Capítulo 26: anhelo

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Luego de eso, Wangji se recluyó en su Jingshi. El dolor y el arrepentimiento eran parte de su día a día. Cada noche se acostaba en su cama con el pequeño abanico —regalo del zorro—, que milagrosamente había sobrevivido los ataques de los Wen. En su mente no quería pensar que el zorro estaba muerto, así que empezó a componerle una canción.

A-Yuan solía visitarlo acompañado de Xichen. Esos eran los mejores momentos para Wangji. Se sentía distraído de todo, este niño era lo único que tenía de él. Además, era bien portado y muy inteligente. Lastimosamente, por la fiebre y su corta edad, olvidó al ser que lo cuidó y jugó con él todo este tiempo. Aunque quizás esa fue una gran bendición para el pequeño, que también había perdido a todo el resto de su familia.

Y así pasaron los meses. Al principio estaba muy quieto recuperándose de las heridas de la espalda, no quiso curarlas con su núcleo, sentía que así compartía el dolor de su zorro. Se pasaba las tardes tocando la canción que había hecho para él con la intención de que, si la escuchara, volviera. A-Yuan a veces le preguntaba por qué veía siempre por su ventana a los árboles y porque siempre tocaba esa canción hermosa con cara triste, pero Lan Zhan no sabía qué responder.

Estaba contento de estar en reclusión, seguramente, aunque no estuviera castigado, por culpa de su tristeza, él mismo se hubiera encerrado. Los días y noches pasaban, pero todo para él se hacía largo y confuso. ¿Acaso había pasado una eternidad o eran sólo unas horas desde que volvió de Yilling?

Extrañaba la sonrisa juguetona del zorro o cuando le daba regalos pequeños a mano, extrañaba el calor de ser apretado por esa cola al dormir; esa cola que fue quemada por el fuego de la desgracia, de la codicia, del dolor. Se lamentaba que jamás pudieron definir el tipo de relación que tenían y extrañaba la cueva que se había vuelto su refugio y lugar seguro.

Le pidió a su hermano alimentar a los conejos y cuidar de la cueva hasta que pudiera estar de nuevo en pie. Lan Xichen se sorprendió de que sí hubiera conejos allí pues pensó que era sólo una excusa para visitar al otro. A veces llevaba al niño, que le encantaba verlos.

Para los demás cultivadores del clan era muy difícil, a pesar de que en sus reglas estaba no hablar a espaldas de otro, murmurar sobre el segundo jade. Lan Zhan parecía un ente, un hombre que perdió a su esposa prematuramente. La pena y el dolor que evocaba, se trasmitía a los demás. No se veía al Hanguang-jun que todos admiraban y aunque en su cara se veía esa expresión dura, quien más dolido estaba de ver a su sobrino así era Qiren.

—¿En qué me equivoqué? ¿Es un amor real o un engaño de ese monstruo?

—No lo sé tío, pero su dolor es real —le respondió Xichen, que siempre estaba ahí para intentar levantar los ánimos.

—Hace años ocurrió lo mismo con un amigo de Fenmiang. Él proclamaba que era un amor real y que los zorros no podían hechizar de amor a nadie, aun así, le dieron caza. Incluso sin monstruos en medio... —hizo una pequeña pausa porque las memorias le llegaron con dolor —, mi hermano se enamoró de una humana y murió del dolor de perderla y es que su más grande temor es que su sobrino tuviera el mismo destino de su padre.

El tiempo pasó aún más lento y las heridas ya estaban curadas, el tiempo de castigo había terminado y Wangji ya no debía estar en reclusión, pero él mismo se quedó en su pequeño lugar, sin querer salir a la luz, sólo recibiendo visitas de su niño y hermano.

-/-

Sólo después de un año llegó una carta de Huaisang para Lan Wangji en la que le decía que era de gran importancia que fuera a Dafan a investigar un caso difícil en la villa Mo. El Lan se había vuelto tan ermitaño que en verdad pensó en no ir. Pero de lo poco que recordaba a Huaisang, sabía que el otro tenía redes de investigación extrañas y fue él quien le dio la pista de ir a Yunmeng en la campaña para derrotar al Sol, su esperanza se elevó y decidió ir al lugar.



Y bueno es que amo a Huaisang planeando cosas.

Solo queda un capítulo más de esta historia, un par de extras y una precuela corta de la historia de camse Samrem y wei Changze..

Muchas gracias a Josita por su edición, a ustedes por sus votos y comentarios me alegran mucho la existencia

PD: el findepasado no hubo actualización porque fui a un evento de cosplay y fue los papushos de hua cheng y Jiang Cheng.

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La cueva del zorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora