Capítulo 22: Espía

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Como era de costumbre, Lan Zhan despertó a las cinco de la madrugada al día siguiente a pesar de haberse acostado tan tarde. Sonrió al sentir que el zorro se aferraba a él desde atrás, confirmando que no había sido un sueño. Acarició las manos que se enlazaban en su pecho y aunque se sentía inmensamente feliz, algo faltaba. Siempre que dormía con Wei Ying, este lo rodeaba con su cola.

Era una cosa insignificante puesto que el chico lo estaba abrazando, así que era muy tonto dudar de lo obvio, pero Lan Zhan no pudo evitar sobre pensar este hecho. "Es que... ¿Ya no siente lo mismo por mí?" Pensó. Acarició el cabello del otro, decidido a no hacer una tormenta de una lluvia y cuando se agachó para acomodar la sabana encima del zorro, lo que vio lo dejó helado.

La gran túnica gris que Wei Ying usaba de abrigo se había movido, dejando a la vista su cola. O lo que solía serlo. Estaba quemada y el poco pelo que había quedado se pegaba sobre una gran herida que estuvo infectada por mucho tiempo. Tenía también algunas mordidas o desgarros. La cola esponjosa ya no existía.

En la oscuridad de la cueva, Wangji observó la oreja partida, las manos callosas sin garras y la pobre cola... Una lagrima silenciosa rodó por su mejilla de jade. ¿Cuánto había sufrido su amado Wei Ying? ¿Era por esto que no volvió? El zorro dormía plácidamente, ajeno al sufrimiento del otro. Lan Zhan le besó la frente y salió de la cueva, decidido a dejarlo descansar, podrían hablar después.

Yiling estaba cubierto de niebla a esa hora, pero no era tan frio como Gusu. Estaba anormalmente callado, de esas cosas buenas de vivir lejos de la ciudad más cercana. Y también porque los habitantes de esta comuna no parecían poder levantarse luego de la vivida noche de copas. Pero el Lan se sorprendió a ver a la abuela y a Wen Qin entrando al comedor.

Las siguió, ambas estaban preparando los utensilios para el desayuno. Ya que no tenía mucho qué hacer, las ayudó. Luego de las ocho de la mañana, el resto comenzó a levantarse, bastante en buen estado a pesar de los litros de alcohol en sus venas. Unos fueron a los huertos y otros a cargar madera para las nuevas casas. Wangji se fue con estos últimos, tenía tanta fuerza y estaba tan bien nutrido, que el trabajo de tres personas lo podía hacer él solo.

Wen Qin, con material de carpintería en los brazos, lo miró impresionada. El rumor de la fuerza descomunal de los Lan era verdad. Ambos dejaron los artilugios con el tío cuarto y ya que Wen Ning había despertado como un cadáver feroz, podía hacer el resto del trabajo. La mujer le hizo al Lan una seña para hablar en privado.

—Hanguang-jun —le hizo una reverencia —, me disculpo por no presentarme bien, pero por las premuras del asunto no pude hacerlo, mi nombre es Wen Qing soy cultivadora médico. Mi familia pertenece a una rama de los Wen, nunca quisimos esta guerra, pero no teníamos la fuerza suficiente para revelarnos.

Lan Zhan devolvió la reverencia.

—Lan Wangji de Gusu Lan —no era muy bueno conversando, así que optó por presentarse también, sin saber qué contestar a lo que la mujer le decía.

—Wei Ying sólo habla de usted —empezó ella, notando la mirada del otro, así que siguió con lo que estaba pensando desde la noche —. Usted es alguien importante para él. Recuerdo la primera vez que lo ayudé cuando estaba cautivo. Repetía su nombre una y otra vez a pesar de estar inconsciente. Incluso bajo el maltrato de Wen Chao, él no paraba de hablar sobre volver a Gusu.

—Lo estuve buscando todo este tiempo... Wei Ying es muy preciado —jamás le había dicho sus más sinceros pensamientos a un desconocido, pero esta mujer había ayudado a su Wei Ying cuando lo necesitaba.

Wen Qing sonrió.

—Yo no estuve presente, pero sé que pasó momentos muy difíciles —continuó la doctora, haciéndose a la idea que el zorro se iba a molestar con ella por todo lo que iba a decirle a Lan —. Wen Chao lo arrojó a este lugar estando mal herido, estoy segura que casi el noventa por ciento de su cuerpo estaba lleno de heridas y por ello absorbió demasiada energía resentida. A veces pierde el control y no puede dormir en las noches... Yo le ayudo con medicina y acupuntura, pero ayer, con usted a su lado, él se durmió por su propia cuenta y todavía sigue allí. Es sorprendente, a esta hora estaría aquí y allá, haciendo de todo un poco.

La cueva del zorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora