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Nada es para siempre, la vida en la tierra no es eterna... si te tienes que morir, mueres.

Las personas que deseas que sean eternas se van, y sufres por su ausencia, una parte de ti se va con ellos, sientes un vacío por dentro y piensas que nadie lo llenará, piensas que estas solo, pero no es así, siempre habrá alguien para ti que siempre estará hay junto a ti, tal es mi casó; no conozco a mis verdaderos padres, la mujer que se hizo cargó de mi desde bebé había muerto en un extraño accidente, no estaba completamente sola pero sentía un vacío por dentro, tenía a Gabe mi hermano mayor quien me protege, consiente y cuida como todo buen hermano mayor.

Hace cuatro años, cuando cumplí recien los 15, Gabe tomó la decisión de que era hora de "abandonar el nido y comenzar a volar", él consideraba que eso sería mejor para mi y para él, Danielle no quería que nos fuéramos pero era mejor así. Desde entonces no tengo una casa estable, cada tres o cuatro meses cambiando de casa, de ciudad e inclusive de estado.

En el funeral de Danielle, mi hermano y yo nos enteramos que ella nos había heredado un departamento en Nueva York, y que nos había dejado un poco de dinero mientras Gabe consiguiera trabajo allá. Jamás había ido a Nueva York, había estado en casi todo el país excepto allí.

Cuando nos enteramos del departamento que nos había dejado no lo pensamos ni un segundó mas, hicimos maletas y nos fuimos del hotel en el que estábamos pero antes Gabe pago lo que debía de renta al dueño con ayuda del dinero que nos había dejado Danielle.

Ahora solo me quedaba la esperanza de no cambiar de ciudad como siempre.

-¿En que piensas?- me preguntó Gabe que iba frente al volante de su mustang modelo 70 negro.

Yo me quite los auriculares de mis oídos ya que venía escuchando música.

Lo mire y le respondí:

-Sólo pensaba en como sería Nueva York... y si nos quedaríamos más tiempo esta vez...

Gabe suspiro agobiado y me dijo:

-Yo esperó lo mismo.

Yo le sonreí, me recarge en el respaldo m y puse mis pies sobre el tablero del auto.

-¿Cuantas veces te tengo que decir que no subas los pies ahí?- me reclamó Gabe.

-Ay por favor Gabe ni que fuera el fin del mundo.

-¿El fin del mundo? Por dios Liv, lo acabó de limpiar.

-Hace tres horas, se ensuciara de todas formas.

-De acuerdo, tu lo limpiaras.

-¿Y yo por qué?-dije a la defensiva.

-Tienes los pies sobre el tablero.

Lo mire con odio, pero seguí con los pies sobre el tablero.

Tome mi mochila que estaba en la parte de atrás y saque mi libreta de dibujó. Empecé a hojearla hasta llegar al último dibujó. Sonreí.

-Creí que ya lo habías olvidado.- dijo Gabe.

Lo mire y contesté:

-No puedo olvidarlo, desde que lo vi en el parque, en Washington, lo sueño siempre, no puedo, es imposible.

-Estás obsesionada.

-No lo estoy...- mire mi dibujó.

¿Como olvidar a ese hombre? Era imposible. Desde que lo vi en el parque en Washington no he podido dejar de pensar en él.

Cuando lo vi, yo estaba sentada en el césped recarda en un árbol dibujando el lugar, él pasó corriendo muy rápido que fue casi imposible ver su bello rostro. Yo seguí por donde él se fue para verlo de frente, quería conocerlo, quería saber como era posible que fuera tan veloz. Cuando llegue adonde él estaba, él se encontraba platicando con otro hombre afroamericano, yo me escondí detrás de un árbol para observarlo; era muy atractivo, sus ojos color azul grisáceo me seducieron al instante. Quería acercarme y decir "Hola" pero la pena y la vergüenza me ganaron, cuando me decidí llego un auto de lujo negro con una mujer pelirroja dentro, él se subió y supuse que esa mujer era su novia, no iba negar que era bonita, lo bastante como para sentirme avergonzada de mi.

Desde entonces decidí ir mas seguido a ese parque, pero para mi mala suerte, él no volvió, y para acabar pronto Gabe me había dicho que nos mudariamos de nuevo.

-Sabes deberías tratar de olvidarlo, él ni siquiera te vio, a lo mejor ya a de estar casado con su novia la pelirroja.

Lo mire con odio he hice que el auto se saliera del caminó y frenara involuntariamente con ayuda de mis poderes. Desde que tengo uso de razón los poseo, Gabe dice que soy una telequinetica, de esas que manipulan cosas y hasta personas a su gusto.

-¡Livian!- me grito enfadado Gabe.

-¡No vuelvas a decir eso!- le grite.

-Perdón ¿si? No vuelvas a utilizar tus poderes así y menos contra mi.

-Tu me provocaste.- le dije.

Gabe incorporó el mustang a la autopista, mire al frente y ahí estaba; la gran manzana, Nueva York.

Una nueva vida en una nueva ciudad y en un nuevo departamento que de una escala del uno al diez era imposible que se convirtiera en un hogar permanente...

Llegamos a la ciudad he inmediatamente Gabe buscó el hotel donde se suponía estaría nuestro nuevo departamento.

El tráfico, las personas de un lado a otro, todos con prisa, los edificios muy altos, todo tal y como me lo habían contado.

Llegamos al hotel y Gabe se encargó de lo demás. Yo empecé a mirar el lugar; elegante y casual.

-Liv, ya todo esta listó, así que vamos al departamento.- me dijo Gabe.

-De acuerdo.

Ambos nos dirigimos al elevador, Gabe pulsó uno de los botones ya una vez dentro.

"Heartbeat" (Capitán América/Steve Rogers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora