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Levi Ackerman

Había dormido junto a Levi Ackerman.

Definitivamente no había sido un sueño, el despertar en el sofá de su oficina repleta de marcas en mi cuello y cadera eran prueba de ello.

Miré mi cuerpo desnudo en el reflejo del espejo en su oficina por última vez y comienzo a vestirme con la ropa tirada en el suelo con dificultad por el dolor en mi abdomen.

Eran altas horas de la madrugada, Levi había salido mientras dormía sospechaba.

Recuerdo que al terminar, él tomó mi tembloroso cuerpo entre sus brazos y me llevó hasta su sofá. Caí dormida en el momento que mi cuerpo toco el fino cuero de ese mueble.

No verlo al despertar, me había aliviado por una parte. Me evité de tener una conversación totalmente incómoda con el hombre que era mi superior. Igualmente, no mentiría, una pizca de decepción me llenó.

Me tropezaba con mis pies al recoger mi ropa. El dolor era insoportable por cada paso que daba. Me siento tonta.

"¿Necesitas ayuda?" una voz proveniente detrás de mí logró congelarme en mi lugar.

No debía girarme para saber quién era.

No respondí, simplemente porque no sabía que decir y seguí con la ardua tarea de vestirme.

Sus pesados pasos se dirigieron hasta mi, no tuve tiempo de reacción cuando nuevamente estaba en sus brazos. Esta vez me cargó a un estilo nupcial, erizando cada vello de mi cuerpo al contacto de nuestros cuerpos. Me deposito nuevamente en su escritorio, pero esta vez de una forma totalmente diferente, con delicadeza y cautela.

"¿Te duele demasiado?" preguntó dejando un pequeño mechón molesto de pelo detrás de mi oreja.

"Soportable." respondí petrificada. La preocupación que transmitió cada uno de sus movimientos y palabras eran algo que jamás me habría esperado viniendo de él.

"Toma esto." me entregó una de las dos tazas que había traído consigo.

Al parecer estaba tan distraída que ni siquiera noté que traía estas tazas al entrar a la oficina.

Llevé el borde de la taza hasta mis labios y tomé un sorbo de lo que parecía ser te de manzanilla. Él me observó hasta asegurarse que estaba bebiendo para luego desplazarse por la habitación reuniendo cada una de mis prendas regadas en el piso.

Me di el lujo de observarle. Vestía una camiseta color gris que se pegaba a su cuerpo en todos los lugares adecuados. Sus pantalones cafés del uniforme hacían una perfecta combinación con el arnés que siempre llevaba por el equipo de maniobras tridimensionales.

Se veía pulcro, como si lo de hace unas horas jamás hubiera pasado.

Mis ojos cayeron ahora en mí. Solamente había logrado vestirme con mi ropa interior pero por alguna razón no me sentía incómoda con él.

Él tomó mis prendas faltantes y las dejó a un lado de mi cuerpo. Sus ojos volvieron a mí. Acercó su mano hasta la taza que sostenía y la dejó en el escritorio para luego tomar mi pantalón y...

Y...

Vestirme con él.

Él deslizaba con sumo cuidado la tela de estos por mis piernas. Lo ayudaba por inercia, pero mi cabeza se había quedado en blanco.

𝐀𝐃𝐃𝐈𝐂𝐓𝐈𝐕𝐄 | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora