Capítulo 12: haciendo abanicos

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Capítulo 12: haciendo abanicos

Ese fue otro día normal para él en El Receso de las nubes. Se levantó a las cinco de la mañana y se preparó para la clase de su tío, el año anterior no pudo asistir a estas ya que no tenía la edad suficiente. Su hermano le dijo que era su oportunidad para conseguir más amigos, jóvenes maestros y cultivadores que tuvieran su edad.

En el salón, el maestro estaba hablando de seres sobrenaturales, demonios y espíritus. Wangji siempre estaba concentrado a pesar de que los otros chicos a veces no pusieran atención.

En ese momento, Lan Qiren comenzó a hablar de los espíritus zorro, como había muchos en el pasado e incluso andaban en pequeñas manadas, aunque no era lo más común. Su atención se agudizo en el tema, él sabía que en los libros hablaban pestes de estas criaturas, pero él era amigo de uno desde el otoño y había notado que la mayoría de las cosas que estaban allí no eran ciertas.

—Son espíritus muy poderosos, se dice que la mayoría de espíritus de animales-humanos pueden utilizar energía resentida, pero no son racionales al pelear, sucumben a la locura y a sus instintos, atacando lo que se mueva —decía muy concentrado el Lan mayor.

Lan Zhan recordó el día que Wei Ying estaba cazando al conejo, sus ojos se veían realmente bestiales, de un color rojo profundo y tan fieros como los de un gato. Su amigo le había dicho que su instinto lo obligaba a cazar.

—Además de ello, engañan a las personas. Se hacen pasar por criaturas agradables para después atacar a su presa cuando tienen más confianza.

Esta vez, quien tuvo un pequeño escalofrío, fue Huaisang, que jamás imaginó que el zorro podría estar engañándolo... ¡Y él estuvo a solas con la criatura en un bosque alejado y además de ello, prometió enseñarle a dibujar en un abanico! Aunque si lo pensaba bien, una persona que se interesara así por el arte no era mala, ¿o sí?

—Es más, se dice que, de todas las criaturas, son seres muy lujuriosos. Engañan a sus víctimas para tomar la pureza de estos, dicen que así obtienen más poder.

Las orejas de Lan Zhan se pusieron rojas con ese comentario. Recordó esas veces en las que se ha visto envuelto por la cola de Wei Ying e incluso el primer día que se encontraron, aun sin conocerse, durmieron en la misma cama, ¡qué desvergonzado!

—Hace 15 años que no se ven más estas criaturas, la última registrada fue Cangse Samren. Ella era bastante astuta, huía de aquí para allá, nunca se encontraron sus madrigueras. Una vez en Yunmeng, conoció un cultivador, la mano derecha del actual líder de hecho y lo engatusó para que huyera con ella.

Jiang Cheng chasqueó la lengua porque sabe que su padre aún se culpa por no detenerlo.

—Estuvieron perdidos alrededor de cinco años y nadie supo nada de ellos hasta que un día, alguien se dio cuenta que él había sido descuartizado con unas garras. Poco después, una comisión de cultivadores de varias sectas la estuvieron buscando y fue la secta Wen quienes la lograron cazar. Desde ese entonces no se han visto más espíritus zorros. Pero no se confíen, si ven a una de estas criaturas, no la enfrenten solos —terminó el discurso, sobando su barba.

Escuchando esta parte de la historia, Lan Zhan sintió un estremecimiento. Rememoró la vez que Wei Ying le contó que no recordaba a su madre, pero sí los lagos y que ella lo había escondido para nunca volver, ya que fue atrapada por cultivadores. Se preguntaba si esta zorro era la misma mujer que dio a luz a su amigo. El pensamiento de Huaisang iba por el mismo tren, ambos compartieron una mirada lastimera. Esa tarde, los chicos tenían clases libres, pero él debía ir con su hermano a atender un asunto en un pueblo cercano, así que no podría visitar a Wei Ying.

Huaisang, fue al claro en que había citado a Wei Ying para pintar. El chico no esperó mucho cuando el zorro llegó. A pesar de que lo que les había contado el maestro en la mañana le había dado un poco de miedo, este se esfumó cuando vio a su amigo con una gran sonrisa, impaciente por preparar el regalo para el estoico Lan Wangji. Era una imagen difícil de creer, quizás sólo unos zorros malos les dieron mala fama a todos.

—Bien, entonces comencemos —le dijo Huaisang mientras sacaba de su manga algunos pinceles, tinta, papel, pero se le resbaló un libro que Wei Ying tomó con curiosidad.

—¿Qué es esto, hermano Nie? —preguntó mientras abría el libro, al mismo tiempo Huaisang se sobresaltó.

—¡No lo veas!

Pero fue muy tarde. El zorro lo abrió y en él no había más que dibujos de personas en posiciones muy comprometedoras, muy íntimas y muy sexuales. Las mejillas del zorro se colorearon un montón porque sí tenía un poco de conocimiento de qué era, pero nunca había tenido este material entre manos.

—¡Qué vergüenza que hayas visto esto! —se rio nervioso el artista. El zorro, intentando contener su vergüenza y dando su imagen de sabio, dijo:

—Cuando me oculto en los pueblos y veo a los humanos, sé que los hombres leen mucho este tipo de cosas ¿no? Le dicen libro erótico.

—No lo digas tan fuerte, me da algo de vergüenza... —pidió Huaisang, muy colorado también.

—Si te da vergüenza, ¿para qué lo tienes? —le molestó un poco el chico, aunque en verdad le daba curiosidad esta cosa en sus manos, el calor que sintió antes aún no se iba de su cuerpo.

—Pues... Tiene cosas muy interesantes, pero es un poco vergonzoso que otros vean... Ah... No sé, me parece muy artístico... y excitante —dijo esto por lo bajo y es que aún son adolescentes y a pesar de cultivar, ninguna de estas sectas cultivaba con la abstinencia sexual, así que sus traviesas hormonas a veces les jugaban malas pasadas.

Wei Ying se rio, dejando el libro de lado porque no tenían mucho tiempo y quería hacer bien las cosas, si se tardaba más del anochecer, podría ser descubierto por los que hicieran patrulla.

Crear la estructura del abanico no fue difícil para él que siempre hacía cacharros, pero la parte de la pintura fue realmente graciosa. Menos mal con la guía y poca paciencia de Huaisang lograron terminar el trabajo, no era tan hermoso como el de su maestro, pero era bastante aceptable.

—Hermano Nie, muchas gracias por tu ayuda. Si necesitas algo, ¡no dudes en pedírmelo luego!

Comenzaron a guardar todo, pero Wei Ying se topó de nuevo con el libro. Se quedó mirando con curiosidad su portada, como analizando algo. Huaisang al verlo le pareció gracioso.

—Hermano Wei, si sigues tan curioso, ¿por qué no te lo llevas y luego me lo traes? Pero no se lo muestres a Lan Wangji, él seguramente me castigará si se entera que tengo esa clase de material en mis manos.

Con las mejillas coloradas, el zorro aceptó y se llevó el libro.

Al llegar a su casa, dejó el abanico en algún espacio de la mesa que otra vez estaba llena de cosas con las que estaba trabajando. Alimentó a los conejos con un poco de col, el libro lo dejó en la cama y quería hacer otra cosa... pero el libro lo llamaba.

No sabía por qué le daba tanta curiosidad, al final no pudo luchar más con ello y se puso a leerlo, sus mejillas siempre sonrojadas mientras más hojas pasaba, hasta que llego a una hoja donde había una chica con su cabello atado en una coleta alta que estaba debajo de un hombre con un rostro serio que le recordó a Lan Zhan... ¡No, espera, él no puede pensar en eso!

Dejó el libro de lado y se metió entre sus sabanas, intentando no poner el rostro de Lan Zhan y el suyo propio en esa imagen, pero era difícil con la manta de sándalo a su lado. Le echó la culpa a Nie Huaisang porque ahora se sentía todo raro, su cuerpo caliente pero no sabía por qué. Dio un montón de vueltas en la cama y el único consuelo que se dio, fue quitar la manta para ya no sentir su aroma, pero aun así se sintió intranquilo.




Y bueno aquí hasta hoy. ¿cómo creen que se quitara el calor Wei Ying?

Nos vemos el próximo fin de semana. Al fin le entregará el regalo de cumpleaños.

Gracias a Josita por su beteo y a ustedes por sus votos y comentarios.

La cueva del zorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora