cuando él estaba en medio de esa tarea. Tomó otra curita para ponerla delicadamente sobre la rodilla de su menor y posteriormente tomó las manos de éste para revisar los raspones que habían en sus palmas.
—¿De verdad no puedes hablar? — interrogó sin dejar su labor, recibiendo pequeños quejidos en respuesta y movimientos de cabeza, negando.
—Eso va a ser un problema ¿Sabes?.Bajó la mirada sintiéndose mal no sabía como decirle a su mayor que prácticamente podía matarlo si se le ocurría abrir la boca, aún no manejaba su habilidad y su peor temor era dañar a alguien inocente.
—Como sea, trata de descansar un poco, considera esto como un favor por haber salvado a Sakura de las manos de esos bastardos.
....
Ese fue el inicio de su estadía en Sheep, si bien tenía una casa a la cual volver, nada lo ataba a ese lugar ni a las personas que habitaban en éste. Un año más tarde ya se había adaptado casi por completo, siempre intentaba ayudar en lo que podía y se llevaba bien con todos o por lo menos la mayoría, habían encontrado la manera de comunicarse con él sin necesidad de entablar una conversación.
Con quienes mejor se llevaba, era con Nakahara y Shirase, ambos mayores eran divertidos y a la vez muy leales, a veces peleaban y se daban sus buenos golpes o insultos, sin embargo su amistad era sincera.
—¿Se puede saber por qué estás despierto esperándome? — Chuuya lo miró con el ceño fruncido cruzándose de brazos, si bien se llevaban solo por dos años, el comportamiento del ojiazul era bastante maduro para su edad y eso favorecía que fuese sobreprotector con sus amigos y con el joven de ojos dispares.
"No es bueno que llegues y yo no pueda darte la bienvenida."
—Te he dicho que no debes hacerlo, no crecerás si no duermes tus horas. — le revolvió el cabello con suavidad dedicándole una pequeña sonrisa.
"Chuuya sólo es seis centímetros más alto que yo."
Le mostró el papel con una mueca en el rostro, podía de decirse que Hikaru era el único que podía atacar al chico con su altura sin correr riesgo de recibir una patada en el rostro.
—Ajá, aún estoy en etapa de crecimiento así que espera niño, pronto seré veinte centímetros más alto que tú.
"También estoy en etapa de crecimiento"
—Pero no creces nada, así que no te ilusiones. — Sonrió ladino volviendo a desordenarle el cabello.
No era secreto para nadie en Sheep que Nakahara y ese niño tenían una relación más cercana, nadie sabía como o en que momento sucedió, solo podían asegurar que si algo llegaba a ocurrirle al chico de ojos dispares iba a desatarse una guerra.
Y como al mundo le encanta joder a las personas cuando están comenzando a ser felices, ocurren tragedias, las tragedias son como la lluvia, sabes que en algún momento ocurrirán, no exactamente cuando o cuanto durarán pero tienes la certeza de que no puedes evitarlas.
Y para Chuuya, esa inesperada lluvia estaba mucho más cerca de lo que creía.
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Efímero [Nakahara Chuuya]
FanfictionTodos le temen algo y si soy sincero... Tengo miedo de perder lo poco de humanidad que me queda. -Créditos de la imágen a su respectivo autor o autora. -Ninguno de los personajes de Bungou Stray dogs me pertenece.