[10] lágrimas

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Hace frío

Limpió las pequeñas lágrimas que corrieron por sus mejillas y apretó los bordes de su chaqueta, temía morir congelado en esa horrible y sucia celda.

Si fuera normal.... ¿Mamá y papá hubiesen cuidado de mi?

Apretó con fuerza sus manos dejando escapar un quejido de dolor, su estómago rugía por un poco de comida y sus pulmones rogaban por dejar de consumir aire tan helado, los hombres que lo habían secuestrado hace años eran despiadados y malos. No les importaba dañar a un niño que apenas podía defenderse por el deplorable estado en el que se encontraba.

Lo obligaban a matar personas, a robar e incluso intentaron obligarlo a manipular a más de veinte personas a la vez, apenas le daban de comer y le daban ropa limpia cuando recordaban que lo necesitaba pues siempre terminaba manchándose con sangre.

¿Intentó escapar? Sí, muchas veces, sin embargo los castigos eran tan crueles e inhumanos que ansiar la libertad se volvió uno de sus peores miedos, era un peón, un muñeco que podían desechar cuando quisieran, un pobre chico de 19 años que hacía todo lo que le dijeran con tal de ya no salir más lastimado. El miedo le ganaba y la culpa por asesinar gente inocente eran demasiado para él.

Se sobresaltó al oír como la reja se abría abruptamente y un chorro de agua fría iba directo a su cabeza, tembló con fuerza sin poder evitarlo y comenzó a toser. Si esos tipos no lo mataban a golpes lo haría la fuerte neumonía que estaba padeciendo por culpa de los malos cuidados.

—Arriba mocoso, tienes trabajo y más te vale que lo hagas bien. — el tipo se acercó tomándolo bruscamente por uno de sus brazos y obligándolo a salir de la celda.— deja de quejarte, ya dormiste suficiente y si no te apresuras el castigo que te llegará será peor.

Se estremeció al oírlo y como pudo se enderezó buscando verse más "normal" no estaba dentro de sus planes recibir golpes o alguna clase de tortura retorcida de parte de sus captores, no cuando sus defensas estaban tan bajas y corría el riesgo de morir.

Aunque no era tan mala idea.

—Tienes que asesinar a este pez gordo, hoy en la noche asistirá a un evento. — fue lo único que dijo mostrándole una foto de un hombre ya mayor, robusto y bastante demacrado. Era simple, solo debía usar su habilidad para deshacerse de él y de paso ser visto por los invitados, según sus secuestradores. Era esencial que todos quedaran advertidos.

. . .

Los miembros de la agencia estaban sentados en la sala de reuniones discutiendo respecto a un caso reciente, una serie de asesinatos que estaban ocurriendo en Yokohama, todos a distintas personas que poseían un capital bastante grande y que curiosamente estaban involucradas de una u otra forma con el gobierno. 

 — Hasta ahora  sabemos que se dedican a trabajar con personas que poseen habilidades y que son bastante peligrosas — Kunikida habló  de forma suave mientras mostraba algunas fotos que fueron tomadas desde la distancia, algunas de hombres de alrededor de 50 años y unas de mujeres y hombres más jóvenes, de no más de 25 años — ninguno de los niños que hacen los trabajos tiene papeles o una forma de identificarlos, pero por sus facciones se deduce que son extranjeros. 

— ¿Trata de personas? — Atsushi miró los papeles frente a él, frunciendo ligeramente el ceño al ver que había archivos de gente realmente joven. — ¿Eso todavía existe? 

—Es más común de lo que crees Atsushi-kun — Dazai miró a su  protegido de forma despreocupada —Es más fácil tener gente sin papeles para ese tipo de trabajos, no hay identificación, más difícil de rastrear, nadie los conoce y si desaparecen nadie los extraña  

—Que horrible... son solo niños 

— Más fáciles de manipular, aunque por como van las cosas se nota que han cometido varios errores — Tanizaki mostró los registros de trabajos en donde habían conseguido capturar a algunos miembros de la organización. 

—El punto es que hoy se va a concretar otro ataque a un empresario famoso y debemos impedirlo — Kunikida apuntó a una de las fotos en la pizarra. — Dazai, irás junto con Atsushi 

—¡¿HAH?! ¡¿Y yo por qué?! — Osamu miró a su compañero con una expresión de sorpresa antes de hacer una mueca de fastidio, derritiéndose en su asiento — Kunikida-kuuuun, acabas de impedir mi perfecto plan de suicidio 

—Cierra el pico y haz lo que te digo 


. . . 


Miró a su alrededor, frunciendo ligeramente su ceño al ver a tanta gente, se suponía que su objetivo iba a estar entre todas esas personas, pero no lo veía y a medida que el tiempo pasaba solo lograba ponerse más nervioso porque iba a recibir un regaño bastante grande si fallaba esa misión. 

El chico de cabellos azabaches caminó entre la multitud, mirando detalladamente a los presentes y asintiendo cordialmente cuando alguien le saludaba, no podía levantar sospechas. 

Solo pudo relajarse por completo cuando divisó al hombre que había visto horas atrás en la foto que le habían entregado, un suspiro de alivio escapó de sus labios y buscó entre sus bolsillos la pequeña navaja que siempre llevaba consigo. 

No está... NO ESTÁ 

Mierda

Mierda 

MIERDA

—¿Buscas esto~? — La voz burlona de alguien cerca de su oído lo hizo dar un saltito en su lugar y mirar completamente asustado a su izquierda, encontrándose con un hombre castaño casi 15 centímetros más alto que él, quien sonreía burlón mientras sostenía la navaja entre sus dedos. 

El joven si quiera pudo decir algo, solo se quedó en Shock por un largo rato luego de caer en cuenta que había sido descubierto por esta persona que se veía jodidamente tétrica sonriendo así. 

—Parece que te han comido la lengua~ ¿Eres extranjero?, tienes rasgos bonitos~ — Osamu tomó el brazo del chiquillo despreocupadamente para llevarlo en la dirección opuesta a donde estaba el empresario que se suponía debía morir. 

—A-Ah...yo... — balbuceó mientras su cuerpo permanecía tenso, ni si quiera sabía como escaparse del agarre de ese hombre y a pesar de haberse hecho una herida en su dedo con una de sus uñas a modo de activar su habilidad, el tipo no se veía afectado en lo más mínimo. 

Estaba jodido

—No te preocupes, tu habilidad no va a molestarnos~ 

—¿A-Ah?... u-usted... ¿C-Cómo? ¿Q-Quién?— la voz del chico era algo ronca debido a que su garganta estaba arruinada por tanto toser antes de llegar a ese lugar. 

—Nadie en especial~ solo alguien que ha visto un chico muy lindo~ — Osamu miró al chiquillo con una sonrisa burlona antes de sacarlo del enorme recinto mientras que Atsushi se encargaba de buscar a las personas que estaban monitoreando y controlando al chico extranjero.

No es difícil desarmar una organización que tiene tan pocas precauciones para trabajar. Bueno, no para la ADA, porque la policía había tardado meses en si quiera dar con el paradero de la organización. 

—E-Espere...n-no... s-suélteme — Sus intentos por removerse fueron bastante débiles, le dolía el cuerpo y lo bajo de peso que estaba no ayudaba en nada. 

—Eres un pequeño muy astuto, pero no puedo dejarte ir tan fácilmente, Kunikida-kun me mataría~ aunque es una buena opción, no es mi escenario ideal de muerte

—¿q-qué?...— Su ceño se frunció por lo extraña y alarmante que era la situación, aunque antes de si quiera poder decir algo comenzó a sentirse muy mareado y sus músculos dejaron de responderle. 

¿Iban a secuestrarlo otra vez? 








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⏰ Última actualización: Feb 10 ⏰

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Efímero [Nakahara Chuuya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora