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"Vamos Aspen." insistía la chica de lentes a mi lado dando pequeños brincos para atraer mi atención.

"¿Quieres que te recuerde como terminó tu último cumpleaños?" saqué otra flecha desde mi cinturón y apunté hasta la diana colgando de la rama de un árbol tensando la cuerda del arco mientras cierro mi ojo izquierdo.

"Te quiero pero no me atrae la idea de despertar a un lado de Annie cristalizada otra vez." al terminar mi oración, suelto la flecha siendo esta impulsada hasta perforar unos centímetros lejana del centro de la diana.

"Prometo que esta vez será más tranquilo." con movimientos rápidos, Hange saca de mi cinturón otra flecha y me la entrega con una gigante sonrisa. "¿No irás al cumpleaños de tu mejor amiga?" sus labios formaron un puchero digno de ella cuando no conseguía algo.

Bajo el arco y giro mi cuerpo en su dirección. Mis brazos se cruzaron sobre mi pecho mientras me recargo sobre mi pierna derecha y estiro ligeramente la izquierda.

Analizo su rostro tratando de buscar un indicio de truco en su mirada, lo cual era inútil ya que Hange era excelente para engañar y aunque descubriera sus intenciones seguramente también aceptaría sin importar qué.

Suspiro de forma ruidosa mientras pongo mis ojos en blanco.

"Está bien." tan solo eso bastó para que su cara se iluminase y sus labios soltaran un grito de celebración. "Espera." sus movimientos se detuvieron lentamente al ver mi rostro serio.

"¿Qué sucede?"

"Nuestros superiores jamás aceptarán que sus soldados de la legión estén en una fiesta." respondo obvia pero no logro perturbar la sonrisa que había quedado en su rostro.

"Ya lo tengo todo planeado" dió un diminuto salto antes de seguir. "Solamente los soldados saben de esto y nos iremos al castillo que encontramos la semana pasada en el patrullaje. Desde esa distancia los oídos sordos de los superiores jamás se enterarán de nada."

Me quedé en silencio unos segundos, repasando una y otra vez su plan. "Te podrían revocar del cargo de comandante si se llegan a enterar, ¿lo sabes?"

"No se enterarán." respondió rápidamente manteniendo con todos sus esfuerzos su sonrisa.

"Está bien." vuelvo mi atención hasta el arco y preparo mi flecha. Tenso el hilo y apunto al centro de la diana nuevamente. Tomo una profunda respiración y suelto la flecha. "Iré" miré con orgullo como la flecha había perforado justo en el centro.

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Faltaban pocos metros para llegar a la entrada del castillo. Mis pies dolían un poco por la larga caminata desde la base de la legión hasta el lugar del cumpleaños.

La típica funda de mi cuchillo rozando con mi tobillo comenzó a molestar a penas salí de la ciudad. Al ir en caballo este no me era un problema pero Hange había prohibido llegar con ellos para no levantar sospechas.

La legión asegura que eliminamos a todos lo titanes de la zona pero aún así no me sentía segura en las afueras de las murallas sin un arma.

Al llegar hasta la puerta, el ruido que se sentía hace unos metros se convirtió en cuerdas de unas guitarras vibrar y muchos gritos de distintas voces que ya conocía. Di 5 toques rítmicos que Hange me había obligado a aprender para hacerle saber cuando los soldados irían llegando. Ella no tardó en abrir la puerta y envolver sus brazos sobre el tronco de mi cuerpo.

"¡Aspen!"

"Feliz cumpleaños." se separó rápidamente para mirar la bolsa arrugada entre nuestros cuerpos. "No tuve mucho tiempo para encontrar un mejor regalo pero..." no pude terminar la frase ya que la bolsa se me había sido arrebatada de mis manos.

"¡Gracias!" me abrazó de manera fugaz esta vez. "¿Te vas a quedar ahí parada? ¡Vamos!" envolvió uno de mis brazos y me dirigió hasta unas sillas dónde todos nuestros cercanos estaban instalados.

"¡Aspen!" esta vez fue Jean quién me envolvía en un abrazo. "No esperaba que Hange te convenciera" murmuró a escasos centímetros de mi oreja.

"Jean, la estás ahogando." escuché la voz de Mikasa a nuestro lado.

La diferencia de tamaño hacía que mi rostro quedara aplastado en su pecho dificultando mi respiración.

"Perdón." se deshizo de su abrazo y acunó mi rostro con sus manos verificando que estuviera bien.

Saludé a todos los presentes, Armin, Mikasa y Nicolo.
Sasha y Connie se encontraban en frente de los músicos que había traído Hange desde un bar. Luego de dar bastantes abrazos y saludos, dejé caer mi cuerpo en un sofá de color caqui.
Los hipnotizantes toques de la guitarra lograban hacer eco de una manera bastante satisfactoria en mi cabeza.

No pasaron muchos segundos hasta que sentí la presencia de mi amiga a un lado.

"Lo abriré." hizo la bolsa añicos hasta sacar una funda de cuero. Sus labios formaron una perfecta "o" mientras sacaba su nuevo cuchillo con su nombre tallado en el mango de su carcasa. "Es precioso".

"Hay mas." llevo mi mano al bolsillo sacando un pequeño cristal tornasol. "¿Recuerdas cuando nos enfrentamos a la titán femenina? Ayer fui al bosque y encontré esto. Sospecho que la primera vez que intentamos cortar su nuca, este cristal se disparó cuando endureció ese lugar. Puede que sea el mismo material en el que Annie se cristalizó y..." no pude terminar mi teoría ya que ella estaba saltando y gritando como una loca.

"¡Te adoro!" gritó antes de abalanzarse sobre mi cuerpo. "Gracias." susurró en mi oído.

"No hay problema, lentes." sonreí golpeando levemente su cabeza.

"¡Oi!" la voz de Connie logró atraer nuestra atención. "Vamos a jugar un juego, ¿vienen?"

"Claro." respondió Hange por ambas, pero un sonido desde la entrada llamó la atención de ella. "Tal vez sea Eren. ¡Vuelvo en un segundo!" dijo para correr hasta la puerta que escapaba de nuestra visión.

"Vamos." Connie pasó un brazo sobre mis hombros mientras me guiaba hasta un lugar más apartado dónde se encontraban todos mis amigos.

Lo primero que me sorprendió fue ver a todos ellos sentados como indios en un círculo al rededor de una botella "¿Qué hacen?".

"Oh, Nicolo dijo que se juega así, ¿verdad Colo?" Connie inclinó su cuerpo hasta el chico rubio.

"Oh, b-bueno es una forma de jugar pero..."él titubeaba al sentir la intensa mirada de todos los presentes.

"¿Ves?" le cortó Connie ahora dirigiéndose a mí. Al estar a sólo centímetros, el olor a alcohol que emanaba se hizo algo insoportable. "Siéntate."

Me indicó un lugar vacío a su lado pero ya no le prestaba atención a sus tropezadas oraciones. De hecho nadie le prestaba atención ya que el lugar se había quedado en silencio.

Los músicos habían dejado de tocar y los soldados dejaron de bailar. Todos mantenían su vista en dirección a la entrada, pálidos como si hubieran visto un fantasmo.

Intenté pararme de puntillas para saber el motivo que había causado tal reacción pero solamente pude ver la rebelde cabellera de Hange y una persona más baja de cabello negro a su lado.

"¿Por qué se detienen? ¡Esto no es un velorio!" exclamó ella y como por arte de magia todos volvieron a lo que estaban haciendo pero la tensión en el aire aún no se esfumaba.

"¿Qué fue eso?" preguntó Jean.

Nadie respondió, de hecho todos estaban atentos a la llegada de Hange. Esta no se demoró mucho en llegar, claro no venía sola.

"¡Capitán!"

𝐀𝐃𝐃𝐈𝐂𝐓𝐈𝐕𝐄 | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora