capítulo 1: el calor en la nieve

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Hola soy Vicky y vengo a traerles básicamente mi primer fic wangxian (algunas vez hice drabbles pero esta es mi primer historia completa.)

Weiying es un joven espíritu zorro, Lan zhan es un cultivador que no desea ir en contra de las enseñanzas de la secta Lan.

Esta historia solo está publicada en fanfiction .net Vicky lau y en wattpad de ruscky si la ven en otro lado es una copia.



Capitulo 1: el calor en la nieve

El invierno en las montañas siempre ha sido muy frío, pero, aun así, el pequeño niño seguía sentado frente a la puerta que jamás se abrirá de nuevo.

—Wangji por favor, vamos, mamá no volverá —le dice con suave voz su hermano mayor, que ya estaba cansado de ver a su hermano allí. El crudo invierno no sería justo con este joven maestro.

—Pero mamá, ¿por qué no volverá? ¿Se fue sin nosotros? —la voz del pequeño apenas era audible, no gritaba porque era muy educado y porque tenía mucho frío.

—Ella está en un lugar donde no podremos alcanzarla, pero siempre nos estará cuidando.

En ese momento llega su tío, quien intenta llevar al niño a un lugar seguro lejos de la cruda nevada, pero este hace lo que nunca en su vida: se suelta de los brazos de su tío y corre hacia el bosque cercano, con la esperanza de volver a ver a su madre, sin entender aun el concepto de la muerte.

Su tío y su hermano parten en su búsqueda inmediata con ayuda de algunos cultivadores de la secta, pero lastimosamente, no lo encuentran esa noche.

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Después de correr hasta que sus piernas no pudieran sostenerlo más y sus pulmones lloraran por el aire glacial que les entró, Lan Zhan colapsó apoyándose como pudo en un tronco. Cerró sus ojos, sintiendo que no tenía la fuerza para abrirlos otra vez. A pesar de entrenar mucho con su hermano y su tío aún no había llegado a un nivel aceptable de cultivación y su cuerpo se desplomó a un costado, el frio comenzó a entumecerle el cuerpo y sentía como poco a poco sus ojos no podían abrirse.

Poco antes de perder la conciencia, sintió algo suave y tibio a su lado y justo al desmayarse lo único que pudo ver fue una silueta de negro.

Al día siguiente el niño se levantó y por las huellas en la nieve alrededor, podía ver que hubo alguien ahí con él, además, su túnica estaba cubierta de pelo como de algún animal de color negro, ¿habrá sido eso lo que le salvó del frío? Mientras buscaba las respuestas en su cabeza e intentaba ubicarse para volver a casa, el pequeño Lan encontró una cinta roja en el suelo, no muy lejos de donde se había quedado dormido. La tomó en sus manos y pensó que era algo valioso porque le salvó la vida. Al fin, uno de los cultivadores de su secta lo encontró y llevó de regreso y, a pesar de la felicidad de su tío de que el niño volviera, recibió su castigo por huir luego del toque de queda.

Muchos años después comprendió que su madre había muerto y no había forma de alcanzarla, ya que lo más seguro es que su alma ya estuviera en el ciclo de la reencarnación.

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Lan Zhan creció para convertirse en un joven cultivador de 15 años hecho y derecho, lleno de virtudes, el mejor cultivador de su edad del clan e incluso un poco mejor que otros de edad más avanzaba, el orgullo de su tío y de todos los ancianos del consejo.

Era tan bueno que incluso ya lideraba junto a su hermano pequeños grupos de cultivadores para ir a caserías nocturnas de espíritus de bajo nivel. La noche de hoy tendrían una misión más con su hermano, estaba guardado todas las cosas que necesitaba en su bolsa qiankun mientras pensaba con nerviosismo qué podría hacer, la noche anterior su hermano le compartió que algunos de sus compañeros pensaban que era engreído porque no hablaba y no dejaba que nadie lo tocara y le dijo que debía mejorar poco a poco para que en el futuro pudiera liderar un grupo. Para ello la comunicación es clave. Como siempre que estaba nervioso, tomaba la cinta roja que había encontrado esa vez y que siempre tenía atada a su muñeca y la frotaba, no sabía por qué aquello le ayudaba a calmarse.

A la hora acordada todos los cultivadores se reunieron en la puerta principal para ir a la cacería. Era un caso simple de algunas apariciones que estaban devastando cultivos y ahuyentando a los granjeros.

Lan Wangji observaba cómo su hermano manejaba estas situaciones, cómo al llegar hablaba con una sonrisa al jefe del pueblo y le daban la información necesaria, cómo les pedía la opinión a los cultivadores más experimentados de cómo proceder y luego dar órdenes que todos cumplían sin chistar. Se preguntaba si alguna vez él podría hacerlo la mitad de bien, no tenía confianza en que podría lograrlo solo.

Llegaron al punto acordado y comenzaron a seguir las instrucciones que Zewu-jun les dio, mientras unos cultivadores hacían una matriz de sellos otros con sus instrumentos purificaban la energía resentida de estas apariciones. Todo iba según el plan hasta que escucharon algunos gruñidos. De la nada, cadáveres feroces comenzaron a llegar a la zona y aunque al principio los tomó desprevenidos, ya que no les habían hablado de ellos, lograron hacerse cargo de la gran mayoría. Algunos escaparon a un bosque cercano y Lan Wangji fue tras ellos para terminar su trabajo.

La cueva del zorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora